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JOSÉ M. BALBUENA CASTELLANO

Regeneración

JOSÉ M. BALBUENA CASTELLANO Lunes, 29 de Septiembre de 2014 Tiempo de lectura:

Entiendo que regenerar la democracia no es solamente tocar el sistema de elecciones municipales

Entiendo que regenerar la democracia no es solamente tocar el sistema de elecciones municipales para que gobierne el partido más votado, como desea  el PP que se haga. Está bien que, en esas reformas, se cambien la ley electoral que es injusta a todas luces, pero existen otras cuestiones mucho más serias que es preciso abordar si queremos disfrutar de una democracia y de un auténtico  estado de derecho.

Nadie puede ignorar que nuestra joven democracia ha ido adquiriendo una serie de vicios y hábitos que hacen pensar al ciudadano normal y corriente que sólo es ideal para muchos de los que mediante votos han llegado al poder para constituir una casta diferente, plena de privilegios y carentes de crisis.

Regenerar  la democracia es  reformar, con consenso,  la Constitución allí donde haga falta por es donde se encuentran las verdaderas reglas de juego. No es un cambio a capricho de partido gobernante, aprovechando  que cuenta con una mayoría absoluta para actuar a su antojo.

Regeneración  sería realizar una criba en los que van a gobernar o a ocupar cargos de responsabilidad, de forma que sólo puedan acceder personas de probada honradez y afán de servicio, sin que se dejen tentar y no pueda decirse de ellos que “el poder corrompe”. No puede haber más impunidad. Tienen que juzgarse la irresponsabilidad de determinados políticos;  los delitos que cometan, sin dilaciones, y obligándoles, tanto a dimitir cuando haya alguna irregularidad, como a devolver el dinero cuando se trata de apoderamiento de caudales públicos o ganancias ilícitas.

Regeneración sería reformar la Justicia, para hacerla más rápida, más eficiente, más independiente y exigir que sea igual para todos, de manera que paguen los  que han vulnerado la ley, sea quien sea, sin que medie su rango, su influencia, su alcurnia, o su “pedigree”. Y, por supuesto, que haya una Justicia universal, sin que intervengan intereses económicos, estratégicos o ideológicos. Una Justicia sin amnistías, sin indultos (políticos),  sin aforamientos, sin privilegios.

Regeneración, para que se defina de una vez nuestra nación, sea con federalismo o no, sea como república o como monarquía. Para que podamos vivir como un país unido, a pesar de las evidentes diferencias, costumbre o lenguas existentes. Podríamos al menos comprobar cómo pueden vivir pacífica y prósperamente países que quizás tengan más diversidad que nosotros. Una nación que se sienta orgullosa y ejemplar en el panorama mundial, sin complejos y sambenitos. Esa sería la auténtica ”Marca España” de la que tanto hablan los actuales dirigentes políticos conservadores, que no se han percatado, por lo visto, que vivimos en un auténtico país chapuza, que no puede ser ejemplo de nadie.
 

Regeneración sería huir del clientelismo, del mercadeo, del poder de las financieras, del amiguismo “estratégico” y a veces servil,  como es el caso de España con Estados Unidos. Ellos nos quieren mezclar  siempre en los mismos fregados bélicos que su política genera. Por su fuera poco, tenemos que aguantarles  bases militares en España que constituyen un objetivo ideal,  en caso de confrontación.

Regeneración sería prestar más atención a todo lo que tenga que ver con la educación, con la cultura, con el progreso, con la investigación, con la autosuficiencia, con todo aquello que nos hagan más sensibles, más cultos, más racionales e igualitarios, dispuestos a superar nuestras deficiencia, nuestros complejos, nuestros miedos y a veces, costumbres  ancestrales, “tradicionales”  y vergonzosas que nos colocan entre los países de la cola en Europa.

Regeneración sí, pero ya,  que vaya de los pies a la cabeza y no solamente mirando al bolsillo, a una raquítica concepción ideológica, liberal, oligárquica y  elitista, represora de las clases trabajadoras, que han perdido muchos de sus derechos adquiridos, su estado de bienestar, a base de leyes regresivas o inhibición de la Justicia. Ahora mismo es triste comprobar que la pobreza se extiende por el país, que el desempleo no cesa, que muchos de nuestros jóvenes con carrera y cierta preparación tienen que emigrar para encontrar trabajo (si lo encuentran).

El paro juvenil es alarmante.

Regeneración para evitar que haya economía sumergida, evasión de capitales al extranjero, blanqueo de dinero, o que puedan seguir operando en este país peligrosas mafias dedicadas a la extorsión, a la trata de blancas, al tráfico de drogas, al tráfico de seres humanos.

Todas estas carencias  se han producido en el transcurso de una democracia permisiva y sin control que ha ido degenerando, de mal en peor, y que puede dar justificación para  que algún  mesías, un iluminado o grupos de ellos,  intenten “salvarnos” de este auténtico caos. Sería introducirnos de nuevo en un auténtico agujero donde e imperen el autoritarismo, la arbitrariedad, la intolerancia, la falta de libertades, el sectarismo o se conculquen  de verdad los derechos humanos.

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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