Unos ladran, otros cabalgan

Los dirigentes de los partidos convencionales parecen unos mentecatos. Se acaban de enterar este domingo que la gente está harta. Han ninguneado el cabreo y la indignación de sus conciudadanos durante los últimos años y solo ahora, tras las elecciones, se han dado cuenta de que hay otra forma de hacer política. Llegó la catarsis.

  Al menos los socialistas han tenido los arrestos de reconocer sus errores y el fracaso estrepitoso. En sus filas se ha producido autocrítica, aunque tardía, y ya están dispuestos a renovarse por enésima vez.

   Su cabeza de lista no tuvo ningún problema en reconocer la misma noche electoral el fracaso de su candidatura. Al día siguiente, su líder máximo anunció que se iba para dejar paso a otros después de reconocer también el fracaso estrepitoso. Como hizo Juan Fernando López Aguilar. Porque muchos de sus potenciales votantes lo hicieron a Izquierda Unida y Podemos.

  Más patética es la actitud del PP, que a pesar del batacazo electoral hace como si la cosa no fuera con él. La autocomplacencia popular es de traca. Rajoy ha contagiado a su gente de sus desesperantes pachorra e indolencia.

  Cañete, Cospedal y él siguen empeñados en que nos creamos que están satisfechos de los resultados. Dicen que han sido los primeros, y es verdad, peno callan que han perdido más de dos millones y medios de votos, como los socialistas, y que han dilapidado ocho parlamentarios, la tercera parte de los que tenían en su última cosecha.
  La comparecencia del cabeza de lista y de la secretaria general fue absolutamente patética. En vez de hacer autocrítica a sus malos resultados, como hicieron los socialistas, se enrocaron en argumentos pueriles. Lo mismo hicieron sus dirigentes en Canarias, que parecieron estar encantados de haberse conocido. 
 
  Definitivamente estamos gobernados alternativamente por inconscientes que cuando pisan la moqueta y viajan en coche oficial se creen poseídos de cualidades sobrenaturales que les hacen levitar y vernos como hormiguitas que ni sienten ni padecen.

  Tras el exitoso resultado de Podemos en las elecciones europeas, a los medios más reaccionarios solo se les ha ocurrido tildarlos de antisistema y de izquierda radical. Les parece que plantear propuestas de sentido común, muchas de ellas herederas del espíritu del 15-M que algunos creían desaparecido, es antisistema. Si Podemos fuera antisistema no se habrían presentado a las elecciones. Su éxito se ha agrandado al lograr un millón y cuarto de votos sin apenas dinero, como el Éibar, que ha suplido su paupérrimo presupuesto con la lucha en el campo.

  Cuando a la derecha solo se le ocurre llamar friki y antisistema a la revelación de las elecciones es señal inequívoca de que está nerviosa y de que los de Podemos, además de poder, van por el buen camino. Ladran, luego cabalgan.