¡Volvió a ocurrir!
Este último sábado en la capital grancanaria volvió la indignación pacífica, la protesta fundada y la toma cívica del espacio público a pasearse por las arterias de la ciudad, en expresiones de protagonismo democrático plurales, variopintas y alegres
Ha vuelto a pasar. El último 15 de octubre un gran número de personas salimos a la calle a manifestarnos frente al desastre global que está provocando el neoliberalismo y por un auténtico cambio político y económico. Y esta vez, la toma de las calles se ha expresado conjuntamente en múltiples ciudades a lo largo de todo el mundo.
Se ha vuelto a hacer visible el impulso que desde los últimos años está
haciendo emerger el creciente clamor de las ciudadanías por la
emancipación de tiranías, explotaciones y opresiones por múltiples
países. Y ya es global, la “Revolución española” hoy es bastante más
revolución y mucho más que española.
Este último sábado en la capital grancanaria volvió la indignación pacífica, la protesta fundada y la toma cívica del espacio público a pasearse por las arterias de la ciudad, en expresiones de protagonismo democrático plurales, variopintas y alegres. Es lo que trae la posibilidad de ser uno con los demás ciudadanos y ciudadanas, pues esta categoría sociopolítica, la de ciudadanía, nos permite a la gente coincidir desde la mayor pluralidad y desde la más amplia inclusión. Y eso, se nota en el ambiente y en los semblantes.
Para
quienes participamos en la manifestación y para quienes están conformes
con estas reivindicaciones de dignidad y soberanía popular, este es un
buen motivo de alegría, desde luego, pero también es una gran ocasión
para comprometerse más cotidianamente en la búsqueda de las soluciones a
los graves problemas que nos amenazan y en desbaratar la hegemonía de
los que malversan la riqueza general y usurpan las instituciones
democráticas.
Las
personas y colectivos más involucrados en el día a día del movimiento
15M, en sostener la llama de la contestación, la propuesta y la
esperanza, sin la menor ayuda de las Administraciones públicas y ante la
inercial no implicación de gran parte de la sociedad civil, el 15O es
un hito para el contento, por el apoyo recibido por una parte
significativa de la ciudadanía y para el alivio, al comprobar que los
esfuerzos no son en balde.
Pero además de regocijarse, tras los meses de andadura y experiencia lo que ya va tocando a una minoría de estos colectivos y personas, es hacer autocrítica por persistir en actitudes sectarias. En particular, a los aprendices de brujos del activismo social que establecen relaciones causa-efecto entre sus pronunciamientos y actuaciones y la “respuesta ciudadana”, con lo que terminan arrogándose -como si tal cosa- el patrimonio de los buenos resultados y la autoridad sobre la “ortodoxia indignada”.
Tampoco
les vendría nada mal a quienes confundiendo el acertado criterio de
acentuar la condición ciudadana del movimiento -por ser la más genérica e
inclusiva- caen en la descalificación de las dinámicas políticas y
sindicales y en el cuestionamiento de quienes se reivindican como
multimilitantes: desde luego, ciudadanos, pero también miembros de un
partido, de un sindicato, de una asociación, etc.
Y no estaría de más que reconsideraran su trayectoria en el 15M quienes forman en su seno colectivos de afinidad ideológica -“sin problemas”, porque no son un partido- y desde sus particulares convicciones de ser los más “anti sistema” del barrio, tratan a quienes tenemos otras visiones o estrategias como si nos faltara un riego, una lectura o una dioptría de conciencia sociopolítica. O, lo que es peor, como el enemigo dentro.
Afortunadamente, este sigue siendo un movimiento ciudadano democrático, plural, inclusivo y pacífico. Y sólo hay que ir a una manifestación para verlo.
Xavier Aparici Gisbert. Filósofo y Secretario de Redes Ciudadanas de Solidaridad.
http://bienvenidosapantopia.blogspot.com.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.








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