Arde un icono de la antiestética turística

Al amanecer, operarios municipales junto a la Policía Local de San Bartolomé de Tirajana retiraban el viejo furgón de helados calcinado que permanecía anclado en el Paseo de Colón, junto a El Faro de Maspalomas, durante casi treinta años.

El incendio, a todas luces provocado durante la pasada madrugada, acabó con uno de los símbolos urbanos antiestéticos que mayores críticas recibe por encontrarse en un entorno nuevo y moderno, en el que se localizan hoteles de lujo, restaurantes glamurosos y la infraestructura pública más reciente con una inversión multimillonaria.

Los reproches hacia la ubicación de este singular vehículo llegaban desde todas partes, vecinos, políticos, empresarios y turistas que no entendían el impacto visual que ofrece a las miles personas que transitan por una de las zonas más importantes y conocidas del sur de la isla.

Sin embargo, este quiosco con ruedas fue uno de los primeros en llegar cuando la zona era un secarral. Fue entonces, en aquellos años, gobernados por Francisco Araña del Toro, el momento elegido para permitir su instalación mediante un acuerdo plenario.

Hasta hoy no han sido pocos los intentos para que desapareciera. El primero llegó en el momento de ejecutar la remodelación de la Avenida de Colón, situación que aprovechó la Corporación del momento encabezada por José Juan Santana para revocar el referido acuerdo plenario.

Error

En la documentación necesaria para este trámite alguien cometió un error que aprovechó el beneficiario para acudir a los tribunales y obtener una sentencia favorable del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Al poco tiempo, el Ayuntamiento por decisión propia trasladó con una grúa municipal el vehículo hacia el potrero municipal, pero de nuevo se encontró de frente con una resolución de alto tribunal que le obligó a reponerlo en su lugar.

Negociación

El adjudicatario llegó a negociar con el Ayuntamiento, a través de una comisión de gobierno, su instalación en una zona cercana, pero las discrepancias entre los diez años que pedía para su explotación  y los cuatro que no estaba dispuesto a superar la autorización del Consistorio frustraron el acuerdo.

Recientemente se propuso sustituir el furgón por un quisco más acorde con la zona un poco más atrás de su ubicación, una decisión que encuentra en el aire debido a las habituales rencillas y desencuentros empresariales.