Los pintores y fotógrafos de la saga manriqueña ofrecen su primera exposición colectiva en la Galería Casa Condal
El color, el humor, la ironía,
la reflexión, el detalle, la técnica depurada y un mismo apellido ilustre identifican
la primera exposición artística que realizan en común cuatro miembros de la familia
Manrique de Lara, desde el pasado viernes y hasta el próximo 10 de enero en la
Galería Casa Condal de Maspalomas.
La muestra, patrocinada por el Colegio Arenas Sur, la comanda Alberto Ignacio Manrique de Lara Díaz (Las Palmas de Gran Canaria 1926), quien decidió hace muchos años para enfado de su madre dejar la carrera de arquitectura por la de pintor, y suprimir de su firma el segundo nombre y el latiguillo ‘de Lara Díaz’ para no cargar ni estigmatizar su obra pictórica con la tinta brillante del apellido.
“Esta exposición de cuatro generaciones de artistas, de las que no deben abundar muchas, surgió en parte como un homenaje a mi padre, porque yo me había prometido mostrar sus caricaturas”, recuerda ahora el actual rector de la saga.
Por eso se reúnen en la muestra 12 caricaturas hechas por Alberto Manrique de Lara Fierro (1885–1977) de personajes de la época, como las dedicadas a Julián Martínez Simancas, Emilio Goñiz Pérez, Manuel de la Torre o Santiago Ibero entre otras, que en su día ilustraron las páginas de sociedad del periódico La Provincia. Y entre las caricaturas también una dedicada al hijo, “para recordarme que nunca me hiciera artista”, dice.
Alberto Manrique
Desde su convicción sobre que “un hombre sin curiosidad y sin humorismo es un desastre”, el ilustrador de ‘Planas de Poesía’ y cofundador del grupo ‘Los Arqueros del Arte Contemporáneo’ (LADAC) junto a Felo Monzón, Juan Ismael y Manolo Millares, expone en Maspalomas el óleo ‘Representación simbólica de Van der Does’ (Van D’Alico), y tres acuarelas donde utiliza la técnica del pulverizado: ‘La inundación’, ‘El último eslabón’ y ‘La intervención quirúrgica a un maniquí de lencería fina’, pertenecientes a su colección particular, cuatro obras donde el maestro defiende la pintura como una conversación con el espectador, “porque cada cuadro es un historia”.
Moisés Manrique
Y en esa misma línea de trabajo narrativo destacan las cuatro acuarelas que presenta en la misma exposición su hijo Moisés Manrique de Lara Millares (Las Palmas 1961): ‘La cola del paro’, ‘Despedida de soltero’, ‘El precio de la fama’ y ‘¿Esto qué es?’, en las que ilustra con una ironía devastadora y un pulso colorista muy cercano al cómic varias secuencias de la realidad más inmediata y cercana. Sus obras rezuman un sarcasmo inteligente que convierte acciones de la vida en un trámite hipersonoro, tal vez por su educación musical como pianista.
Juan Guillermo Manrique
También en esa línea descriptiva “pero con total independencia artística” trabaja desde la abstracción y el surrealismo su hermano Juan Guillermo Manrique de Lara Millares (Las Palmas 1954), que en Maspalomas expone dos óleos: ‘La soledad’ y ‘Buscando refugio’, y dos acuarelas: ‘Encuentro concupiscente’ y ‘Relaxin cup of café con leche in…’, cuatro obras donde el absurdo y la ironía se convierten en un arma arrojadiza para la reflexión cautelar del espectador.
“La ironía y el sarcasmo son un mal endémico de la familia, porque mi padre también lo tiene”, afirma este pintor que protagoniza a los paisajes y figuras de sus lienzos con una deformación equilibrada en forma de movimiento blando y sin aristas, muy próxima a la que utilizaba Salvador Dalí para sensibilizar la irrealidad de sus obras.
Ricardo Manrique (Jr.)
Esa irrealidad es la que traza a tinta de bolígrafo Pilot sobre papel, en “un auténtico trabajo de chinos”, su sobrino Ricardo Manrique de Lara, que en la Galería Casa Condal de Maspalomas expone dos obras de puntilleo meticuloso: ‘El búo’ y ‘La gaviota’, este último de más de 70 horas de trabajo, y ambos con un boceto inicial esquemático y un largo y denso proceso documental posterior que le sirve al artista de reposo para la maduración de sus obras. En ellas impera la transmisión de “sensaciones extrañas, al límite del sinsentido”, perceptibles por el espectador como un juego dialéctico, como una batalla visual entre el bien y el mal, entre la noche y el día, entre las naturalezas vivas y muertas, entre la cordura y la sinrazón, como una frontera inexistente en la que impera la melancólica belleza del conjunto.
Ricardo Manrique
Esa belleza melancólica objetiva es la que busca su padre, Ricardo Manrique de Lara Millares, a través del arte de la fotografía. Éste expone en la Casa Condal tres obras de gran formato: ‘La gota que…’ y dos panorámicas sobre Las Dunas de Maspalomas, obtenidas en disparos secuenciales que atrapan en blanco y negro el encanto real de la naturaleza de forma directa y desgarradora.
¿Y el público? | Martes, 17 de Diciembre de 2013 a las 13:03:36 horas
Ahora sólo falta que vaya “alguien” a verla, en el tiempo que esté expuesta... A ver si el público se anima a ir a verla, porque sino, ¿para qué se gasta el ayuntamiento el dinero en una exposición y luego no va nadie a verla?, eso sería malgastar el dinero público...
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