Sálvame: Tertulianos gaseosos y pedigüeños
Y es que para empezar a hablar, lo menos que puede llevarse una de estas tertulianas por cuatro horas de curro diario se dispara a los 600 euros e incluso puede llegar a los 1.000
Menudo enfado tienen montado los tertulianos de Sálvame por mor de que la
productora, La Fábrica de la Tele, les quiere hacer una rebaja salarial en
torno al 10% y rápidamente las Belén Esteban, Lydia Lozano, Chelo
García-Cortes y compañía se han encendido como un fósforo y no están por la
labor de que se les toque un solo euro de la pasta que ganan. Hasta cierto
punto se puede entender el empute que uno puede tener cuando se le tocan
los derechos adquiridos y no sienta nada bien ver que te rebajen los
emolumentos, máxime porque sigues currando exactamente lo mismo.
La queja de la plebe tertulianera se debe a que no entienden esta nueva
bajada salarial porque, al mismo tiempo, el programa en cuestión, Sálvame,
está haciendo excelentes números de audiencia y consideran que ya que no se
retocan sus ganancias al alza, al menos debieran de mantenerse intactas.
Sólo les faltaría rematar con un ‘porque nosotras lo valemos’. Sin embargo,
su discurso puede empezar a hacer aguas en cuanto se detalle lo que estas
‘personalidades’ se embolsan…¡por programa!
Y es que para empezar a hablar, lo menos que puede llevarse una de estas
tertulianas por cuatro horas de curro diario se dispara a los 600 euros e
incluso puede llegar a los 1.000. Hagan cuentas, pero al mes hablamos de
una media de 12.000 a 20.000 euros y al año entre los 120.000 y 200.000
euros. Sí, de acuerdo, Haciendo se les queda casi la mitad, pero no deja de
ser un pastón y además sin contar lo que pueden pellizcar en un ‘Deluxe’,
donde si se pasa por el polígrafo se puede ganar un extra cifrado entre los
10.000 y los 30.000 euros.
Con esas cantidades, sinceramente, cualquiera firmaría un 10% de bajada
salarial, máxime cuando estamos hablando de unas personas que, Dios me
perdone, no aportan absolutamente nada, salvo hablar de sus miserias y
creerse la última Coca Cola en el desierto. Desde luego, todas estas
señoras son de la clase gaseosa, parece que tienen mucho que decir y en
cuanto las destapas se les va toda la fuerza por la boca.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.








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