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Viendo y mirando

El paracaidismo deportivo (1)

LA EXPRESIÓN
Lunes, 25 de Febrero de 2013
Tiempo de lectura:

En el sur grancanario se desarrolla una muy interesante actividad turístico-deportiva para que cualquiera que lo desee pueda disfrutar de las sensaciones y emociones de la caída libre

Los deportes aéreos gozan, en general, de un atractivo especial tanto para los practicantes como para los que lo observan.  Es difícil sustraerse a la tentación de mirar con curiosidad a casi cualquier cosa que surque los cielos. El paracaidismo deportivo se viene practicando en Gran Canaria con asiduidad desde hace ya mucho tiempo.  Sobre las dunas de Maspalomas y Playa del Inglés se realizan saltos cada día y en mayor número los fines de semana.  Las muy buenas condiciones meteorológicas de esa zona lo permiten casi los 365 días del año.  

Basta acercarse al lateral del Anexo II para poder comprobar muy de cerca la suavidad y elegancia con la que los deportistas aterrizan sobre la arena, cosa que suele extrañar a quien lo ve por primera vez, quizás esperando ver esos revolcones que recuerdan las viejas películas bélicas y que hoy ya son pasado remoto en la práctica de esta modalidad de los deportes aéreos.

Allí mismo puede verse la manera con que los deportistas pliegan sus paracaídas multicolores y los introducen en unas pequeñas bolsas, algo más grandes cuando son los equipos que se usan para los saltos tándem.  Cada equipo de salto, la mochila a la espalda con el que los deportistas saltan, lleva dos paracaídas.  Uno es el principal y otro de reserva o emergencia, para un hipotético caso de malfunción del primero. Además lleva incorporado otros equipos electrónicos para incrementar la seguridad del saltador, lo que hace que este deporte sea, objetivamente, de bajo riesgo aunque subjetivamente pudiera pensarse otra cosa.

Una aparente maraña de cuerdas, queda perfectamente ordenada y preparada para que la elegante campana de llamativos colores se despliegue con facilidad y, sobre todo, con total seguridad, como demuestra la práctica ausencia de incidentes día tras día, año tras año, en los millones de saltos que se realizan en el mundo.  

En el sur grancanario se desarrolla una muy interesante actividad turístico-deportiva para que cualquiera que lo desee pueda disfrutar de las sensaciones y emociones de la caída libre que un salto en paracaídas puede producir.  Sin entrar ahora en detalles sobre los cursos de iniciación al paracaidismo deportivo para quien quiera practicarlo con regularidad, hay una forma de poder realizar un primer salto sin necesidad de tener una preparación especial:  el tándem.  Se trata de experimentar la caída libre desde unos tres o cuatro kilómetros de altura, por entre 35 a 55 segundos según los casos, así como el posterior paseo hasta el suelo volando con el paracaídas ya abierto, sujeto a un experto instructor que será quien haga el trabajo mientras que el pasajero se concentra en disfrutar de la experiencia.  Es, salvando las múltiples diferencias, como poder disfrutar del paisaje paseando en un coche que conduce un experimentado chofer.   

El salto tándem, además de ser un atractivo turístico de las playas sureñas y una excelente introducción a la práctica del paracaidismo deportivo, también puede ser un obsequio diferente, para ocasiones especiales, en forma de experiencia inolvidable para regalar a personas que gustan de probar cosas nuevas y emocionantes.  Para ser pasajero de un salto tándem no se requiere nada especial, sólo ganas de disfrutar de una aventura a su alcance.  Como dice el folleto de propaganda de Skydive Gran Canaria, la edad mínima recomendable (con permiso paterno) es de 9 años y la máxima de 99 años (sin permiso paterno a partir de los 18 años).  Las imágenes tomadas el pasado sábado día 16, muestran a algunos pasajeros de todas las edades, tanto hombres como mujeres que saltaron desde un avión en esa hermosa y soleada tarde invernal en Gran Canaria.  Con seguridad, nunca olvidarán esa experiencia.

Los paracaidistas aterrizan con una gran suavidad y total seguridad junto al lateral oeste del aparcamiento del Anexo II de Playa del Inglés.  Allí suelen congregarse muchas personas que desean ver la llegada de los deportistas desde el cielo y también los amigos y familiares de los pasajeros en tándem.  Resulta curioso ver la cara de extrañeza que ponen algunas personas que contemplan los aterrizajes al darse cuenta de que los deportistas saltadores son personas normales y corrientes como ellos mismos, hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes sin apariencia de ser ni Superman ni Superwoman.  Todos sonríen felices mientras intercambian comentarios sobre la experiencia y las sensaciones que acaban de vivir.  ¿Se anima usted, amigo lector, a saltar con ellos tras comprobar de cerca y en directo cómo es un salto tándem, explicado por el que acaba de tener su primera experiencia?  No es un asunto de valor, sólo de tener un punto de decisión que siempre recordará después con autosatisfacción.
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