El alcalde aludió en su discurso a la historia y presente de un pueblo, cuyo encanto paisajístico natural atrapa a sus visitantes y caracteriza por completo la personalidad de sus habitantes
El alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Marco Aurelio Pérez Sánchez, fue el encargado de leer este fin de semana el pregón de las fiestas de Ayagaures, en honor del Niño Dios.
En su discurso, de 22 minutos de duración, y desde el escenario de una plaza abarrotada de vecinos, el alcalde agradeció la invitación que le cursó la nueva comisión de fiestas del barrio y, entre otros elementos, aludió al encanto paisajístico y humano que encierra este pequeño rincón grancanario, en el que apenas hay censadas 248 personas de las que 170 son españolas y el resto extranjeros “venidos de otros pueblos y lugares del mundo”.
En el que fue su primer pregón, Marco Aurelio Pérez aludió a la celebración festiva de Ayagaures, como una de las principales herramientas que tienen los vecinos del mismo para hacer pueblo y demostrar su implicación y fortaleza como colectivo social “que lucha por su pasado, su presente y su porvenir”.
Pérez Sánchez aludió a la belleza natural y ecológica que impregna todo el barranco de Ayagaures como el espíritu que condensa la armonía que se apodera de forma espontánea de todos sus visitantes, pero que también “caracteriza a la biografía y extraordinaria personalidad de todos los habitantes y moradores de este lugar entre montañas”.
Agua y toponimia
El alcalde indagó sobre las transformaciones sufridas por este pequeño barrio rural de numerosas huertas y árboles frutales donde pareciera que nunca pasan los años, a raíz de las construcciones de sus dos presas. Las piedras de sus altos muros y sus paisajes de aguas casi perennes cambiaron la fisonomía primigenia del barranco, pero también la perspectiva visual y psicológica de la realidad, y la óptica de vida de sus habitantes.
“Ahora la foto de Ayagaures son sus dos presas, una imagen que queda en las retinas y que recorre páginas de periódicos y de Internet mostrando que el sufrimiento del pasado es una ventana de belleza, creación y vida de futuro”, dijo el alcalde.
En referencia a los más jóvenes, “para que no olviden nunca la historia”, aludió a la importancia del pago de Ayagaures como nexo entre la zona de costa y el casco de Tunte, y de ahí la numerosa toponimia que alberga el barranco desde su lecho hasta sus altos divisorios de San Bartolomé: Ca'Palacio, La Data, Cruz de Felipe, Degollada la Honda, Tierra Pleito, El Salvial, La Palmita, El Chorrito y Ayagaures, La Gambuesa, Ayagaures Alto, El Ventoso, Caideros Blancos, Las Tederas, Huerto del Cura, Pilancones y La Manzanilla. “Y toda esa toponimia con su particular historia y su cúmulo de anécdotas”.
También aludió a la importante relación que mantuvo la población tradicional de Ayagaures con la creación y desarrollo de la zona turística. Al respecto mencionó el papel que desempeñaron los famosos cantadores del pueblo como amenizadores de los hoteles.
Pilancones
Tras indagar sobre la poderosa atracción que ejerce la belleza del barranco sobre las personas que los visitan y que lo viven, “Ayagaures nos atrae y nos atrapa sin darnos cuenta”, dijo, el alcalde habló sobre la posibilidad de institucionalizar las visitas anuales del libro de firmas del caído Pino de Pilancones “para recordarlo siempre como referente histórico municipal e insular, y como memoria viva de una tierra para las presentes y futuras generaciones”.
Tras la lectura del pregón la gente del pueblo compartió un enyesque aportado por los propios vecinos, que continuarán con la fiesta este próximo fin de semana. El viernes 20 con la noche de karaoke ‘Ayagaures Canta’ y el tradicional campeonato de zanga que organiza Alberto Encinoso; y el sábado 21 con la romería desde la zona de la Azotea hasta la plaza del pueblo a partir de las seis de la tarde, la ofrenda a San Purrruño y la verbena con fuegos artificiales que amenizarán Los Brillantes y Luciano el Albacero.
El domingo 22 la plaza de la iglesia acogerá un concurso infantil de dibujo, sendas exhibiciones de lucha canaria y de kárate; la tradicional misa y procesión sobre el muro de la presa; el asadero popular y la verbena del solajero. Durante la tarde también se organizan numerosos actos para todas las edades, que acabarán con la celebración de la ‘Gran Natillada con galletas’ con la que acaban las fiestas.
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