Miguel Cabrera ha dimitido como portavoz del PP en el Parlamento de Canarias por bocazas. Cabrera Pérez-Camacho siempre se ha caracterizado por decir lo que le ha dado la gana. Por eso no se entiende que en su día aceptara ser el portavoz de su partido en la cámara. Con la dimisión de Carmen Guerra como vocera en el Cabildo de Gran Canaria, Soria ya tiene dos por el precio de una.
Hace unos años, cuando el abogado tinerfeño estaba en las filas de ATI, dejó el partido y su escaño porque se opuso a las peleas de perros y a las riñas de gallos que sus correligionarios aprobaron en el parlamento.
Cabrera, un hombre sensible de los haya, rechaza de plano los malos tratos a los animales, aunque no le importe mucho ser machista desde la tribuna parlamentaria y dedicar unos ripios groseros a las mujeres de la oposición.
Este diputado se caracterizó por la defensa a ultranza de Soria cuando éste pasaba por los momentos más amargos en esta legislatura, con imputaciones graves incluidas.
Este hombre amante de los animales se comportó como el perro de presa de Soria, el guardián de su jefe, el cancerbero fiel que es capaz de ladrarle a todo dios con tal de que dejen en paz a su amo.
Sin embargo, su dueño y señor se le ha revirado porque el presidente del PP está muy a gusto en su cargo de vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias.
Su ya ex portavoz criticó el viaje de Paulino Rivero a Cuba por entender que le estaba haciendo el caldo a la dictadura castrista. Eso mismo piensa Soria, pero no puede permitir a ningún miembro de su partido que lo diga en voz alta.
La tercera y última fuerza política del Parlamento canario ya tiene demasiado premio con el reparto de poder en la comunidad autónoma. Soria no va a permitir a nadie que cuestione un viaje del presidente a una dictadura si él también hace lo propio con otras, como Guinea Ecuatorial, cuando le ríe la gracia a Obiang por bastardos intereses económicos.
Además, Cabrera tampoco estaba bien respaldado: el presidente fundador del PP, Manuel Fraga, ya fue muchas veces a la Cuba de Fidel cuando presidía la Xunta de Galicia. Está claro que no se puede escupir para arriba.







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