Psicografías
Cenizas
“Nuestras hogueras son más metafóricas”
Junio es un mes propicio para empezar de nuevo. Todos los meses deberían ser propicios para esos principios; pero junio, con esas tardes que se hacen eternas, con la llegada del verano y, sobre todo, con las hogueras en las que podemos quemar todo lo que ya no nos vale, se convierte en el mes más apropiado para las reinvenciones. Dentro de unos días los campos olerán a humo de hogueras. Y no importa que tú no hayas echado nada a ese fuego, o que ni siquiera te acordaras de que, cuando eras niño, andabas juntando cuatro tablas que luego flameaban al final del día ante tu atónita mirada. Todo aquel esfuerzo quedaba en cenizas sobre las que asábamos las papas y las piñas que luego se pasaban por la salmuera (qué bonita es la palabra salmuera, hacía años que no sabía nada de ella). No nos dábamos cuenta, pero en aquellas hogueras estábamos aprendiendo los ciclos de nuestra propia vida, el esplendor y la decadencia, los días en los que todo se confabula para que seas feliz y esos otros en los que la ceniza aparece antes de que haya ardido nada que mereciera la pena. Quedaba el olor de las brasas en medio del arrebol de la tarde. Si cierras los ojos un momento, reconocerás esa melancolía que tienen siempre todas las hogueras.
Ahora da lo mismo que no estemos apilando objetos para que luego sean quemados en las vísperas de San Antonio, de San Juan o de San Pedro. Nuestras hogueras son más rituales y metafóricas. Son días de cambio. Mires donde mires te das cuenta de que todo está transformándose y de que, lejos de las consignas de los políticos, nos hemos dado cuenta de que el cambio tiene que ver con nuestra manera de entender la existencia. Tenemos menos miedos y, paradójicamente, más incertidumbres; pero sabemos que si no propiciamos esos cambios no hay nada que hacer para superar esta crisis social y económica que vivimos. Recuerdo que el bolero cantaba que solo hallarás ceniza de todo lo que fue amor. Y creo que es cierto, todo es ceniza, el amor y nuestra presencia en el mundo; pero cuando se quema algo hay que volver a plantar sobre ese mismo espacio para que la vida se regenere. Por eso, antes de que entremos en el verano, tenemos que ser capaces de dejar atrás todo lo que nos ha entristecido el último año. Hay que dejar que se queme lo que ya no nos sirve para nada. Lo que no arde acaba pudriéndose de una forma lastimosa, y el hedor de la podredumbre lo termina echando todo a perder. Mejor cenizas que basuras, y olvido que rencor, y la renovación antes que la naftalina y la casposa presencia de los que llevan años apolillando la realidad con sus mentiras. Aprovechemos estos días de junio para renovar la magia de estar vivos. Todo el equipaje que ya no usas es mejor que lo quemes en la hoguera. Cuanto más ligeros y más libres vayamos, menos pesado se nos hará el camino.
CICLOTIMIAS
El arte a veces no es más que un tendedero de sueños.
Ahora da lo mismo que no estemos apilando objetos para que luego sean quemados en las vísperas de San Antonio, de San Juan o de San Pedro. Nuestras hogueras son más rituales y metafóricas. Son días de cambio. Mires donde mires te das cuenta de que todo está transformándose y de que, lejos de las consignas de los políticos, nos hemos dado cuenta de que el cambio tiene que ver con nuestra manera de entender la existencia. Tenemos menos miedos y, paradójicamente, más incertidumbres; pero sabemos que si no propiciamos esos cambios no hay nada que hacer para superar esta crisis social y económica que vivimos. Recuerdo que el bolero cantaba que solo hallarás ceniza de todo lo que fue amor. Y creo que es cierto, todo es ceniza, el amor y nuestra presencia en el mundo; pero cuando se quema algo hay que volver a plantar sobre ese mismo espacio para que la vida se regenere. Por eso, antes de que entremos en el verano, tenemos que ser capaces de dejar atrás todo lo que nos ha entristecido el último año. Hay que dejar que se queme lo que ya no nos sirve para nada. Lo que no arde acaba pudriéndose de una forma lastimosa, y el hedor de la podredumbre lo termina echando todo a perder. Mejor cenizas que basuras, y olvido que rencor, y la renovación antes que la naftalina y la casposa presencia de los que llevan años apolillando la realidad con sus mentiras. Aprovechemos estos días de junio para renovar la magia de estar vivos. Todo el equipaje que ya no usas es mejor que lo quemes en la hoguera. Cuanto más ligeros y más libres vayamos, menos pesado se nos hará el camino.
CICLOTIMIAS
El arte a veces no es más que un tendedero de sueños.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.









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