Viviendo en San Borondón
Alcaldes y asociaciones al sol
Es comprensible que, por puro pragmatismo y constatación del desprecio histórico, esas autoridades de los municipios no capitalinos saben que si convocaran una rueda de prensa en, por ejemplo Artenara o Valsequillo, será altamente improbable que los medios de comunicación manden hasta allí periodistas o cámaras de televisión
Es comprensible que, por puro pragmatismo y constatación del desprecio histórico, esas autoridades de los municipios no capitalinos saben que si convocaran una rueda de prensa en, por ejemplo Artenara o Valsequillo, será altamente improbable que los medios de comunicación manden hasta allí periodistas o cámaras de televisión, salvo que el asunto sea altamente escandaloso o escabroso. Por eso se desplazan ellos normalmente a la capital, tal vez por aquello de que si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña.
Ni que decir tiene que el Pueblo Canario, creado por los hermanos Néstor y Miguel Martín-Fernández de la Torre con indudable acierto, pero con fines turísticos, es un lugar emblemático para que los visitantes se paseen por allí, admiren el Museo de Néstor, si es domingo gocen de un espectáculo folklórico mientras trasiegan un tentempié de la tierra. Pero ese entorno no parece ser el marco adecuado para celebrar ruedas de prensa oficiales, bajo el solajero o mirando al cielo por si llueve. Por ejemplo, en una de ellas recuerdo a los turistas y niños de un colegio revoloteando alrededor de los convocantes mientras palmotean alegres para salir en la tele y en las fotos. Y si a la convocatoria asisten varios medios y son cuatro o cinco los intervinientes, el baile de micrófonos de uno a otro es de antología… ¡del disparate!
Un error muy común es considerar que el celebrar una rueda de prensa en un lugar adecuado y con los medios técnicos precisos, es un favor que se hace a los periodistas. En realidad esos profesionales son los imprescindibles intermediarios a la hora transmitir el mensaje a los lectores, oyentes o televidentes, que son los auténticos destinatarios de la comunicación. Cualquier dificultad que se introduzca entre el emisor y el receptor del mensaje es “ruido”, así se denomina técnicamente a esa perturbación en la teoría de la comunicación. El único “favor” o atención protocolaria que algunos convocantes ofrecen a los periodistas es invitarles a un café o un refresco y los más dadivosos, unos canapés mientras se hacen “pasillos”, forma que los profesionales definen a las conversaciones “of the record” entre unos y otros.
Por otro lado y cada vez más, las presentaciones se acompañan de ayudas audiovisuales, “power point” o similares. Las instituciones o asociaciones más conscientes de la dificultad para retener y dar importancia relativa a esas comunicaciones multimedia, suelen ofrecer un dossier a los periodistas con las láminas impresas para evitar malos entendidos generados por las prisas y por el lógico desconocimiento de los redactores sobre el tema específico que están trasladando a sus lectores.
Es sorprendente comprobar la enorme lista de locales que el Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento capitalino disponen aptos para celebrar en ellos las convocatorias, comportándose como reinos de tarifas (pero sin candil). Es además doblemente indignante conocer las millonadas de euros que se han gastado y que se malgastan cada año, entre decoración, mantenimiento, limpieza y personal a su servicio. Para más INRI, la Federación de Municipios también dispone de su sala de actos. Algunas fuentes consultadas dicen que esos alcaldes o asociaciones no se los piden, pero otros se quejan amargamente de que sí que los solicitan, pero o no les contestan o se los niegan. Sea como sea no es cuestión de discutir si es antes el huevo o la gallina, es tiempo de remediar esa indignidad con la que unas autoridades atropellan a otras, o a la sociedad civil, cuando aquellas olvidan que no son ellos ni sus partidos los dueños de nada, son sólo administradores temporales. Habría que recordarles aquella norma elemental de cortesía y civismo: “trata a los otros como a ti mismo”, ni mejor ni peor de cómo te gustaría que te trataran a ti. Pero son políticos, y los políticos, políticos son…
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Jenni Hymoff Koeppel | Domingo, 30 de Octubre de 2011 a las 09:57:58 horas
Con esta frase, "es tiempo de remediar esa indignidad con la que unas autoridades atropellan a otras, o a la sociedad civil, cuando aquellas olvidan que no son ellos ni sus partidos los dueños de nada, son sólo administradores temporales" ha dado en el clavo. Es tanta la ignorancia de nuestros administradores públicos, que se adueñan de lo público y desprecian a los auténticos propietarios: el pueblo.
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