La deriva anticlerical de los socialistas

Con todas las dificultades que está atravesando España, al PSOE no se le ocurre otra cosa, para solventar la catastrófica situación económica en la que ellos mismos nos dejaron, que pedir que la Iglesia Católica pague el IBI. Curiosamente en los 20 años que han gobernado este país nunca se les ocurrió cuestionar este tema. Sólo ahora, que gobierna el PP, se les ocurre la feliz idea.

No dicen los socialistas si van a pedir también que los sindicatos, los partidos políticos, los consulados, las federaciones deportivas, las embajadas y otras muchas instituciones amparadas por la Ley 49/2002, denominada “Ley de mecenazgo”, paguen también el IBI. Con todas ellas, la Iglesia comparte el régimen fiscal especial que se concede a entidades sin fines lucrativos, como puede verse en el Título II de la citada Ley.

Cada vez es más notoria, y ridícula, la ofensiva de los  socialistas contra la Iglesia Católica. Demandan ahora lo que no se atrevieron a poner en práctica durante los muchos años que estuvieron gobernando. Esta deriva anticlerical y radical parece tener su respuesta en la necesidad de arañar votos más a la izquierda, concretamente en IU, que sube en las encuestas.

A poco que sometamos el asunto a un cierto análisis, podemos observar con claridad meridiana que lo que persiguen los socialistas no es que la Iglesia pague el IBI, que si tiene que pagarlo lo terminará pagando, la cuestión es llamar la atención de un electorado de izquierdas cada vez más disperso, atomizado y desencantado, aunque haya que hacerlo con la visceralidad más radical, a costa de de lo que sea.

Claro que poca credibilidad tienen quienes nos han llevado a los seis millones de parados que arrastra España, quienes no han dudado en repartir prebendas sindicales para que los apesebrados sindicatos no dijeran durante 8 años esta boca es mía, pero sí montaran una huelga general a los pocos meses de la llegada del PP al gobierno. Es tan evidente, que resulta obsceno.

En definitiva, esta nueva salida de tono anti religiosa del PSOE no es más que un brindis al sol, una práctica obsoleta y completamente superada por la sociedad, acometida por un partido socialista que se fija como meta, ya sea desde el gobierno o desde la oposición, atacar a la Iglesia como tema recurrente, a falta de otros argumentos mejores que ofrecer a la sociedad española. Baste recordar la polémica ley que obligaba a la retirada de los crucifijos y demás símbolos religiosos de los centros educativos públicos,   la imposición de la asignatura de “Educación para la Ciudadanía” y un largísimo etcétera.

Creo que, en el fondo de este tema, sólo existe un anticlericalismo ramplón, carente de sólidos argumentos, al tiempo que un afán de notoriedad y, como dije antes, de recuperar crédito entre el electorado de izquierda más radical.

Los socialistas bien podrían empezar renunciando al dinero que reciben los partidos políticos de los impuestos de todos los ciudadanos. Así, al menos, sería más creíble aquello de “arrimar el hombro en tiempos de crisis”.

Si todo lo que pueden ofrecer los socialistas a los ciudadanos, en los tiempos que corren, son cosas tan burdas e inútiles como ésta, es para sentir tristeza, porque hoy más que nunca es importante que la oposición sea constructiva  y creíble si pretende que, al menos sus militantes, los tomen en serio.