La Asociación La Unión asegura que los integrantes mercadillo nunca son tenidos en cuenta cuando hay modificaciones o traslados a pesar de que pagan hasta 50.000 euros mensuales en tasas
El director del Mercado de Maspalomas, Manuel
Cabrera, ha asegurado que no hay obra alguna prevista en las instalaciones y si
las hubiera los integrantes del mercadillo que se ubican en el aparcamiento tendrían que estar tranquilos porque
cualquier acción que se acometa será para mejorar.Así lo afirmó a La Expresión en referencia a la preocupación existente en el seno de la Asociación La Unión, que según su secretario, Juan Suárez Valentín, aúna en torno al 80 por ciento de los miembros del mercadillo de Maspalomas, que también se trasladan un día a la semana a Arguineguín y dos a Mogán.
Para el responsable del Mercado, esta preocupación “no tiene pies ni cabeza”, sin embargo Juan Suárez asegura que no es la primera vez que la intención de realizar alguna modificación comienza con rumores lanzados intencionadamente para ir ubicando la noticia. Su mayor temor, prosiguió, es que, “como siempre”, no se les tenga en cuenta a la hora de señalar un emplazamiento provisional, que no sólo no cumple los requisitos necesarios, sino que se alarga en el tiempo, dos años la última vez, en 2004.
En aquella ocasión, estuvieron dos años “enjaulados” en un emplazamiento con calles estrechas en las que los asistentes al mercadillo no podían transitar con normalidad, ahora sin embargo tienen calles de 5 o 6 metros en los que se transita cómodamente con carros si es necesario.
Desde luego que las obras de mejora son bienvenidas, asegura, pero siempre que las soluciones provisionales tengan en cuenta sus necesidades, pues asegura que no son consultados ni escuchados, a pesar de que pagan sus tasas por estar allí, tasas que ascienden a 10 euros por módulo y día, existen 565 módulos y son dos días a la semana de mercadillo –dos mañanas, apostilla-, lo cual supone al mes unos ingresos para el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, cuando están todos ocupados, de más de 50.000 euros al mes.
De hecho, apostó porque se busque solución al hecho de que el espacio del aparcamiento donde se instala el mercadillo se convierta en una laguna desde que llueve o que se arregle el espacio de tierra aledaño al edificio del mercado, porque cuando hay viento “parece una tormenta del Sahara”, lo que no contribuye a que el visitante ni el turista se lleven una buena imagen.
Por otra parte, tras dos años de entrada en vigor la ley bajo las premisas de la Unión Europea, los ayuntamientos están obligados a sacar los puestos libres a concurso, pero asegura que ello no sucede ni en San Bartolomé de Tirajana ni en Mogán, de cuya página web se puede descargar la solicitud.
Uno de los ejemplos de que no son consultados, prosiguió, fue la imposición hace varios años de toldos de rayas azules y amarillas para fomentar la estética del mercadillo, pero no se tuvo en cuenta que debe cumplir determinadas funciones, como dar la sombra suficiente para proteger el producto, sobre todo si es de alimentación, sin desvirtuar la visión del propio producto, y los toldos impuestos eran “una aberración”, y por contra la estética del entorno, con una suciedad “evidente”, no se tiene en cuenta.
“Somos profesionales, no mercaderes como nos llaman, ese término está fuera de contexto, nadie llama a los repartidores de agua o refrescos mercaderes” sólo porque no tengan una ubicación fija, se quejó Suárez, quien aseguró que la última vez que tuvo ocasión de hablar con el responsable del Mercado y del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana fue hace un año.
Todo ello en un contexto en el que asegura que esta actividad es un atractivo de primer orden para los turistas, pues no hay ninguna otra que los atraiga lejos de la playa como el mercadillo, que es transitado cada día por miles de personas.
El responsable del Mercado, por su parte, aseguró que no hay ninguna acción prevista, pues si bien la intención es mejorar algunos aspectos y relanzar el mercado, ello depende de la administración y su presupuesto, y cree que “hay interés por sembrar desconcierto” porque de momento los “rumores no tienen fundamento”, a lo que Suárez replicó “ojalá que sea así”.







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