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CARTA ABIERTA DEL EX EDIL DE MOGÁN

Adolfo Suárez se despide de Mogán

Adolfo Suárez Almeida
Lunes, 03 de Marzo de 2014
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Después de 41 años dedicado al pueblo

[Img #19510]Durante los últimos meses, y con motivo de mi marcha del pueblo de Mogán, después de 41 años de estancia, numerosos amigos y gente con la que he compartido gran parte de mi vida, sin duda la más importante, me han llamado o contactado de alguna forma conmigo para interesarse por mi situación. Para llegar al mayor número posible de moganeros, que conozcan todos los episodios de mi vida en el pueblo, y con el fin de que puedan tener elementos de juicio suficientes para valorar mi labor, he decidido hacer públicos los motivos de mi marcha y realizar un somero balance de todos esos largos, difíciles años, pero repletos de vivencias vitales y reconfortantes que compartí con todos ellos.

Llegué a Mogán, como titular de una plaza en el colegio del casco, en el Curso Escolar 1972/73, y durante 23 años, que concluyen, por circunstancias que más adelante explicaré, en el curso 1994/95, me dedico en cuerpo y alma, a la formación de los alumnos y alumnas.
Debo, sin embargo, explicar que, con motivo de mi enlace matrimonial, en el curso 73/74 solicito traslado a La Aldea, donde tanto yo como mi futura esposa tenemos la residencia habitual. Por tal motivo, se me convoca a una reunión en la que están presentes el Director del colegio y el entonces alcalde del municipio, don Guillermo Bueno Hernández. En dicha reunión, y con el fin de convencerme para que me quede, ya que no había profesorado titulado en el centro, sino personal idóneo, siendo yo especialista en Matemáticas, me ofrecen una vivienda familiar estable durante el tiempo que permanezca en Mogán. Una vez aceptada la oferta, establezco mi residencia en el municipio y me entrego a mi labor con todas las consecuencias.
Durante 16 años, los que van desde el curso 79/80 al 94/95, ejerzo las funciones de Director. Nombrado Director Comarcal, me responsabilizo también de la formación de los alumnos de Playa de Mogán y Unitaria de Veneguera, asumiendo las dificultades que suponía la gestión simultánea de las tres comunidades educativas. Las difíciles circunstancias escolares de entonces, que incluían la escasez de profesorado titulado y la formación de plantillas estables y duraderas, me obligaban moralmente a realizar un sobreesfuerzo en beneficio de unos alumnos agraviados por la lejanía y las dificultades de comunicación de la época.

[Img #19512]A partir de entonces, mis inquietudes educativas se amplían hacia labores sociales y de integración. Se funda la Rondalla del Colegio Público de Mogán, que desarrolla una frenética actividad musical en el municipio y que supone el embrión donde se activa el culto por la música de varias generaciones de jóvenes que hoy en día continúan cultivando esa afición en otros ámbitos.

En esta dinámica, y siempre con el apoyo y la colaboración de los distintos Claustros de Profesores, el centro participa activamente en distintas modalidades de deporte escolar (ajedrez, fútbol, fútbol sala, atletismo, balonmano, voleibol…), siendo especialmente sonados los éxitos del equipo escolar de fútbol sala, que en tres años consecutivos fue capaz de conquistar dos campeonatos insulares y un subcampeonato regional).
Entre otras muchas acciones escolares, con el fin de mejorar las prestaciones del centro y despertar en el alumnado la sensación de pertenencia y de orgullo por el centro, se crea la Sala de Audiovisuales y la Biblioteca Escolar, se habilita un espacio para el desarrollo del juego del ajedrez y otro para la práctica del baloncesto.

Al mismo tiempo, se potencia la celebración de eventos significativos, como la fiesta de carnaval, con participación masiva de alumnos, padres y profesores, se organizan y se celebran actos no tradicionales en el centro, como el Día de la Paz, el Día de Canarias, etc.
Un hito importantísimo en la historia del centro se vive con la creación del Comedor Escolar. No sólo vino a dar respuesta a la problemática familiar de la gente trabajadora con hijos en edad escolar, sino que, en opinión de las familias y de los inspectores educativos de entonces llegó a convertirse en uno de los mejores comedores escolares de gestión directa de toda la Comunidad Autónoma Canaria.

En definitiva, creo que tengo derecho a sentirme orgulloso del fruto de mi gestión como director, de la misma manera que me siento cuando me encuentro con exalumnos que ahora ejercen sus carreras universitarias o desarrollan otras labores con la responsabilidad que adquirieron en sus años de formación en el centro.

Mi vida en la política local se inicia con el fin de mi actividad docente. De la misma manera que me entregué a la docencia, estaba dispuesto a hacerlo en esta nueva etapa, convencido de que podría aportar mi granito de arena en la mejora social de las gentes del municipio que me había acogido y al que me había entregado sin reservas. En una época especialmente convulsa en la política local, desempeñé las funciones de concejal-delegado en varias áreas, sujeto a las enormes presiones que el cargo suponía, y que desarrollé con la mejor voluntad y dedicación posibles. Esta nueva y frenética etapa acaba cuando se me diagnostica una enfermedad grave (infarto de miocardio), que me aparta definitivamente de toda actividad.
No obstante, al margen de la política, se me otorga el honor de presidir la Sociedad de Cazadores de Mogán, ser vicepresidente del Club Tahona y formar parte del Consejo Local de Cruz Roja.

Hasta aquí, y de manera muy escueta, se resumen 41 años de vida en Mogán. Es evidente que por el camino habré cometido errores. Bien sabe Dios que nunca hice mal a nadie de manera consciente, pero si a alguien hice daño o perjudiqué con mis decisiones, vayan por delante mis sinceras disculpas. La valoración de todas mis acciones la dejo al criterio objetivo de todos los ciudadanos de Mogán.

Por último, quisiera reflejar mis sentimientos con respecto a lo acontecido en estos últimos meses. Como todos saben, tanto yo como mi esposa estamos médicamente declarados de baja por incapacidad absoluta. Por tal motivo, estábamos haciendo uso periódico de la vivienda asignada en Mogán, ya que debíamos, ambos, asistir con frecuencia a las visitas médicas para tratar nuestras enfermedades, tanto en La Aldea como en Las Palmas.

Hace aproximadamente 5 meses, se me insta a abandonar dicha vivienda, de una manera que considero poco ética, o carente de las formas adecuadas, ya que, en base a todo lo anteriormente expuesto y por el hecho de haber tenido una relación profesor-alumno con la mayor parte de los miembros de la actual corporación, esperaba un trato personalizado, una explicación razonada, ya que se rompía unilateralmente el compromiso de aquella corporación que propició mi estancia en Mogán durante casi una vida entera.

  A pesar de todo, a pesar de que mi domicilio tenga que ser ahora en La Aldea, estaremos, yo y toda mi familia, empadronados en Mogán, pueblo al que considero también mío, puesto que en él se sitúan los momentos más importantes de mi viva y en el que fundé una maravillosa familia.
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