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FELIPE ENRIQUE MARTÍN SANTIAGO

De cuando el padre Clodoaldo se enteró de la Ley de Prensa de Fraga

FELIPE ENRIQUE MARTÍN SANTIAGO Ver comentarios 2 Viernes, 04 de Mayo de 2012 Tiempo de lectura:

En los años setenta del siglo XX, en los últimos coletazos del franquismo, las portadas de mujeres ligeras y algo más que insinuantes, con la ley de prensa de Fraga Iribarne, a más de uno le despertaba la libido

Con esto del desarrollo turístico, con el proyecto Costa Maspalomas, la prensa germánica, con desnudos integrales, era reciclada de los cubos de basura de las urbanizaciones de Playa del Inglés. Era alucinante en plena dictadura, con la represión sexual, además de la política, que teníamos encima, ir agrupados por las Dunas para ver esos cuerpos desnudos que se tostaban al sol, llenos de libertad. Al igual que hacían los que cruzaban la frontera para ir a los cines de Perpignan, en la Francia democrática, el Sur grancanario era una burbuja ajena al nacionalcatolicismo.

En esas rutas sureñas recopilábamos material educativo que íbamos distribuyendo en el centro escolar. El retroproyector del padre Clodoaldo no podía quedar exento de tener una experiencia más allá de las filminas de la época.

Entrando en la clase, al ritmo de “Porki, Porki, nuestro rey favorito”, aprovechando un descuido del padre, algo más que las partes de las plantas se proyectaba en la pared del aula. Una chica, con muy buena planta, ocupaba el cristal del retroproyector. Estábamos esperando la reacción del Clodoaldo, cuando se transformó al ver al mismo demonio. No articulaba palabra, aquello no podía ser, sus manos se movían como si tuviera el mal de sambito.

En el pecado iba la penitencia. El copiarse con el libro, el desdibujar las estructuras de las moléculas, los cantos a la entrada de clase,…, todo ello era asumible. Ahora bien, el mal en forma de mujer no lo pudo soportar.

El padre Furones ponía orden, marcando el paso con sus rezos matinales, filas formadas en el patio, controlando a todo el personal, con nombres  y apellidos, con su memoria  tipo disco duro, nombraba al hereje, obligado a dar un paso a la derecha.

Un sábado más nos esperaba.

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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