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JUAN ANTONIO ALONSO VELARDE

El tonto del bote

JUAN ANTONIO ALONSO VELARDE Domingo, 02 de Marzo de 2014 Tiempo de lectura:

A partir de ahora, los espectadores que vamos a los terrenos de juego, ¿con qué situación nos toparemos?

Hace muchos años, décadas se puede decir, triunfaba en España una película
de Lina Morgan titulada 'La tonta del bote', una comedia tremenda que a
todos nos ha hecho reír y que aún lo sigue haciendo. Sin embargo, lo que
vivimos el pasado 15 de febrero de 2014 en el campo del Villarreal no nos
hace ni pizca de gracia y hace que saquemos nuestra cara más seria ante lo
que es un verdadero despropósito. El tonto del bote de El Madrigal pudo
provocar una auténtica tragedia con el lanzamiento de un recipiente que
contenía gas lacrimógeno y que no sólo obligó a parar el partido entre el
cuadro local y el Celta (tal vez lo menos relevante) sino que podía haber
creado una situación de pánico cuando los espectadores tuvieron que
desalojar a toda prisa el recinto deportivo.

Este episodio no es cuestión baladí. A partir de ahora, los espectadores
que vamos a los terrenos de juego, ¿con qué situación nos toparemos? Por lo
pronto, ya llevamos muchos años soportando un estricto control en los
accesos a los terrenos de juego para revisar que no llevemos objetos
contundentes como piedras, pilas, bengalas, palos de bandera e incluso se
vigila que no metamos ni latas de refresco y que las botellas de plástico
se queden sin el tapón. Hasta ese punto, todos estamos de acuerdo en que la
seguridad ese esencial, que entendemos que haya que pasar por ese
sacrificio a cambio de que se detecte previamente a los vándalos de turno.

Sin embargo, nuestra comprensión se nos escapa como arena entre las manos
cuando observamos incidentes como el del sábado en Villarreal, el mecherazo
a Cristiano Ronaldo en el Vicente Calderón o las agresiones que algunos
clubes siguen permitiendo en cierta medida con unos ultras que campan a sus
anchas y que imponen un régimen de terror en los estadios. Por ejemplo,
¿alguien se ha parado a pensar lo que nos cuesta escoltar a los hinchas más
radicales hasta los estadios? Aquí en Madrid solemos tener que soportar el
gasto policial cuando los hinchas más radicales del Atlético de Madrid
visitan el Bernabéu o cuando los Ultra Sur van al estadio del Manzanares.
Aquí, al final, tienen más prebendas los malos que quienes cumplimos las
normas. Así de surrealista se escribe la historia.

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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