Los pilares del nuevo empleo (2)
El Turismo es el único motor económico de relevancia en Canarias
Después de exponer en la primera parte del post la ineficacia de los ámbitos exclusivos en los que el Ejecutivo canario está apoyando su política de creación de empleo (rehabilitación, diversificación y empleo subvencionado), a continuación trato tres pilares de la creación de nuevo empleo real en Canarias con el Turismo, único sector con potencial de creación masiva de actividad laboral, como eje central. Advierto de antemano que los datos que se exponen a continuación pueden resultar crudos, pero son resultados de un cálculo objetivo e independiente, por lo que pueden chocar frontalmente contra otros análisis o mensajes con acentuado optimismo populista con los que nos encontramos con excesiva frecuencia. (1) Desbloqueo de la actividad económica
El Turismo es el único motor económico de relevancia en Canarias, habiendo generado cerca del 90% de los empleos totales, sea de forma directa, indirecta o derivada. En el 2013 hemos podido constatar que una mayor ocupación de las capacidades turísticas existentes (con las ocupaciones a pleno rendimiento) no aumenta de manera significativa la creación de trabajo, ni tan siquiera es suficiente para saldar la destrucción de empleo paralela de otros sectores. Paradójicamente, las posibilidades de expansión del sector turístico llevan más de una década bloqueadas en sus dos ámbitos principales: el alojativo (a través de las moratorias) y el del ocio complementario (a través de un sin fin de trabas burocráticas que desaniman a los inversores en este ámbito).
Además, en lo que al sector alojativo se refiere, la moratoria canaria es posiblemente la única a nivel mundial que ha prohibido a un destino maduro no sólo la construcción de nuevas camas, sino también la reposición de las camas que son expulsadas por el mercado, es decir, dadas de baja por no tener demanda, lo cual explica la gradual disminución de la capacidad alojativa de Gran Canaria en su oferta turística (recordemos que incluso la moratoria mallorquina permite la reposición de las plazas salientes). Únicamente el nuevo crecimiento alojativo, para lo cual actualmente hay demanda, puede generar de forma relevante nuevos puestos de trabajo reales. De ahí que sea necesaria la abolición urgente de la prohibición de las nuevas construcciones (sin ningún tipo de restricción por categorías). De esta constatación se derivan por fuerza las siguientes preguntas lógicas:
- En este supuesto, ¿se edificaría hasta "las faldas del Roque Nublo"? No, el suelo turístico para nuevas construcciones ya está delimitado y la imagen de "depredación salvaje" que transmite el Ejecutivo canario está infundada; la expansión no afectaría al suelo protegido ni al rústico no urbanizable (ambos suponen el 86,54% del territorio canario, según informe CATPE).
-¿Cuántas camas supondría el desbloqueo del crecimiento alojativo? Actualmente hay en Canarias unas 100.000 camas clasificadas en los planes parciales con suelo de uso turístico y bloqueadas por el Ejecutivo. De ellas, 35.087 corresponden a Gran Canaria (ver "Los planes de los Cabildos prevén más de 100.000 nuevas camas", en La Provincia, 19.03.12). Suponiendo que la moratoria se liberalizase, en la próxima década se ejecutarían en Canarias, como mucho, un 50-60% de ellas, es decir, unas 50-60.000 nuevas camas, a lo máximo unas 70.000 camas.
-¿Cuántos empleos supondrían el supuesto de 70.000 nuevas camas turísticas? Supongamos la ejecución máxima de nuevas camas en Canarias durante la próxima década en 70.000 plazas y veamos un ratio multiplicador realista que aproxime los empleos directos, indirectos y derivados para la construcción, de forma temporal, y para el turismo, de forma más estable:
En el caso de hostelería y turismo, para los empleos directos partiríamos del ratio de plantilla habitual en Canarias para hoteles de 4-5 estrellas, que va de 0,4 empleados/habitación (hoteles > 1.000 habitaciones) hasta 1,0 empleados por habitación (hoteles gran lujo < 150 habitaciones), escogiendo como representativo para nuevos hoteles el ratio medio de 0,6 empleados por habitación (hoteles de 4-5 estrellas de tamaño mediano; p.ej.: 180 trabajadores para un hotel de 300 habitaciones), lo cual supondría 0,3 empleados por cama (empleos directos en hostelería). A este ratio directo le añadiríamos un 50% (=0,15) como aproximador de los empleos directos en el sector turístico (p.ej. guías, transportes turísticos, comercios turísticos, etc.), obtendríamos un ratio de empleo directo de 0,45 empleos/cama.
Para los empleos indirectos (proveedores, etc.) podríamos utilizar el mismo aproximador anterior (0,15) y en lo referente a los efectos derivados (nuevos servicios poblacionales como sanidad, escuelas, etc.) los tendríamos en cuenta con un ratio mínimo del 0,05 (pues suponemos que la mayoría de los nuevos empleos absorbería a los residentes desempleados y que no hubiese un incremento poblacional importante al que dar servicios; el empleo derivado se obtendría, principalmente, a través de los efectos positivos en el consumo por un mayor poder adquisitivo local). De todo ello resultaría el ratio de 0,65 empleos por cama, es decir, 45.500 nuevos empleos estables una vez estén todas las 70.000 camas en el mercado.
Por otro lado, durante la edificación de los hoteles tendrían empleo trabajadores de la construcción. Si aplicáramos, de forma algo exagerada y optimista, el mismo ratio citado anteriormente de hostelería y otras actividades anexas al turismo de 0,65 empleos por cama a las 70.000 nuevas camas, con una ejecución lineal durante una década (7.000 camas al año) y una duración media de dos años por obra, obtendríamos un máximo de 9.100 empleos constantes (no acumulativos) durante 10 años en el sector de la construcción.
Con este ejemplo numérico (muy simplificado) vemos que la improbable puesta en el mercado de 70.000 nuevas camas, el máximo viable del actual suelo clasificado, podría suponer 45.500 puestos de trabajo estables en turismo y hostelería, una vez introducidas las camas en el mercado, y unos 9.100 puestos constantes durante el periodo de construcción (una década). Si a esta cantidad añadimos los puestos que se derivarían del desbloqueo administrativo para inversiones asociadas al turismo (p.ej. parques de ocio, centros de alto rendimiento deportivo, centros comerciales, etc.), podríamos hablar de un potencial conjunto entre hostelería, turismo y ocio de unos 60.000 empleos posibles y unos 15.000 empleos transitorios en la construcción.
Recordemos que el equilibrio económico-social pretendido se sitúa aprox. en una tasa de paro del 10% (como en el 2007), para lo cual sería necesario crear 280.000 puestos de trabajo, que dista aún mucho de los datos máximos calculados en este ejemplo numérico. Por tanto, vemos que incluso el desbloqueo del crecimiento turístico en Canarias (abolición de la moratoria y de las trabas administrativas) no podría generar suficiente empleo como para absorber el actual número de desempleados en Canarias. Seguirían haciendo falta otros 200.000 empleos para volver al equilibrio anterior al 2008. Por ello, el desbloqueo de la actividad económica debe forzosamente ir acompañado de, al menos, otros dos pilares de acción estratégica: el aumento de la empleabilidad a través de la formación y un cambio importante de los marcos establecidos en diversos ámbitos (laboral, económico-fiscal, etc.).
(2) Formación (aumento de la empleabilidad)
A menudo cometemos el error de atribuir la creación de nuevo empleo a la Consejería de Empleo, pero no es ésta su función. Su función principal es el aumento de la empleabilidad, es decir, el aumento de la competitividad laboral del trabajador a través de una mayor cualificación. De todos modos, recordemos que el cometido del político nunca debe ser el crear empleo por sí mismo, sino el de establecer los marcos que faciliten su creación.
Cada uno de los pilares tratados en este post lleva asociadas estrategias que tienen influencia en las dos variables "número de ocupados" (aumento de los mismos, como en el pilar comentado del desbloqueo económico) y/o "población activa" (su estabilización y/o su disminución). Cuanto mayor sea el grado de formación local, mayor será su ventaja competitiva laboral contra nuevos trabajadores inmigrantes y, por tanto, mayor la probabilidad de que los nuevos empleos sean cubiertos por la población desempleada residente (=estabilización de la población activa o minimización de su aumento). Es importante asumir que la contratación de residentes se consigue a través de la empleabilidad (como resultado de la formación) y no a través de decretos, pues cualquier limitación en el mercado laboral mermaría la competitividad del producto final.
Además, el objetivo no sólo debería ser el aumento de la competitividad laboral del residente con vistas al nuevo empleo de creación en Canarias, sino ya a nivel global. Una región que vive casi exclusivamente del Turismo es lógico que disponga de trabajadores turísticos altamente formados y exportables a nivel internacional (=disminución de la población activa).
En este contexto cabe recordar que varios ciclos de formación profesional han aumentando en Canarias las horas prácticas en el entorno empresarial del 15% al 33%, siguiendo el camino del conocido y efectivo modelo dual alemán. No obstante, aún queda mucho recorrido para instaurar dicha filosofía de formación profesional, pues ella implica que las horas en la empresa real supongan, al menos, dos tercios (66%) del tiempo de aprendizaje (ver más en mi post a este respecto "¿Modelo de formación dual alemán en nuestra hostelería?").
(3) Cambio de marcos (laboral, económico-fiscal, etc.)
Hace pocos días el crítico turístico José María Barrientos citaba en uno de sus artículos unas palabras de Einstein: "Si buscas resultados distintos, no sigas haciendo lo mismo". Efectivamente, situaciones extremas como la actual requieren medidas extraordinarias que deben salirse del marco convencional. Dicho cambio de marco es necesario en varios ámbitos, como el laboral, el económico-fiscal y también en el ámbito relacional entre los agentes sociales.
En el ámbito laboral, por ejemplo, sería de máxima importancia para la creación de empleo una reducción importante de la cuota de la seguridad social de los trabajadores de nueva contratación, independientemente de la modalidad de contrato. La 'tarifa plana' de cien euros durante dos años, recientemente fijada por el Gobierno para contratos indefinidos, aún dista de ser un incentivo determinante de contratación, pues está sujeto a unos condicionantes temporales que pueden producir un sobrecoste laboral no previsto (por devolución de la bonificación en caso de terminarse la relación laboral antes de los tres años de permanencia que establece la ley).
En el ámbito económico-fiscal serían necesarias varias medidas nuevas, como p.ej. la reducción del impuesto de sociedades (30%), acercándolo drásticamente a la media europea (25%), y una redacción no confusa del REF canario que permita una materialización de las Reservas de Inversiones (RIC) sin segundas interpretaciones.
Finalmente, en el ámbito relacional, una sociedad no puede avanzar y crecer si sus agentes sociales no tiran en una misma dirección. Una clara muestra de ello nos la da la dificultad para lograr acuerdos y consensos, así como la permanente judicialización de cualquier cuestión importante, también referente al empleo. Es muy difícil progresar si cada uno va a lo suyo, es decir: mientras la política siga anteponiendo objetivos electoralistas, exclusivamente partidistas y cortoplazitas, a planes de largo plazo acordes al bien general; mientras el empresariado siga mostrando una desunión referente a temas estratégicos básicos (y se denuncien unos a otros sólo para extender temporalmente el proteccionismo artificial sobre sus actividades empresariales, sea a nivel local por individuales o a nivel regional por colectivos completos); mientras los sindicatos sigan defendiendo únicamente la perpetuación de supuestos derechos adquiridos de los activos ocupados (y no a los activos parados, a los que no parece representar nadie en la sociedad); o mientras la Universidad siga sin involucrarse en la construcción de nuevas bases realistas con una participación activa y desde un punto de vista práctico. En definitiva, sin objetivos conjuntos y estrategias consensuadas no hay desarrollo.
En conclusión: sólo una estrategia conjunta del desbloqueo del crecimiento económico, aumento de la empleabilidad (a través de la formación) y un cambio importante de los marcos jurídicos establecidos podría acercar a Canarias a una situación de equilibrio económico-social, un camino nada fácil en vista de la constelación política-económica que rige en este momento.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.








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