Leo en el periódico a un oculista que
anuncia unas operaciones oftalmológicas que, sin costar un ojo de la cara, te
permite salir del quirófano sin las gafas con las que entraste. Habla de esas
intervenciones quirúrgicas como la panacea para los miopes pero lo más curioso
es que el médico aparece con bata y con gafas.
Veo en el televisor a un diputado del
PP que defiende ante las cámaras (las de la tele y las de las Cortes) una
propuesta para que se amplíe la velocidad máxima en las carreteras. El político
se explica en silla de ruedas, donde quedó postrado tras un accidente de
tráfico en una de esas autopistas en las que según él se debe conducir a más
velocidad de la permitida.
Futbolistas multimillonarios aparecen
en un anuncio pidiendo a sus conciudadanos pobres que participen en una campaña
contra el hambre. Mientras ellos ganan sueldos astronómicos por jugar al
fútbol, aprovechan su cara conocida para convencerte de que repartas tu mísero
salario con los más menesterosos. Los futbolistas ya colaboran haciendo el
anuncio gratis. Qué generosos.
Luego escucho en la radio a un
representante del sindicato de la Guardia Civil que denuncia que sus superiores
están aleccionando a los agentes a imponer más multas de tráfico a los
automovilistas. Si no lo hacen verán reducidos sus ingresos ya que ellos cobran
comisiones por las sanciones que firman. A este paso, habría que hacer el
control de alucinógenos a los guardias civiles después de que éstos nos hicieran
a nosotros el de alcoholemia.
La nueva ley de tasas judiciales
encargada por el ministro Gallardón lleva a casos tan rocambolescos como el que
recurrir una multa de tráfico pueda costar el doble que la propia sanción
económica. Alucinante. Con esta nueva ley promovida por el ministro, más que de
Justicia habría que llamarle de Injusticia.
Mientras la gente manifiesta su cabreo
por las calles, los de arriba hacen como si no pasara nada. La delegada del
Gobierno, sin ir más lejos, es de ciencias pero parece de letras. Esta
licenciada en Físicas no sabe de números. Sus propios subordinados corrigen
siempre sus estimaciones en las manifestaciones porque ella está empeñada en
reducirlas cuantitativa y cualitativamente de manera sensible.
No estaría mal que visitara al oculista
de arriba para que la opere de su miopía y vuelva a ser una profesora de
matemáticas fiable sin necesidad de persuadir a las fuerzas de seguridad para
que multen al doble de los automovilistas y al triple de los manifestantes.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.
Julia | Martes, 04 de Diciembre de 2012 a las 12:16:11 horas
En unos pocos ejemplos ha personificado espléndidamente varias contradicciones palmarias de nuestra soceidad. Me quedo con las últimas: una delegada gubernativa profe de mates que no sabe contar, un ministro de justicia que es de injusticia con la ley de tasas que hace que un recurso cueste el doble que la multa y unos jefes de la guardia civil que quieren multar más para recaudar más. En todos los casos las vícitmas somos los de siempre: los pobres ciudadanos a los que los poderes públicos avasallan.
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