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XAVIER APARICI GISBERT

Servidumbres de la economía "libre"

XAVIER APARICI GISBERT Viernes, 23 de Noviembre de 2012 Tiempo de lectura:

La liberalización de las transacciones socioeconómicas de los condicionantes feudales en la Modernidad tuvo algo de proceso emancipatorio y mucho de sentido común

En nuestras modernas sociedades el desarrollo social y cultural está condicionado por fenómenos que perturban los procesos de comunicación de los intereses comunes y que interfieren en el mejoramiento de las condiciones de vida generales. Fundamentalmente, desde los ámbitos sociales que controlan la conciencia, la riqueza y el poder se imponen modos de cognición y de conducta con el fin de perpetuar el sistema jerárquico imperante. Estas dinámicas patológicas han sido investigadas desde la filosofía, la sociología y la antropología conjeturándolas de diversos modos -según sus características y alcances- como falsa conciencia, cosificación, alienación, burocratización, instrumentalización del mundo de la vida …


Frente a la interesada ficción de que los órdenes hegemónicos son los más adecuados y que sus desenvolvimientos son los únicos pertinentes, las pretensiones de transformación de los poderes establecidos se justifican en la ineficacia e irracionalidad patentes de los sistemas sociales impuestos; en el carácter injusto de sus prácticas de producción y redistribución; y en las deformaciones e inadecuaciones que generan en la cultura del conjunto social y en sus formas de vida.


Un aspecto notorio de este estado de cosas alienante es la perpetuación, tanto desde los administradores del poder como de gran parte de los administrados, de las justificaciones y dinámicas de lo que se llaman las sociedades de “economía libre”. A partir de procesos de evolución y racionalización de los intercambios políticos y económicos acontecidos a finales del siglo XVIII, sobretodo en Inglaterra y sus áreas geográficas de control, se han venido creado y extendiendo un corpus ideológico (el “liberalismo”) y unas prácticas de desarrollo material (el “capitalismo”) que a pesar de su burda consistencia teórica y los estragos socio ecológicos que han ocasionado y provocan, cursan como los sistemas autónomos y naturales de expresión del globalizado mundo contemporáneo.


La liberalización de las transacciones socioeconómicas de los condicionantes feudales en la Modernidad tuvo algo de proceso emancipatorio y mucho de sentido común. El parlamentarismo liberal, precipitador del final del antiguo régimen, y el mercantilismo, espoleado por notables aplicaciones científico técnicas, propiciaron la ampliación de los agentes políticos y económicos. Poco a poco, la soberanía se empezaba a igualar con la ciudadanía y esta –avanzado el siglo XX- con el conjunto de las personas adultas. Y, en estas circunstancias, un mercado más libre (de arbitrios y arbitrariedades feudales) resultaba de sentido común, es decir, en parte obvio y, en parte, de alcance limitado. Prueba de las distorsiones y contrasentidos que han ocasionado la presunta concordancia entre la liberalización de las personas de la opresión institucional autoritaria y la de los agentes económicos del control público institucionalizado es el Neoliberalismo.


Se ha vuelto un dogma la propiedad privada y la acumulación ilimitada; todo lo que suena a administración pública es demonizado como sometimiento de la libre voluntad personal y como pozo de ineficacia en la gestión de los intereses generales; se entiende por economía libre a aquella que se desenvuelve a través de iniciativas privadas y sin el control directo de parte de gobiernos; se llama empresa libre a la llevada a cabo por particulares con interferencia gubernamental mínima; y es libre comercio la venta de productos entre países, liberado de aranceles y de cualquier forma de barreras comerciales. Y así, sin consideraciones humanitarias ni democráticas, sin barreras a los oligopolios ni a los productos elaborados en condiciones indignas de explotación, nos estamos precipitando, en nombre de “la libertad”, a la esclavitud y la pobreza generalizadas.  



Xavier Aparici Gisbert. Filósofo y Secretario de Redes Ciudadanas de Solidaridad.

http://bienvenidosapantopia.blogspot.com


Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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