Centro Comercial en Tamaraceite Sur

Hace unos días se ha podido leer en la prensa que se ha aprobado un plan parcial sobre una superficie de 545.539 m2, en la zona denominada Tamaraceite Sur, que permitirá construir 2.800 nuevas viviendas, un centro comercial de 85.000 m2, un parque urbano de 21.000 m2 y un cinturón verde de 25.000 m2 para unir ambas áreas.  Además habrá un intercambiador para el transporte público y unos 12.000 m2 para oficinas municipales que den servicio administrativo a este nuevo espacio urbano. Todo ello financiado por unos promotores privados, que invertirán inicialmente unos 50 millones de euros de los aproximadamente 300 en que está valorado este proyecto.

Al menos una de las asociaciones de vecinos de Tamaraceite, ha mostrado su satisfacción por la aprobación de este proyecto.  En información de La Provincia, firmada por Teresa García, se afirma que Juan Manuel Calderín, presidente de la asociación de vecinos Aythami, dijo que los vecinos de la zona “están ilusionados” con el centro comercial y “consideran que va a ser bueno para la zona porque va a crear puestos de trabajo”.  A mi entender, si los planes se realizan tal como se han firmado y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria cumple con su obligación legal de inspeccionar que las cosas se hacen en tiempo y forma, el Sr. Calderín ha trasladado a la periodista una opinión obvia para cualquier persona que tenga los pies en el suelo.

Pero resulta que lo obvio para el representante vecinal y sus vecinos, los promotores y el Ayuntamiento capitalino no lo es para el grupo político minoritario Izquierda Unida Canaria.  En un comunicado evacuado en su página Web el pasado 11 de mayo, a mi entender, totalmente delirante y más propio de la Cuba castrista o Alemania del Este antes de la caída del muro que de un grupo político del siglo XXI, se opone al proyecto por tratarse, dicen ellos, de un “pelotazo” para beneficiar a constructoras “amigas” de quienes gobiernan este Ayuntamiento y de quienes lo gobernaron anteriormente ya que este proyecto urbanístico ha estado respaldado por los dos últimos gobiernos municipales, el actual del PP y el anterior del PSOE.  Y es que quienes no están de acuerdo con IUC “sólo buscan una nueva humillación a una población con inmensas necesidades sociales, que destrozará una zona de alto valor agrícola, que arruinará al pequeño y mediano comercio de este distrito capitalino”.   Gruesos y sonoros palabros, aunque totalmente falaces, para un panfleto al mejor estilo estalinista.

Tamaraceite Sur es una zona que pudo tener hace ya demasiadas décadas como para recordarlo, un alto valor agrícola pero que cualquiera que transite por la circunvalación puede ver, es hoy un terreno abandonado y sin que nadie tenga el menor interés en cultivarlo.  Pero además estos amantes de la liberación de la famélica legión parecen pretender que sea el Estado quien financie jornaleros, al estilo del PER andaluz.  En el pecado pudieran tener la penitencia cuando tal vez esos mismos proletarios labradores les pudieran cantar a la nomenclatura del partido, que probablemente no sepa que la hoz y el martillo son herramientas de trabajo y no un adorno en su bandera, “Pena vieja” aquella canción de Sindo Saavedra, cuya letra decía: “La tierra me hace sudar, la tierra me hace sufrir, y usted, que sabe mi mal, tan sólo me da pa' seguir así; y usted, dueño de mi pan, vive tan feliz en la gran ciudad.  Dicen que por qué no sé de qué color es el cielo, ¡cómo lo voy a saber si desde el amanecer lo paso cavando el suelo!”…  Y es que mandar a otros al trabajo duro, sacrificado y en un ambiente rural lejos de las oportunidades de las ciudades, es muy propio de los que buscan soluciones económicas y sociales para España mientras se toman un whisky en un local progre, antes les llamaban “izquierda divina” los que sólo pueden beber un proletario “guanijay” y un cafecito entre las nubes de los pitillos virginio negro, ya que de esos, en rojo, no hay.

Por falta de espacio ahorro comentarios sobre el resto del inflamado documento. Es difícil encontrar tantos eslóganes trasnochados, propios de ideologías totalitarias en las democracias populares, que han llevado a los países donde se han instalado la más indudable miseria generalizada, aunque no para sus dirigentes.  Ejemplos hay unos cuantos y aprender de la historia ayuda a no repetirla.  Pero para eso hay que conocerla y esos comunicados no ayudan a ello precisamente.

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