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JOSÉ M. BALBUENA CASTELLANO

¿Impuesto municipal perruno?

JOSÉ M. BALBUENA CASTELLANO Ver comentarios 3 Lunes, 17 de Marzo de 2014 Tiempo de lectura:

El conflicto que hoy les traigo tiene que ver con el empeño de ciertas ciudadanos y ciudadanas que llevan diariamente a sus canes a pasear y para que hagan sus necesidades, sin que cumplan las debidas normas y reglas municipales

A veces uno atiende las sugerencias que nos dan algunos ciudadanos para elaborar nuestros comentarios y críticas. Personas que, de buena fe, intentan aportar una solución que ciertos políticos no se muestran dispuestos a arreglar y ni siquiera a oír.

El conflicto que hoy les traigo tiene que ver con el empeño de ciertas ciudadanos y ciudadanas que llevan diariamente a sus canes a pasear y para que hagan sus necesidades, sin que cumplan las debidas normas y reglas municipales. Da la sensación de que las ignoran, o que se ríen de ellas. Es algo que está más que trillado, comentado y criticado en todos lo medios informativos pero que sigue sin solución.

Entre esas  normas figura la obligación de llevar al animalito, o a sus animalitos porque hay quienes pasean una auténtica jauría, con correa. Existen cuidadores que se olvidan de este detalle y los animales campan a sus anchas. Otros no le ponen bozal  a los que son grandes y peligrosos, Pero  uno de los olvidos que más molestan a los transeúntes es que no lleven una bolsita para recoger las heces de sus perritos. El resultado es que se deja en  la calle un espectáculo poco agradable y un olor que no es a rosas, precisamente.

Si corremos, caminamos, vamos en bicicleta o, simplemente, paseamos por calles, parques, avenidas, de ciudades populosas como Las Palmas de Gran Canaria,  en las zonas turísticas del Sur y en ciudades o pueblos del interior de la isla, nos llevaremos la desagradable sorpresa de encontrar todavía las anomalías citadas, sin que las autoridades municipales pongan el remedio adecuado. Esperemos que no sea por interés electoral. Es una anarquía que denota una falta de educación urbana, de sensibilidad, de respeto a los demás y al medio ambiente y yo añadiría, falta de amor a su propia ciudad o pueblo. La toma de conciencia medioambiental deja mucho que desear en una buena parte de la población. Además, queda la mala impresión que ese incívico comportamiento causa en nuestros miles de visitantes que, para ellos, es tercermundista. Es algo que también parece que olvidan quienes dirigen el negocio turístico al no exigir a las autoridades más contundencia en el cumplimiento de la ley. Para todos nosotros  es importante que haya una buena imagen y, desgraciadamente, no es esa la que ofrecemos, en muchos casos. Personalmente, siento vergüenza  de que tengamos vecinos en esta ciudad, o en otras, que se comportan como auténticos cafres. ¡Ah! Y no les digan nada porque sus reacciones suelen ser peligrosas  e impredecibles.

Como decía al principio, un ciudadano me dijo  que  podría ser una solución y  una fuente de ingresos para los ayuntamientos que se obligase a pagar un impuesto municipal, entre 200 o 300 euros al año,  por cada perro que se poseyera, dándolo, incluso facilidades de pago a quienes no sean muy solventes. La aplicación de este impuesto en Las Palmas, teniendo en cuenta que se han cenado más de 80.000 perros (o sea, 80.000 cacas diarias) supondría para el ayuntamiento  unos ingresos de 24 millones de euros que no están mal, teniendo en cuenta la crisis económica existente. Añadió que, en vez de construir parquecitos para perros, lo que habría que hacer primero era educar a la población, por las buenas o por las males,  para que  aprenda a  comportarse y exigir a los policías municipales, o encargados de medio ambiente de los ayuntamiento, (los que los tengan) que se cumplan las normas, multando, incluso, a quienes pasen de ellas. Teóricamente existen las multas, pero no se multa.

Reflexioné con mi amigo sobre el problema perruno y pensé que quizás la imposición de esta tasa  contribuiría a que aumentara la cantidad de perros abandonados, tanto en la capital como en el resto de la isla. Que ese es otro triste problema que tenemos: abandono de perros y todo tipo de mascotas.

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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