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ENTREVISTA A CRISTOBAL COLÓN CON MOTIVO DEL EXPEDIENTE BIC

Colón: Si no hubiese recalado en Maspalomas buscarían a otros navegantes

Eduardo Brassai
Domingo, 05 de Mayo de 2013
Tiempo de lectura: Ver comentarios 10

El navegante, cartógrafo, almirante, virrey y gobernador general de las indias, Cristobal Colón, clarifica en esta entrevista a través del tiempo en exclusiva para La Expresión, su parecer sobre la intención de declarar BIC desde el Cabildo de Gran Canaria, la zona donde recaló hace 511 años, en su cuarto viaje a América que descubrió en 1492

[Img #14524]Pregunta: Ante todo queremos pedirle disculpas por la molestia que podamos causarle pero el tema es de especial transcendencia para los canarios y sólo nos queda escuchar su versión. ¿Cómo lleva eso de volver a la escena mediática pero esta vez como protagonista del planeamiento urbanístico de la zona en la que ancló sus cuatro embarcaciones en mayo de 1502?

Respuesta: Molestia ninguna, estamos para echar un mano. Como sabrán, en mi cuarto viaje a America, Maspalomas fue para mi y la tripulación el paraíso donde recargamos las pilas (que en en el siglo XVI no sabíamos que eran) y llenarnos de la energía suficiente que nos impulsaría al otro lado del charco. Si ahora justifican mi visita para conservar el estado de la zona creo que llegan un poco tarde porque esto no hay por donde cogerlo.

P: ¿Se refiere en general a las construcciones existentes o las que entran dentro del área BIC?

R: Me refiero a todo sin excepciones. Desde el chiringuito número siete de la Playa de Maspalomas hasta el Hospital San Roque Maspalomas. Estoy de acuerdo que, en 1886 el ingeniero Juan de León y Castillo iniciara la construcción de El Faro de Maspalomas para servir de recaladas a todas las líneas de vapor, pero el resto de edificaciones que llegaron con el turismo han impactado de tal manera en la zona que me resulta irreconocible a primera vista y me causa mareo tanto bloque, y eso del mareo es difícil en mi como supondrá.

P: Cuando desembarcó, ¿Qué lugares utilizó para aprovisionarse y descansar, la zona en la que se levanta el RIU Oasis o el área de los hoteles de Lopesan?

R: He estado en tantos lugares que me resulta muy difícil acertar con precisión el lugar donde recalamos. Además, en aquel entonces todo era virgen, no existía El Faro y La Charca tenía otra dimensión, por lo tanto, no sabría precisar el lugar exacto. De lo que no me cabe duda es que no existían Las Dunas.

P: Da la impresión de que no quiere mojarse en este tema

R: Le diré por mi experiencia que suelo mojarme a menudo en mi trabajo y, a pesar de mi precisión como navegante, excluyendo la “anécdota” con Las Indias, en este lugar no recuerdo bien donde estuvimos.

P: Su presencia ha dejado una huella imborrable que se ha querido inmortalizar con acciones como ponerle su nombre a la vía de acceso a Maspalomas, o la gran estatua que se levanta desde 2002 sobre la plazoleta de entrada a la urbanización turística ¿Es cierto que usted apunta con la mano izquierda hacia los hoteles del Grupo Lopesan como algunos vecinos aseguran?

R: Pues mire no, y me resulta incomodo que los conductores me lleguen a increpar en ocasiones con comentarios de ese tipo. Yo señalo hacia el oeste, lugar al que zarpamos en dirección al nuevo mundo con la Santa María, la Naos, Santiago y la Vizcaína, lo demás son habladurías y conjeturas incultas e interesadas.

P: Pero no me negará que en esta última semana su presencia en la plazoleta ha generado mayor expectación. ¿Se siente más observado?

R: Eso si. He notado que los conductores, peatones y ciclistas me observan detenidamente, aunque en sus caras leo una mezcla entre ese interés cultural que despierta mi figura y la suspicacia urbanística del momento.

P: ¿Ha aumentado el tráfico de coches oficiales en estas últimas semanas?

R: Sería una temeridad por mi parte responder a esa pregunta en contra de mis principios y lealtad.

P: ¿Se siente culpable entonces de la que se ha montado?

R: Yo no tengo por qué sentirme culpable porque no gobierno ni tomo decisiones. No tengo nada que ver con la aprobación de la licencia del gobierno de Marco Aurelio ni con la apertura del expediente del equipo de Bravo. Quienes utilizan mi trayectoria para justificar sus acciones son los que tienen esa responsabilidad y dar las explicaciones.

P: Pero si usted no hubiese pisado Maspalomas, quizás el hotel RIU Oasis hubiese tenido más posibilidades de derribarse y el gran proyecto hubiese salido adelante

R: Mire usted, lo que me faltaba ahora es sentirme el causante de esta paralización y desvío de la inversión a Tenerife por aprovisionar a mis hombres para que llagaran vivos al continente americano. Estoy convencido que han utilizado mi figura porque fui el primero, pero si no me hubiese detenido aquí, habrían utilizado la figura de otros navegantes o ya habrían convertido la zona en una especie de Manhattan.

P: ¿Podría explicarnos con más exactitud en qué consistió su parada en Maspalomas?

R: Antes que nada tengo que aclarar que en contra de los comentarios de mal gusto que he leído en este mismo periódico, yo no vine a “echar una cagada” solamente. Me parece un desprecio al duro trabajo que desempeñábamos los almirantes de la época sin prácticamente medios. Necesitábamos agua y la encontrábamos, leña para hacer fuego y poco más.

P:
¿No quiere dar más detalles entonces?

R: Si cree que vinimos a hacer un asadero al palmeral como hacían los domingos los vecinos de Las Palmas se equivoca, sobre todo porque no existía. Tampoco buscábamos juerga como ahora hacen los turistas de la zona de Plaza o Meloneras, y mucho menos queríamos problemas políticos como los que se presagiaban ya en la época en Tunte, lugar desde el que se percibía la convulsión política que le ha dado la fama internacional.

P: Si tuviese que elegir un hotel para probar el confort de este siglo estoy convencido de que en algunos establecimiento tendría cuenta casa. Sin embargo, me pregunto ¿qué cadena de la zona elegiría para descansar unos días?

R: No voy a caer en la tentación, se equivoca, y no me tire de la lengua. Reconozco que los avances son tan grandes en los últimos 500 años que me tiemblan las piernas sólo con pensarlo, pero el lugar para mi relax siempre ha sido y será el monasterio de la Cartuja de Sevilla, lugar desde donde preparé mi segundo viaje a América y cuyo servicio no tiene comparación con las réplicas de hoy en día.

P: Pues muchas gracias por concedernos el privilegio y esta oportunidad histórica a través del tiempo

R: De nada. Para eso estamos para colaborar.
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