Saber comunicar

Comunicación es una de esas palabras que con más frecuencia nos rodea porque estamos inmersos en una sociedad bombardeada por los más diversos mensajes a través de, los cada vez, más sofisticados medios tecnológicos. Esa cotidianidad de la comunicación puede inducir a no ser consciente de la importancia que tiene saber comunicar.

Esa importancia se pone de manifiesto en muchos terrenos como, por ejemplo, el de la política en el que saber comunicar es un factor muy importante a la hora de llegar mejor a la sociedad. Hay partidos políticos que saben comunicar muy bien no sólo lo que hacen sino también lo que no hacen, son especialistas en producir constantemente titulares para los medios que, en no pocas ocasiones, les sirve  como cortinas de humo para ocultar errores presentes o pasados.

Hay, por el contrario, otros partidos que no sólo no saben comunicar bien lo que están haciendo, sino que se dejan comer el terreno desde dentro mismo de su estructura de comunicación, no siendo capaces de contrarrestar informaciones interesadas con las que se pretende crear un clima de desasosiego e inquietud que mine la credibilidad  de los ciudadanos.

Una importante herramienta

Tan importante es gestionar bien como saber comunicar bien la gestión que se esté haciendo. Y para lograrlo hay que poner  más entusiasmo, más profesionalidad, más pedagogía, más cercanía que permita a los ciudadanos conocer de primera mano, no sólo lo que se está haciendo, sino también por qué se está haciendo. Quizá con ello se lograría demostrar que “los malos de la película” son otros, aquellos que contribuyeron a que se llegara a una situación tan negativa como la que estamos padeciendo.

Los que utilizamos la comunicación como herramienta de trabajo tenemos muy claro la importancia de la misma para lograr los objetivos que se hayan planteado. Pero la importancia de la comunicación va más allá de su utilización profesional. Comunicar es compartir un mensaje; y compartir supone acercamiento, ponerse en lugar de la otra persona a la que se quiere dar el mensaje.

A mi juicio, es la falta de acercamiento al receptor del mensaje lo que impide en no pocas ocasiones, el que se tenga la información necesaria para contrastar opiniones y discriminar aquellos mensajes que sólo pretenden confundir e intoxicar.

A la hora de comunicar hay que tener muy en cuenta que las reglas básicas para una buena comunicación se basan en la preparación y organización previa, en dar la sensación de individualidad, en ser clara y bien estructurada y en estar centrada en lo que quiere la persona que recibe el mensaje.

No se puede caer en el error de pensar que sólo con gestionar bien, el mensaje que se dé tiene que ser asimilado sin más por la ciudadanía, sin caer en la cuenta que quizá el mensaje que se está transmitiendo necesita una metodología acorde con las circunstancias sociales que se están viviendo y no empeñarse en aplicar una rutina continua que choca frontalmente con la realidad que se tiene delante.                                                             

Lo que implica

La comunicación es un proceso de ida y vuelta que requiere diálogo; y dialogar implica hablar con la persona y no a la persona, implica mantener un flujo en dos direcciones, no precipitarse en las conclusiones y cubrir las expectativas.

El entorno, el carácter, la aptitud, la actitud, los hábitos y la valoración son barreras que hay que tener en cuenta a la hora de plantear una comunicación eficaz, que pasa por planificar el modo de hacerlo, tener seguridad en lo que se dice, verificar el efecto que la comunicación produce en el receptor, saber escuchar y considerar siempre los sentimientos ajenos. Para lograrlo en un partido político hay que creer en la comunicación y tener la formación adecuada para saber comunicar.