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XAVIER APARICI GISBERT

Eso que llamamos pensar

XAVIER APARICI GISBERT Martes, 01 de Noviembre de 2011 Tiempo de lectura:

Buscando entender qué es ser inteligente y cómo se consigue un verdadero conocimiento, ya en la Grecia Clásica se distinguía -y se discutía mucho- sobre lo natural y lo convencional y entre la opinión, la ciencia y la sabiduría

¿Piensa!... Si esta invocación se refiere a algo más que al mero fenómeno de nuestra conciencia sensible de lo que ocurre en nuestro entorno, junto a nuestras ideaciones y ensoñaciones, qué sea el pensamiento y sus relaciones con la realidad es algo que culturalmente nos ocupa desde muy antiguo. Pues se trata de saber a qué atenernos con esas elaboraciones lingüísticas que llamamos ideas, de asegurarnos de que denotan el mundo, es decir, de que nuestras conceptualizaciones se refieren a la realidad de manera adecuada, verdaderamente.

Buscando entender qué es ser inteligente y cómo se consigue un verdadero conocimiento, ya en la Grecia Clásica se distinguía -y se discutía mucho- sobre lo natural y lo convencional y entre la opinión, la ciencia y la sabiduría. El “pensamiento” filosófico, desde aquellos tiempos, y la psicología y las neurociencias, mucho más recientemente, no han cejado en pretender delimitar cuál sería la herramienta del conocimiento y cuáles serían las técnicas más adecuadas para su mejor utilización.


Platón, uno de los referentes del pensamiento en la antigüedad, ante las notables contradicciones que se constatan, tanto entre las opiniones populares como entre los saberes eruditos, conjeturó que había que buscar la verdad más allá del mundo sensible, en un reino inteligible de ideas puras. Este idealismo a ultranza fue contestado por su discípulo Aristóteles quien afirmó la existencia de un solo mundo y la importancia del conocimiento sensible y de lo singular para llegar a lo universal, lo que propició el desarrollo de la indagación científica. Sus respectivos modos de búsqueda de conocimiento ejemplarizaron las dos tendencias básicas en el acceso histórico a la verdad: el idealismo, intuitivo y deductivo, y el empirismo, experimental e inductivo.


En el siglo XVII, Descartes inauguraba la filosofía moderna al centrar la cuestión del pensamiento en el método, en la búsqueda del procedimiento seguro para llegar a tener ideas claras y distintas. Su lema “Pienso, luego existo” tuvo que habérselas con la floreciente corriente empirista inglesa, que partía de lo sensible para validar el conocimiento. A pesar del intento de conciliación entre estas concepciones llevado a cabo por Kant, el empirismo ha terminado por prevalecer y el estudio científico a desplazado al enfoque filosófico como el ámbito cultural más adecuado para expresar qué sea el conocimiento.


Desde entonces, son la psicología experimental y la biología de la mente las que no han dejado de decir cosas. Y aún no han parado, pues si en 1995 el psicólogo Daniel Goleman nos instruía sobre la “inteligencia emocional”, sobre la conciencia de que las emociones, lejos de ser la antítesis de lo racional, son su complemento, hoy, Howard Gardner es reconocido, internacionalmente, por su teoría de las “inteligencias múltiples”; por definir la inteligencia como “la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas”; por considerar que, contando con el componente genético y los factores externos, la inteligencia se puede desarrollar; y porque Gardner y su equipo de la Universidad de Harvard han identificado ocho tipos distintos de inteligencia: la inteligencia lingüística, la lógica-matemática, la espacial, la musical, la corporal-cenestésica, las intrapersonal e interpersonal y la naturalista. Ante esta creciente dinámica de nuevos hallazgos y de giros en el descubrimiento de lo que sea el pensamiento, su uso más eficaz y sus atribuciones, parece que esto va a ir para largo y lo único que está claro es que aún nos queda mucho en lo que pensar, sea lo que sea eso.



Xavier Aparici Gisbert. Filósofo y Secretario de Redes Ciudadanas de Solidaridad.

http://bienvenidosapantopia.blogspot.com.

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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