Las aguas fecales corren por Tasarte sin solución

Las aguas fecales que rebosan de la depuradora de Tasarte corren por el barranco y se encharcan a su salida al mar desde hace meses ante la mirada atónita de los vecinos, que esperan que la solución que barajan las autoridades se lleve a cabo cuanto antes y de forma definitiva, pues de momento la situación parece perenne.

“¿Esto qué es?, ¿Paraje protegido?, ¿Parque Rural del Nublo? Pues mire qué bonito, es lo más bonito que tenemos, exclama uno de los vecinos apuntando al maloliente charco, y lo peor no es eso, sino que las aguas fecales van del al mar y de ahí a toda la orilla en forma de espuma y suciedad.

“Yo antes pescaba, pero ya ni eso”, agregó otro caminante, de hecho muchos de los vecinos de La Aldea y otras zonas próximas que suelen pasar sus ratos en Tasarte hace tiempo que se lo piensan antes de darse un baño, porque para ello deben sortear la espuma amarilla resultante del bateo de las olas del mar cargadas de aguas fecales.

De mano en mano

Hace tiempo ya que las administraciones se pasan el problema de mano en mano, aseguran, del Ayuntamiento de La Aldea al Consejo Insular de Aguas y así la situación se va eternizando en un problema insalubre para paseantes, turistas y vecinos e impensable en un paraje con las figuras de protección de Tasarte.

Aún así, algunos vecinos aseguran que la solución no tardará demasiado, aunque también temen que sea un remiendo, como de hecho lo fue la actual depuradora de aguas, para empezar porque está a pocos metros del mar, en la esquina superior del camping, y para continuar porque pronto se hizo insuficiente para recoger los residuos de la población de El Palillo y las casas del barranco y desde que empezó a rebosar, las aguas fecales han pasado a formar parte del paisaje y del olor que da la bienvenida al mar.

Pero aún siendo la peor de las quejas, no es la única, pues no se explican el estado de deterioro de algunos rincones con escombros, plásticos y otras basuras que consideran que deberían estar fuera de este lugar, que entre sus “adornos” conserva también varias viviendas ilegales que deben ser derribadas pero que mientras tanto ocupan la ladera sin pintar ni encalar: “esto no puede ser”, concluyen negando con la cabeza con impotencia los vecinos del barranco de Tasarte.