En Primera División
Canarias sólo podrá adelantar las medidas urgentes que necesita si tiene en Madrid representantes directos, sin obediencia a los grandes partidos y líderes estatales. No es creíble que alguien como Soria, que no ha logrado siquiera introducir un anexo canario en el programa del PP, pueda ser un interlocutor válido y eficiente de nuestros asuntos y demandas. Como tampoco lo fueron en su momento ni Jerónimo Saavedra ni Juan Fernando López Aguilar aún siendo ministros socialistas. La historia, las hemerotecas y las actas de sesiones de las cortes, son fieles testigos de que sólo los diputados y senadores nacionalistas, desde aquel Sagaseta de la UPC a los que han cerrado esta legislatura, han supuesto la voz, el acento diferenciador y la fuerza real que Canarias ha necesitado y necesita en Madrid para hacer valer sus demandas y reivindicaciones.
No es lo mismo y menos en estos momentos, jugar en la primera división de la política del Estado teniendo un grupo parlamentario propio como tendrán vascos y catalanes, que quedar relegados a seguir en los puestos de descenso de la economía española y europea con lo que ello supone. Y es que en la política, como en el fútbol, no es lo mismo sentir los colores de la tierra que sudar la camiseta sólo a ratos, o peor, nisiquiera hacerlo porque los intereses y prioridades son otras.
Para algunos, como si de un meridiano político se tratara, la hora de Canarias siempre es menos, llega tarde o nunca llega. Cuando ha gobernado el PSOE éste ha mimado a aquellas comunidades donde tenía intereses políticos y ahora el PP hará lo mismo con Madrid, Valencia, Galicia y sus otras comunidades afines. Hemos visto presupuestos multimillonarios para un Mundial de fútbol, unas Olimpiadas, varias Exposiciones Universales, el despliegue del AVE, las reconversiones del sector naval, minero, y automovilístico español, pero al mismo tiempo también cómo cualquier reivindicación canaria contaba con reticencias, retrasos, engaños perpetuos y excusas difíciles de asimilar. Sólo hemos recibido del Estado lo que en parte en justicia nos correspondía, en aquellas ocasiones en que la presencia de un grupo de diputados y senadores nacionalistas canarios ha sido suficientemente fuerte y candente en la defensa de Canarias.¿Si fue difícil conseguirlo en época de vacas gordas, que pasaría ahora encima si, en mitad de esta crisis demoledora, no existiera esa fuerza canaria en Madrid?.¿Es que alguien pone en duda que a los recortes en el Estado del Bienestar que ya anuncia la tijera del PP, se sumarán aquellos otros que afectarán a las conquistas que los canarios hemos arrancado en las últimas décadas a los gobiernos de turno en Madrid?.
Es cierto que el escenario general es complicado, que necesitará
su tiempo revertirlo y mucho consenso encauzar las políticas que lo hagan
posible, pero no nos engañemos, el
riesgo de explosión social en Canarias es serio, probable y cercano. A
nadie interesa que los niveles de conflicto social se trasladen a sus calles y
menos a sus zonas turísticas, pero mirar para otro lado o considerar que
Canarias puede esperar puede ser una equivocación de imprevisibles
consecuencias. Por eso es tan importante, tan trascendental, que las urnas
canarias arrojen el 20 N un resultado diferente al del Estado y centenares de
miles de votos hagan posible que los nacionalistas canarios tengamos grupo
propio en Madrid. Nos jugamos mucho más que estar en la primera división de la
política del Estado. Nos jugamos el futuro de nuestra tierra y de nuestros
hijos/as.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.







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