La policía detuvo el fin de semana a
dos manifestantes que protestaban en Tenerife ante las puertas del local donde
el Partido Popular celebró su congreso insular, paradójicamente en el antiguo cine
Víctor, un sector en guerra con el Gobierno central por subirle
escandalosamente el IVA.
Los manifestantes protestaban, junto a
otras centenares de personas cabreadas, por la política de recortes y mentiras
del Gobierno central, uno de cuyos miembros estaba también en la cita en su
calidad de presidente del PP regional.
Los gritos arreciaron cuando llegaron
al recinto la delegada del Gobierno, la portavoz del grupo popular en el
Parlamento canario y la ex consejera de Sanidad Mercedes Roldós, tres claros
ejemplos de que la política, aunque tenga nombre de mujer, no es siempre mejor
a cuando la protagonizan los hombres.
Los manifestantes arrojaron una botella
de agua, pintura y un petardo a la acera, pero la policía, en vez de detener a
los que nos están mintiendo continuamente y recortando (robando, dirían otros),
arremetieron contra uno de los indignados manifestantes. Cuando otro compañero
trató de defender al detenido, los agentes hicieron lo mismo con éste, aunque
los verdaderos bandidos estaban en
la otra acera y los ordenaban desde las alturas.
Solo faltó Bilardo para indicar al masajista que "los de colorado son
los nuestros, los de colorado", mientras el fisio antendía en la hierba
al futbolista del equipo rival.
Un día, como esto siga así, los
policías tendrán que detener a sus propios compañeros por las protestas: los
que están de servicio y uniforme arrestarán a los que están de día de descanso
y se manifiestan reivindicando sus derechos laborales. Ya se vio en la
manifestación del jueves pasado cómo todos los funcionarios y empleados
públicos se manifestaban masivamente, acompañados de otros trabajadores del
sector privado y de desempleados, para protestar por las drásticas y draconiana
y medidas del Gobierno que afectan al bienestar social que tanto costó
conseguir.
Lo gracioso (si esto puede tener algo
de gracioso) es que el presidente del PP canario, a la sazón ministro de
Industria, Energía y Turismo, reconoció que su gobierno toma medidas que no le
gustan y que en ocasiones “incluso van en contra del propio ideario del
ejecutivo”. José Manuel Soria incidió en que al gobierno no le gusta subir el
IVA y el IRPF. No le gusta pero lo sube a lo bestia.
Se me ocurre que cuando un gobierno
aplica medidas duras que van en contra de su ideario, debería ser lo
suficientemente coherente y valiente como para dimitir ipso facto. Esa es la
salida más congruente, digna y consecuente para un político serio, por lo que
se colige que este gobierno que sufrimos es de coña.
Es mentira que las medidas que está
tomando el gobierno sean las únicas posibles. Rajoy debería aprender de su
admirado Winston Churchill. Decía el recordado primer ministro británico: “para
mí una nación que trate de lograr más prosperidad a base de impuestos es como
un hombre metido en un cubo tratando de elevarse tirando del asa”. Parece que
no es lo mismo ser conservador británico que español. Pues eso, que se apliquen
el cuento.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.
Antonio Lucas | Martes, 24 de Julio de 2012 a las 15:09:20 horas
Estupendo artículo que merece la pena leer. Rajoy y Churchill solo tienen en común la ideología conservadora. De resto son como un huevo y una castaña. El gallego no le llega al inglés ni a la altura del zapato y eso que es mucho más alto.
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