Mohamed VI se posiciona en África Negra

El rey de Marruecos, Mohamed VI realizó un viaje de 24 días por varios países africano: Malí, Costa de Marfil, Guinea-Conakry y Gabón, con el fin de posicionarse en el aspecto económico y también en el religioso. Estos dos fueron los principales objetivos de estas visitas, o sea, fortalecer la cooperación y el asociacionismo estratégico y presencia marroquí en las mencionadas naciones.

Según informaba la revista Mundo Negro, que está muy bien documentada en temas de África, el rey indicó que “antes de la diplomacia prima más la dimensión económica”. Y, realmente, esto es lo más importante en el vecino continente si se desea que el desarrollo llega por igual a todos sus habitantes.

El monarca no desaprovechó el tiempo y donó 10.000 ejemplares del Corán. No hay que olvidar que es también un jefe espiritual del Islam. Es como si el papa Francisco I realizara un periplo por esas latitudes y le diese por regalar 10.000, 50.000, o 100.000 ejemplares de la Biblia o de los Santos Evangelios.

Las inversiones del país magrebí tratan tal vez de desbancar a las que suelen realizar en esa zona los franceses y otras naciones europeas o en vías de desarrollo de cualquier otra parte del mundo. Puede hacerlo, tanto por afinidad religiosa, ya que el cristianismo y todo lo que huela a occidental se encuentra en retroceso, como por “hermandad panafricana”.

Detrás de toda esta operación, según las fuentes aludidas, se encuentra el llamado Banco Islámico de Desarrollo, cuyo presidente se llama Mohamed Ali, aunque no es, precisamente, el antiguo boxeador norteamericano Casius Clay, que, como saben, se convirtió al islamismo. Esta es la religión “de moda” en Africa y avanza en casi todos los frentes, apoyada tanto por los ricos países petroleros de Oriente Medio, como por Marruecos ahora. Todo ello, a pesar de que los árabes, en combinación con reyezuelos y jefes de tribu africanos han utilizado durante siglos a los negros como esclavos, de la misma forma que lo hicieron  los Estados Unidos o Iberoamérica.

En su vista a Malí, Mohamed VI firmó diecisiete acuerdos y, además, 3.000 millones de euros para su reconstrucción por parte de la comunidad internacional. Pero, al mismo tiempo, exige que no se apoye la autodeterminación del pueblo saharaui. Como vemos estos nómadas están condenados a no poseer patria, de la misma forma que se ha hecho con los tuaregs.

En Costa de Marfil se realizaron veinte acuerdos bilaterales, con un montante de 110 millones de dólares, en pesca, salud, minas, educación e industria alimentaria. También se firmaron acuerdos con la compañía aérea Royal Air Maroc (propiedad real, claro) y con los guías sufies Tijaniya, para ayudar a islamizar el país, ofreciendo descuentos en las tarifas para viajar entre Abiyan y Fez.

En Guinea-Conakry se produjeron veintiún acuerdos y donó abonos y complementos alimenticios para animales, 2.159 toneladas de fertilizantes y alimentos para aves de corral y ganado bovino. Todo ellos con vistas a la potenciación de la riqueza agrícola y posibilidad de mejora de las condiciones de vida, previsión de evasión fiscal en materia de impuestos sobre la renta y otros sobre transporte, pesca y logística. En Gabón hubo veinticuatro acuerdos, convenios gubernamentales y otros relativos  a operaciones de los sectores privados.

Está claro que el rey Mohamed VI no se encuentra estático y mueve sus  influencias en África. Otro ejemplo es la reanudación de vuelos que permitan la reunión de familias residentes en Tinduf y los que viven en el Sahara, con fines políticos y para acallar tanto las conciencias de la ONU y Occidente, como la de los propios saharauis que residen en lo que Marruecos considera una parte de su territorio. Desde 2.004 se han desplazado unas 20.000 personas. No olvidemos que España, con su pésima descolonización, ha sido en parte culpable de la situación en que se encuentran los que llevaban carné de identidad español, como nosotros.