‘Juegos de amor y de azar’ inicia en Telde una gira por las Islas Canarias

MASPALOMAS AHORA.- Tras el éxito cosechado en el Gabinete Literario, en donde permaneció en cartel desde el 15 de octubre hasta el 17 de diciembre del pasado año, el último montaje de Profetas de Mueble Bar, Juegos de amor y de azar, del dramaturgo francés Pierre de Marivaux (1688-1763), inicia este fin de semana una gira por el Archipiélago. El Teatro Juan Ramón Jiménez, de la ciudad grancanaria de Telde, acogerá los días 19 y 20 de enero, a las 21 horas, esta divertida comedia que ha recibido los elogios de público y crítica. La obra, una deliciosa pieza sobre los enredos del amor, está protagonizada por un reparto íntegramente canario: los veteranos actores y directores Carmelo Alcántara (en el papel de Arlequín) y Fernando Navas (Sr. Orgón) y los jóvenes Minerva Santana (Silvia), Gloria Fuentes (Lisette), José Carlos Campos (Mario) y Víctor Formoso (Dorante). Tras su paso por Telde, la obra podrá verse en el Auditorio de El Sauzal (Tenerife), los días 9 y 10 de febrero, y, ya en marzo, en Fuerteventura (días 2 y 3), en el Teatro Guayres, de Gáldar (10), en el Teatro Víctor Jara, de Vecindario (21) y en Mogán (24). En Juegos de amor y de azar, Marivaux desarrolla todos las características de su teatro: una trama sencilla, repleta de situaciones cómicas, que se desarrolla a velocidad de vértigo gracias a una estructura dramática casi perfecta; un encantador, inquieto y vivaz lenguaje que suena a nuevo en nuestros oídos; conflictos de clases suavizados por la bondad de los deseos amorosos y un penetrante análisis de los sentimientos. Todo ensamblado con un carpintería teatral eficaz y contundente. El público se divertirá contemplando cómo los señores sufren las consecuencias de ser criados y los criados disfrutan por un rato la maravilla de ser señores. Una brillante comedia para el disfrute y el entretenimiento de los espectadores de todas las edades. El argumento de Juegos de amor y de azar es muy simple. Los jóvenes Silvia y Dorante están en vísperas de contraer un matrimonio concertado por sus progenitores. Silvia, no obstante, convence a su  padre para que le autorice a cambiar de vestido con su doncella Lissete, para presentarse de ese modo ante su prometido, pues está deseosa de conocer realmente y a fondo al que se convertirá en su esposo. Pero lo gracioso es que éste ha tenido la misma idea que su prometida, y aparece ante ella ataviado con la librea de su criado Arlequín, usando el nombre de Burguiñón. El resultado es una doble fantasía. Silvia, antes señora y ahora criada, se enamora de Dorante, antes señor y ahora criado, y viceversa; Arlequín, antes criado y ahora señor, se enamora de Lissete, antes criada  y ahora señora, y viceversa.