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CRISTOBAL D. PEÑATE

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Robagallinas y megaladrones

CRISTOBAL D. PEÑATE Ver comentarios 1 Viernes, 31 de Octubre de 2014 Tiempo de lectura:

Rajoy, un año después de lo de Bárcenas, pide perdón a su manera. Aguirre, dos años después de la Gürtel, pide perdón a la suya.

Rajoy, un año después de lo de Bárcenas, pide perdón a su manera. Aguirre, dos años después de la Gürtel, pide perdón a la suya. Soria, seis años después de los casos Faycán y Góndola (los alcaldes del PP en Telde y Mogán siguen imputados), se siente indignado, como los del 15-M, y poco le falta para afiliarse a Podemos.


  Mientras en Madrid han visto las orejas al lobo y han empezado a suspender de militancia a los imputados (a la fuerza ahorcan), en Canarias llevan muchos años mirando para el otro lado, desde antes del caso Salmón. ¿Qué se puede pedir a los alcaldes de un partido cuando su presidente acepta invitaciones de un empresario, interesado en ampliar sus camas turísticas, a la pesca del salmón en Noruega y a un concierto en Salzburgo? No parece nada edificante ni ejemplar este comportamiento.


  Los dirigentes populares aseguran estar indignados cuando en realidad están imputados. Indignados estamos nosotros. Raro me parece que los popes del pepé no hayan acusado ya a los jueces de ser sicarios de Pablo Iglesias porque están remando contra la corrupción institucional casi tanto como él.


  El mismo día que sabíamos de la última operación judicial contra la corrupción, en la que están implicados varios alcaldes del PP y uno del PSOE por una nadería de 250 millones de euros, en la Audiencia Provincial de Las Palmas juzgaban a tres meleguinos (menudos pringaos) por falsificar billetes por un montante de 3.000 euros, una cantidad que ganan muchos políticos por una reunión vespertina de un solo día en los consejos de administración de esas empresas estratégicas a las que conducen las puertas giratorias.


  Es lo que acaba de denunciar el jefe de los jueces, Carlos Lesmes, que no parece que sea un antisistema. Nuestra legislación penal, decimonónica, está hecha para perseguir a los robagallinas, no a los ladrones de guante blanco con dinero negro. El que roba para comer puede ir a la cárcel. El que lo hace a espuertas para su lucro millonario, con pedir perdón tiene si luego reza un padrenuestro y tres avemarías. Ya sabemos que a nuestro registrador de la propiedad en excedencia le gusta hacer las cosas como dios manda.

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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