Mataos los unos a los otros

“Dolor, horror, estupefacción” causó  la bárbara muerte de Jim Foley, un periodista yanqui, al que ejecutaron los fanáticos yihadistas  que, como todos los de su ralea, quieren imponer el Islam o preservar su pureza utilizando la fuerza  y  el terror. Para más inri, el mismo primer ministro Cameron, ha dicho que el autor del asesinato que aparece en el video difundido, puede ser un “ciudadano británico”. God saves the Queen...!

La lamentable noticia, por el hecho de que la víctima es un ciudadano norteamericano, ha desatado la indignación del gobierno de Estados Unidos y su ciudadanía, a la que se une la prensa y el corifeo de los países occidentales que les apoyan. Una reacción que contrasta con la escasa relevancia que le dieron en USA al hecho de que su país protegido, o sea Israel,  cometiera el genocidio (que aún continúa)  que se ha cometido contra mujeres y niños de la franja de Gaza. Barak Omaba ha prometido que se hará Justicia y, como consecuencia de ello, ampliará su frente de guerra en Irak, caiga quien caiga. Es lo que ocurre cuando se sienten ultrajados, humillados, vilipendiados, o les cortan su afán de expoliar las riquezas de otras naciones..Me parece bien que se aplique esa Justicia a aquellos que vulneren los derechos humanos en cualquier parte del mundo, incluyendo el país de las barras y estrellas.

No olviden que allí no todo es oro lo que reluce y que ahora mismo se han producido revueltas relacionadas con el racismo y la discriminación que aún hoy perdura en Estados Unidos. La auténtica integración multirracial es una asignatura pendiente todavía en aquella  sociedad. No es lo mismo la teoría que la práctica. No olviden tampoco que esa nación envía a todos los lugares donde tienen intereses a sus personajes   sin escrúpulos de la CIA o de los servicios de espionaje, si peligra la sacrosanta “seguridad nacional”.

En Oriente Medio  y en sus alrededores existen diversos intereses norteamericanos, principalmente estratégicos y petroleros. Por lo tanto, están allí para defenderlos. La excusa del terrorismo convence a cualquiera de que lo que realizan en esas zonas está más que justificado y, al mismo tiempo, convencen a sus socios para que les apoyen. Consecuentemente, tenemos ahí la vergonzosa alineación de naciones que fabrican armas, esperando como buitres para venderlas, como hacen cada vez que se origina un conflicto bélico...

Como vemos, se pone en marcha la consigna: “mataos los unos a los otros”, en vez de aplicar el edificante lema: “amaos los unos a los otros”. Es una confirmación, una vez más, de la maligna condición humana de algunos “seres racionales” que sacan provecho de los ríos revueltos, que solamente traen muertes, más ruina, más odios. Una prueba más de que la evolución del hombre-nujer ha sido muy escasa desde la prehistoria hasta nuestros días. Cierto que ha habido muchos inventos que nos hacen la vida más placentera, pero en esto de matarnos, seguimos tan brutos como los cavernícolas. Lo único que cambia es que ahora lo hacemos de forma más rápida y casi sin sufrir.

Ciertamente hay que extirpar el cáncer del yihadismo, fanático, pero también el autoritarismo excluyente y violento y todo aquello que conculque las libertades individuales, que vulnere los derechos humanos y universales, se encuentre donde se encuentre. No sé si existen fórmulas pacíficas para solucionar esos problemas. No sé si el diálogo, la palabra, serán suficiente para convencer de sus errores. A lo mejor se consEguiría  si hubiese en la palestra más” hombres de paz”, que “hombres de guerra”...