Llegó la precampaña electoral y con ella, las meriendas electorales, una práctica habitual entre los votantes que más cara le echan al asunto, y que se enmarca en la guerra de cifras en la convocatoria de actos propagandísticos. Lo hemos visto en diferentes actos, donde no es difícil distinguir entre la multitud aquellos que circulan de partido en partido, esperanzados en sobrevivir en la arriesgada y desprestigiada Administración Pública. Por otro lado, en estos actos electorales la presencia de conocidos empresarios y dirigentes de colectivos sociales en apoyo a las formaciones políticas es habitual, como lo es también, la recíproca apuesta del gobierno local.







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