El milagro de Don Mariano-Jacobo

No cabe duda de que el presidente del gobierno de España es una persona que se encuentra casi siempre más allá, en  otro mundo, que en su propio país. Hasta sus encuentros con la prensa  española son en general plasmáticos, etéreos, como si se tratara de un espíritu, a veces burlón. Esto último lo  digo porque, después, da risa lo que promete, o hace enfadar a quienes defrauda con sus incumplimientos, sus impuestos, leyes retrógradas  o recortes al canto. Parece que su propio nombre, relacionado con la Virgen María, le proporciona  una serie de atributos que le inclinan a obtener  objetivos trascendentales.

Estimo, y eso lo piensan muchas personas, que es todo un milagro conseguir que la  señora Angela Merkel, reina del imperio económico alemán, haya llegado hasta la imagen del apóstol Santiago para darle un abrazo (previo mini-peregrinaje jacobeo). Por lo tanto, de ahora en adelante, Mariano debería cambiar su nombre por el de Jacobo, que en hebreo significa “sostenido  por el talón”. Lo malo es que el talón del bueno  Mariano-Jacobo está ahora mismo a punto de que le suceda lo que al famoso Aquiles. O no, porque esta nación y su gente son imprevisibles.

Angela, otro nombre relacionado con el Cielo, (aunque aseguran que los ángeles no tienen sexo,) es una protestante y la mayoría de sus derivaciones y sectas  son más dados a la Latría, o sea el culto a Dios, que a la Dulía, o veneración de los santos y sus imágenes, practicada por la Iglesia Católica.

Los protestantes se basan, para justificar su rechazo en lo que dice el capítulo 20 del Éxodo:  “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba, ni abajo en la tierra. No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”.

Die Eisen Frau, que es luterana, con tal de tener un amigo en el Sur que apoye las decisiones socio-económicas suyas y las de Bruselas, o viceversa, es capaz de cualquier cosa y una de ellas ha sido la de saltarse a la torera lo que el luteranismo dice sobre las imágenes. Porque, en realidad, a buena parte de los políticos mundiales les interesa más adorar otras cosas:  el dinero, a las financieras, a las multinacionales con más contenido materialista que espiritual. Además, deseamos que la cancillera continúe disfrutando de sus vacaciones en la isla de la Gomera, porque eso viste mucho. ¿Por qué no?

Marino Rajoy quiere que Santiago le proporcione autoridad en Bruselas, introducir algunas de sus fichas humanas en puestos de responsabilidad y que se oiga allí su proyecto de “regeneración” de la política en España, que empezará por cambiar, a su favor, el sistema de elección de alcaldes, aunque no se define claramente, muy típico en él,  sobre la necesidad de acabar con tanta corrupción  de muchos políticos y con sus privilegios, con la financiación ilegal, con el desvío fraudulento de plata a paraísos fiscales, con meter la mano, sin permiso, en la bolsa pública,  con la impunidad, o en terminar con su falta de responsabilidad cuando cometen algún desaguisado... O de que haya una Justicia más rápida, equitativa, fiable  al cien por cien y eficaz. O que, de una vez por todas, se acaben los privilegios que personas importantes ( e incluso,  mafiosas)  los indultos, las amnistías y que  no haya, a estas alturas, aforados, ni siquiera el rey. Sólo que algunos lo han entendido mal y lo convierten en Paraiso de los Aforrados (que se entiende, pero no sé si existe ese término en español)

Conseguir eso, don Mariano-Jacobo, sí que sería un verdadero milagro. Y sí que mejoraría la “marca España”, tan desacreditada... por razones obvias.