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JUAN ANTONIO ALONSO VELARDE

Presión al botellón

JUAN ANTONIO ALONSO VELARDE Ver comentarios 1 Lunes, 21 de Abril de 2014 Tiempo de lectura:

Que paguen por saltarse las normas a la torera

Reza el viejo adagio que las leyes están para ser cumplidas y, desde luego,
suscribo punto por punto ese aserto. Si hay una ley municipal en Madrid que
prohíbe el botellón, beber en la calle y que además haya una sanción
ejemplar para los padres de los menores que están ahítos de alcohol en
plena vía pública, así sea un solar o un parque, pues, ¿qué quieren que les
diga? Que paguen por saltarse las normas a la torera. Hasta ahí creo que no
hay nada que objetar.

Sin embargo, luego hay cuestiones que, por encima de lo que marca la ley,
no son tolerables en modo alguno y que provocan que determinados agentes se
conviertan en una suerte de policía secreta que se dedica a pasear por los
parques de nuestra ciudad sorprendiendo a jóvenes de 16-17 años que están
pasando la tarde de un sábado bebiendo en el césped y, de repente, verse
rodeado por dos policías de paisano que, en plan Gestapo, empiezan a
inquirir a ese grupo de adolescentes que de quién es esa botella.
Obviamente, como nadie responde, la respuesta es pedir los datos de los
domicilios de las diez personas y que llegue una ‘bonita’ notificación de
500 euros a cada uno de los domicilios.

Uno, que es neófito en cuestiones legales, sí que tiene los mínimos
conocimientos de sentido común y entiende que no se puede multiplicar por
diez lo que sólo es un delito. Si la multa por beber en la calle es de 500
euros, no es de recibo que conviertan la sanción en una decena de
sanciones. Es como, con perdón, si se ha matado a una persona, que de
repente la pena de cárcel sea como si se hubiese asesinado a diez. Ni sería
justo ni proporcional. Es más, a riesgo de quedar como un demagogo, vemos
que se ‘protege’ más a criminales como Carcaño o ‘El Rafita’, auténticos
delincuentes que han acabado con la vida de dos chicas y ahí están, como si
nada hubiese pasado.

Me parece bien, repito, que se cumplan y se hagan cumplir las leyes, pero
no se puede ir detrás de unos jóvenes yendo como policías de paisano y
luego permitir que un mocoso engañe una y otra vez a los agentes sobre el
sitio en el que ha enterrado a Marta del Castillo. Hay algo que falla en
nuestro sistema y habría que hacérselo mirar.

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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