La autarquía franquista y el sufrimiento de nuestra madre
Dar clases de Historia de España en bachiller y enfrentarse al tema del Franquismo le abre a uno la fibra sensible. No solamente transmites conceptos, que le pueden resultar más o menos amenos a nuestros alumnos, perdón, más alumnas que alumnos. También fluyen por tus poros sentimientos, traumas de nuestra madre, recuerdos que ella intentaba ocultar, pero el subconsciente la traicionaba, estando en alerta constantemente ante la enfermedad.
Margarita Estrella, nuestra madre, tuvo que soportar los traumas que ocasionó en España el bloqueo internacional al régimen franquista. Al igual que en Cuba, son los pueblos los que sufren las decisiones políticas, con la paradójica que, desde la noche a la mañana, Franco pasó a no ser tan malo, a no ser tan fascistas, a ser el amigo de los yanquis; todo bajo el paraguas de la praxis de la Guerra Fría.
La Gota de Leche era un lugar donde atendían a los niños del pueblo, a los padres que no podían costear un médico privado, a la mayoría de la población de Las Palmas de Gran Canaria, en los años cincuenta del siglo pasado. No olvidemos que en esa larga postguerra, en esa crisis permanente, el abismo entre los ricos y la mayoría pobre era muy acusado.
En esos años un “plasma” inadecuado, mató a dos de sus hijos de corta edad, de meses. Dos varones que nacieron uno después del otro, ambos de nombre José, como su progenitor. Fue tal el desespero de nuestra madre que ninguno de sus hijos nacidos con posterioridad recibirían tal nombre, se quedarían en Felipe Enrique y Francisco Javier, tampoco las hembras, María del Pilar y Estrella María. El mayor, nacido antes de los fallecidos, Santiago Juan, iniciaría el Baby Boom de nuestros padres.
Nuestra familia, en esos años de penuria, no pasó hambre, las aguas y tierras del Barranco Laurel saciaban los estómagos de nuestros ancestros y de algún vecino que así lo requería. Fue el alma de nuestra madre la que pasó “hambre” , la ausencia de nuestros hermanos fallecidos por las barbaridades de la política, del bloqueo comercial que sufrió el pueblo, que no afectaba a los gallifantes del Movimiento Nacional, esos que nos imponían las Leyes Fundamentales y Orgánicas, esas que nos hacía libre, siempre que no fueras en contra de ellos.
Siempre que oía una noticia de alguna enfermedad, Margarita Estrella estaba en alerta. No existe duda alguna, todo queda archivado en nuestro disco duro, en nuestro subsconciente.
Margarita Estrella, nuestra madre, tuvo que soportar los traumas que ocasionó en España el bloqueo internacional al régimen franquista. Al igual que en Cuba, son los pueblos los que sufren las decisiones políticas, con la paradójica que, desde la noche a la mañana, Franco pasó a no ser tan malo, a no ser tan fascistas, a ser el amigo de los yanquis; todo bajo el paraguas de la praxis de la Guerra Fría.
La Gota de Leche era un lugar donde atendían a los niños del pueblo, a los padres que no podían costear un médico privado, a la mayoría de la población de Las Palmas de Gran Canaria, en los años cincuenta del siglo pasado. No olvidemos que en esa larga postguerra, en esa crisis permanente, el abismo entre los ricos y la mayoría pobre era muy acusado.
En esos años un “plasma” inadecuado, mató a dos de sus hijos de corta edad, de meses. Dos varones que nacieron uno después del otro, ambos de nombre José, como su progenitor. Fue tal el desespero de nuestra madre que ninguno de sus hijos nacidos con posterioridad recibirían tal nombre, se quedarían en Felipe Enrique y Francisco Javier, tampoco las hembras, María del Pilar y Estrella María. El mayor, nacido antes de los fallecidos, Santiago Juan, iniciaría el Baby Boom de nuestros padres.
Nuestra familia, en esos años de penuria, no pasó hambre, las aguas y tierras del Barranco Laurel saciaban los estómagos de nuestros ancestros y de algún vecino que así lo requería. Fue el alma de nuestra madre la que pasó “hambre” , la ausencia de nuestros hermanos fallecidos por las barbaridades de la política, del bloqueo comercial que sufrió el pueblo, que no afectaba a los gallifantes del Movimiento Nacional, esos que nos imponían las Leyes Fundamentales y Orgánicas, esas que nos hacía libre, siempre que no fueras en contra de ellos.
Siempre que oía una noticia de alguna enfermedad, Margarita Estrella estaba en alerta. No existe duda alguna, todo queda archivado en nuestro disco duro, en nuestro subsconciente.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.








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