El meritorio papel de las ONG
Nunca llegué a pesar que en España se llegara a una situación de pobreza y carencias muy parecidas a las que tuvimos después de la guerra “incivil” española.
En una situación de crisis como la que padecemos en España, las organizaciones no gubernamentales están realizando un papel muy importante, especialmente con las clases menos favorecidas. En ese ambiente se mueve eficazmente la Cruz Roja, Cáritas, el Banco de Alimentos e, incluso, otros entidades y organismos que hasta hace bien poco se dedicaban exclusivamente a ayudar en el llamado tercer mundo en materias relacionadas con la sanidad, la educación, el desarrollo agrícola y ganaderos, formación, etc.
Nunca llegué a pesar que en España se llegara a una situación de pobreza y carencias muy parecidas a las que tuvimos después de la guerra “incivil” española. Ya sé que existe desigualdad en este país, que unos ganan mucho dinero, bien sea en sus negocios, que les van muy bien; otros que se dedican a la política, convirtiéndose en una clase privilegiada que aunque, en ocasiones, son los que crean los problemas, a ellos no les atañe o les causa escasa mella. También están los que conservan un puesto de trabajo bien remunerado, a veces demasiado, o los funcionarios que, mucho o poco, tienen la garantía de cobrar a fin de mes. Sabemos que, por el contrario, tenemos otros compatriotas que aunque disponen de un trabajo fijo, han sufrido rebajas de sueldos, pero les han subido las horas de trabajo, que, en determinados casos, se convierte en una auténtica explotación. Por otro lado, miles de personas sufren el mal del trabajo precario y temporal, con sueldos de miseria, que apenas les da para mantener a su familia, o que viven de subsidios o pensiones de miseria. Y ya, por último, abundan las personas asomándose al umbral de la pobreza, o metidos de lleno en ella, sin recursos económicos para sobrevivir y, a veces, sin un hogar donde refugiarse.
Ahí es cuando entran ya en juego todas esas organizaciones dispuestas a paliar las carencias que no pueden asumir ni el estado, ni las autonomías, ni los ayuntamientos porque a todos les ha dado por conjugar el verbo recortar, incluso en aquellas cosas que son imprescindibles para la supervivencia de los más necesitados.
Además de las ONG citadas, es loable la actitud de determinadas asociaciones de vecinos que se unen y esfuerzan para que sus convecinos más necesitados no pasen hambre o puedan vestirse, o para luchar también contra la drogadicción que ya sabemos los estragos que produce, especialmente en gente joven que está empezando a vivir y en edad de formarse para el futuro. Siempre es reconfortante saber que una parte de sociedad es solidaria y se ocupa de atender lo más perentorio de quienes necesitan ayuda. Sociedades de ocio y recreativas de esta y otras islas se han apuntado también a esta tarea realizando campañas, recogidas de alimentos, ocupándose, en suma, de los más desamparados. No miremos hacia otro lado cuando alguien se acerca para pedirnos ayuda en ese sentido.
En fin, antes comentaba que muchas ONGs trabajan en África, Asia y América, desarrollando una serie de tareas que tendrían que asumir los estados y políticos de esas naciones, pero que por muchas circunstancias, como mala organización, corrupción, dictaduras, guerras civiles o tribales, etc. Aunque las circunstancias nuestras no son tan duras como las de la mayoría de esos países, donde la hambruna, la desorganización, las sequías, los conflictos, los genocidios, o la desatención a los niños son más patentes, nosotros también estamos conociendo en vivo y en directo lo que es el tercermundismo. Esperemos que no vaya a más y pueda vislumbrarse un mejor futuro para este país que parece ser uno donde más ha impactado la crisis económica en Europa, que ha derivado en desempleo, falta de prestaciones sociales, empeoramiento de servicios fundamentales, desahucios, etc.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.








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