'Mas' inmersión a la ignorancia
La ministra de Defensa ya se ha retratado, por si alguien aún tenía alguna duda, como una independentista de tomo y lomo
El
nacionalismo catalán de CiU es exactamente igual de sectario que el que
propugnó durante siete años esa infecta coalición conformada por
socialistas, esquerristas e izquierdistas-ecolojetas. Cambian los dueños
del corral, pero las políticas siguen siendo en resumen las mismas, es
decir, plañiderismo a todo trapo, pedirle todo el dinero del mundo a
papá Estado, aunque éste se quede arruinado y, por supuesto, el proyecto
estrella, no cejar en el empeño de arremeter contra el castellano.
Miren que la lengua vehicular de los españoles está más que marginada en
Cataluña, pero a estos secesionistas de cara amable todo les parece
poco. Nunca mejor dicho, siempre quieren Mas.
El caso es que el muy honorable presidente de la Generalitat catalana, el señor Arturo, se ha crecido en las últimas semanas y ya avanza que se va a pasar por el arco del triunfo y por la mismísima Sagrada Familia la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obliga a un trato igualitario en el ámbito docente el uso del catalán y del castellano. Es obvio que el pequeño gran caudillo del Mediterráneo noroeste puede hacer lo que le venga en gana, pero es sabedor de que hay un marco legal más amplio y que éste, por una cuestión de lógica metafísica, debería caerle encima de manera aplastante para que aprenda a respetar la diversidad (justo, además, de lo que ellos se quejan que los demás no respetamos). Sin embargo, el precepto de que la ley le desmonte sus políticas fascistoides se ve abortado porque el Gobierno de esta España que malgobierna Zapatero le deja mangonear a su antojo.
Sólo tenemos que observar como uno de esos especímenes que campan a sus anchas en el Ejecutivo estatal, la señora Carmen Chacón, ha manifestado que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia se la trae al pairo. Vamos, casi que le ha faltado reproducir aquellas malsonantes palabras de su admirado humorista Pepe Rubianes, el que decía que se metieran a España por salva sea la parte y que ojalá les explotase. Con declaraciones así, la ministra de Defensa ya se ha retratado, por si alguien aún tenía alguna duda, como una independentista de tomo y lomo. Eso sí, como buena pijo-progre, no le ha hecho ascos ni al dinero de los ministerios (Vivienda y Defensa), así como a los procelosos negocietes de su pareja sentimental. Para eso, sí que se está lista y en formación, para ser la primera en poner el cazo.
En fin, los ciudadanos, especialmente los que habitan en Cataluña y en regiones donde el castellano pueda estar perseguido, ya saben a qué atenerse. Votar PSOE en las próximas elecciones es casi como escoger una marca blanca del nacionalismo, un partido camaleónica que hace concesiones, por muy disparatadas que sean, con tal de mantenerse en el machito. ¡Ojo, tampoco el PP es garante fiel de la permanencia del castellano! Ahí tenemos esas vacilaciones de Feijoo, aunque, todo hay que decirlo, no se llega a la paranoia ni esquizofrenia catalana, donde un rótulo en castellano supone multas administrativas y hasta el precinto y posterior cierre del negocio y eso, guste o no, con la connivencia del socialismo.
El caso es que el muy honorable presidente de la Generalitat catalana, el señor Arturo, se ha crecido en las últimas semanas y ya avanza que se va a pasar por el arco del triunfo y por la mismísima Sagrada Familia la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obliga a un trato igualitario en el ámbito docente el uso del catalán y del castellano. Es obvio que el pequeño gran caudillo del Mediterráneo noroeste puede hacer lo que le venga en gana, pero es sabedor de que hay un marco legal más amplio y que éste, por una cuestión de lógica metafísica, debería caerle encima de manera aplastante para que aprenda a respetar la diversidad (justo, además, de lo que ellos se quejan que los demás no respetamos). Sin embargo, el precepto de que la ley le desmonte sus políticas fascistoides se ve abortado porque el Gobierno de esta España que malgobierna Zapatero le deja mangonear a su antojo.
Sólo tenemos que observar como uno de esos especímenes que campan a sus anchas en el Ejecutivo estatal, la señora Carmen Chacón, ha manifestado que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia se la trae al pairo. Vamos, casi que le ha faltado reproducir aquellas malsonantes palabras de su admirado humorista Pepe Rubianes, el que decía que se metieran a España por salva sea la parte y que ojalá les explotase. Con declaraciones así, la ministra de Defensa ya se ha retratado, por si alguien aún tenía alguna duda, como una independentista de tomo y lomo. Eso sí, como buena pijo-progre, no le ha hecho ascos ni al dinero de los ministerios (Vivienda y Defensa), así como a los procelosos negocietes de su pareja sentimental. Para eso, sí que se está lista y en formación, para ser la primera en poner el cazo.
En fin, los ciudadanos, especialmente los que habitan en Cataluña y en regiones donde el castellano pueda estar perseguido, ya saben a qué atenerse. Votar PSOE en las próximas elecciones es casi como escoger una marca blanca del nacionalismo, un partido camaleónica que hace concesiones, por muy disparatadas que sean, con tal de mantenerse en el machito. ¡Ojo, tampoco el PP es garante fiel de la permanencia del castellano! Ahí tenemos esas vacilaciones de Feijoo, aunque, todo hay que decirlo, no se llega a la paranoia ni esquizofrenia catalana, donde un rótulo en castellano supone multas administrativas y hasta el precinto y posterior cierre del negocio y eso, guste o no, con la connivencia del socialismo.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.








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