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XAVIER APARICI GISBERT

Los tres ámbitos del poder

XAVIER APARICI GISBERT Sábado, 15 de Febrero de 2014 Tiempo de lectura:

El Estado puede resultar el principal ámbito institucional de represión y explotación de la ciudadanía y el mejor aliado de los intereses económicos elitistas

(A partir del artículo de Erik Olin Wright titulado: “El modelo triádico de sociedad en genealogies of citizenship de Somers”.)

Las opciones políticas que defienden la ideología neoliberal, el actual adalid del afán de lucro privado que caracteriza al capitalismo, pretenden erradicar la responsabilidad social del Estado y el control sobre la economía que debe ejercer para asegurar la prestación, suficiente y universal, de bienes públicos a la ciudadanía: el Estado de bienestar democrático es su antagonista. Y así, el Neoliberalismo, promocionando una débil regulación de los mercados y orientándola hacia el consumismo y la concentración de la riqueza social en pocas manos, ha generado un enorme aumento de la desigualdad socioeconómica y la devastación medioambiental. Además, por las arriesgadas dinámicas especulativas que permite, a generado una creciente inestabilidad económica, perjudicial para los intereses económicos generales y el funcionamiento responsable de la economía. Estas concepciones y prácticas han sido denominadas por Margaret Somers como «fundamentalismo de mercado».

Somers, ha denunciado, además, que todo ello está corroyendo los fundamentos democráticos de la sociedad civil, pues vulnera las necesarias responsabilidades solidarias y desprecia la reciprocidad social inclusiva, haciéndolas depender del éxito en las transacciones mercantiles. Y la inclusión en una comunidad sociopolítica  humanitaria y justa, es condición de una ciudadanía efectiva. Asimismo, Somers, para comprender estas dinámicas, ha propuesto un modelo conceptual que distingue tres esferas de prácticas sociales: el Estado, el mercado y la sociedad civil.

Estos ámbitos del poder no tienen autonomía plena, sino que se interinfluyen. El Estado puede resultar el principal ámbito institucional de represión y explotación de la ciudadanía y el mejor aliado de los intereses económicos elitistas. Pero como protector de los derechos sociales y controlador de los mercados antisociales puede facilitar una sociedad civil dinámica y liberada. El mercado, determinado por el egoísmo materialista y hegemónico, destruye las relaciones sociales del cuidado y la reciprocidad. No obstante, la represión de la confluencia y la competencia mercantiles trae la indeseable preponderancia del Estado sobre la sociedad civil. Y la ciudadanía es, demasiado a menudo, el chivo expiatorio de los excesos de los poderes legales y los fácticos,. Aunque, con asociaciones de todo tipo, comprometidas y fuertes, puede llegar a determinar cómo el Estado regula a los mercados y de qué manera los procesos mercantiles pueden contrarrestar la tendencia opresiva y burocrática de las Administraciones públicas.

No obstante, el alcanzar regímenes de ciudadanía democráticos y socialmente inclusivos no parece que sea una mera cuestión de equilibrios de poder entre el Estado, el mercado y los ciudadanos de la sociedad civil, pues la capacidad de la sociedad civil para resistir los excesos y defectos del mercado precisa del apoyo del Estado para hacer real el derecho a un medio de vida digno, libre y solidario. Así, la gran cuestión es cómo contrarrestar, con las aspiraciones y poderes de la sociedad civil, el entramado institucional de los Estados autoritarios y los mercados capitalistas, fuertemente predispuestos a hacerse cómplices en abusos y agravios sobre la ciudadanía.

Según Erik Olin Wright, “para que la ciudadanía ejerza un poder político real, tanto el Estado como la economía capitalista deben subordinarse al poder que dimana de la sociedad civil.”. Y, visto lo visto, no parece que le falte razón.

 

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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