Hipocresía sindical
No es lógico que en el día del trabajador hubiese una puesta en escena tan escueta a nivel personal como la que se dio cita en el mentado día
Si bien es cierto que la Reforma Laboral ha supuesto un retroceso en cuanto a derecho del trabajo se refiere y las connotaciones obvias que ello implica para el plantel general de trabajadores españoles, no menos cierto es la paradójica actuación que los sindicatos han llevado a cabo.
Y es que, al ver las noticias, observamos, de manera fehaciente la queja de éstos hacia la reforma planteada, invocando una Huelga General y una nimia representación social en este último primero de mayo en las calles españolas, sin embargo, lo que no predican es con el ejemplo ya que los sindicatos, bajo sus correspondientes siglas han efectuado Expedientes Extintivos de Regulación de Empleo, más, si cabe, que cualquier empresa.
No es lógico que en el día del trabajador hubiese una puesta en escena tan escueta a nivel personal como la que se dio cita en el mentado día y la respuesta a esta escasa participación no responde a un desasosiego poblacional u oportunidad de extender el puente en el que se encuadró el citado día, sino por la absoluta y manifiesta falta no sólo de confianza, sino de respeto representativo de los intereses generales de los trabajadores que los sindicatos predican.
No se puede estar en misa y repicando, por ende, los sindicatos no pueden realizar una parafernalia de atentado de derechos de cara a la sociedad cuando éstos han utilizado esas mismas armas para su propio beneficio.
Realmente ya hay un porcentaje muy elevado de personas que se preguntan sobre la necesidad o no de estas entidades como valedoras y escudo perpetuo de sus derechos ya que, ciertamente, observan, con estrepitoso estruendo interior como se han convertido en lobos con piel de cordero.
Esta percepción, lejos de resultar una cuestión baladí, es inquietante, es sobrecogedora, es, en definitiva, una vergüenza, nos tenemos que remontar a la burguesía y al desarrollo industrial para recordar aquellos primeros movimientos, en aquel momento histórico, en el que se fraguó lo que, posteriormente sería la figura del Sindicato.
En aquellos momentos históricos, los sindicatos no sólo eran representativos del interés general de los trabajadores, sino ejemplo vivo y tangible de solidaridad y saber hacer pero, en pleno siglo XXI se han desvirtuado ellos mismos por sus propias e impertinentes actuaciones al apretar el mismo gatillo al que, en manifestaciones populares indican odiar.
Era el momento de auténtica reivindicación sindical, era el momento en el que tenían que coger el toro por los cuernos, era el momento de ser sindicalistas y sin embargo se han aliado con el enemigo, han realizado una limpia ingente del personal que englobaba sus filas y, por supuesto, se han traicionado a sí mismos.
Sólo así se justifica el descrédito recibido por la población española, ya que la actitud es el reflejo del liderazgo y si el líder es el primero en desacreditar a un trabajador con sus propios actos éste no apoyará ninguna iniciativa dimanante de aquél.
Debemos tener presente quiénes somos y qué representamos y, por supuesto, actuar al efecto, la población, dentro de su desesperación propia del tiempo que nos ha tocado vivir es mucho más exigente, más observadora, diligente y, al comprobar este tipo de prácticas, conllevará, inexorablemente, la extinción de una figura históricamente loable y necesaria pero plenamente desdibujada cuando más se la necesita.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.








Afirmación | Sábado, 19 de Mayo de 2012 a las 09:11:08 horas
Lei su artículo de la Reforma Laboral y éste y estoy de acuerdo, totalmente con usted, me han encantado los artículos.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder