El psicólogo y profesor titular de Recursos Humanos de la Universidad de Alcalá Iñaki Piñuel y Zabala coordinó durante la primera semana de la Universidad de Verano de Maspalomas el curso 'El mobbing desde una perspectiva multidisciplinar: Nuevas perspectivas en la evaluación, intervención y prevención del acoso laboral'. Sin embargo, Piñuel y Zabala también es un profundo conocedor de otro problema que ha surgido en los últimos años en España, el 'bullying' o acoso escolar.
P.- ¿Hay mucho 'bullying' en España?
R.- Por los estudios epidiemiológicos que manejamos sabemos que uno de cada cinco chavales en edad escolar entre 7 y 18 años son víctimas del hostigamiento psicológico en el ámbito escolar, luego es un problema que afecta a más niños de los que se podía esperar inicialmente. Los estudios internacionales de la OMS establecen que el 24% de los niños están sometidos periódicamente a malos tratos continuados, en España los datos del Barómetro Cisneros hablan de unos datos similares, por tanto es una asignatura pendiente todavía en España evaluar periódicamente en España la manifestación de este acoso psicológico que tantos niños sufren, aunque todavía desgraciadamente en silencio y en medio de una trivialización y banalización que hacen que no se adopten medidas de protección y por tanto no sea efectiva la obligatoria tutela del derecho fundamental de un niño de acudir a la escuela sin miedo, sin terror, sin daño emocional por lo que le espera a cabo del tiempo a manos de sus compañeros.
P.- ¿Cómo se manifiesta el 'bullying'?
R.- El acoso psicológico siempre tiene como manifestación conductas de hostigamiento que siempre dejan poca huella, poco rastro, al no ser, por supuesto, el daño, que es enorme y que termina incidiendo en la capacidad de concentración del niño, problemas de memoria, problemas para rendir en el ámbito escolar y que se manifiesta siempre como primer síntoma en ese terror o miedo en ir al colegio, normalmente a la vuelta de unas vacaciones, de un puente, de un fin de semana los niños somatizan, tienen dolores extraños, refieren que les duele algo para no tener que volver al colegio porque saben que lo que les espera son los malos tratos a manos de algún compañero o a veces también de algún profesor.
P.- ¿Hasta que punto es importante el 'bullying' psicológico respecto al físico?
R.- Se tiende a confundir a la opinión pública cuando se habla del 'bullying', del acoso psicológico, del acoso escolar, como un mero maltrato físico, y aunque existe con agresiones, patadas, collejas,...estas tienen una visualización mucho mayor de forma que los niños son rápidamente identificados y se puede poner remedio, hay partes de lesiones, médicos que intervienene, a veces ingresos hospitalarios, palizas que dejan verdaderamente un impacto externo evidenciable, pero se habla muy poco del iceberg oculto de violencia psicológica que sufren los niños. Esta violencia es mucho mayor, tiene mucho mayor impacto a medio y largo plazo, y es la que es responsable de la aparición de cuadros a medio y largo plazo en esos niños que sufren esa violencia de stress postraumático infantil. Es necesario reiterar que el maltrato psicológico es muy relevante, no es trivial burlarse de alguien, no es trivial insular, no es trivial poner motes, no es trivial maltratarlo ridiculizando su forma de hablar o sus errores, es muy importante tenerlo en cuenta y establecerlo como un riesgo específico para la salud de los niños.
P.- ¿Hasta que punto se ha estudiado a los niños que agreden?¿Tienen muchos puntos en común?
R.- Buena parte de los niños que acosan sufren violencia ellos mismos en el ámbito familiar. Lo que hacen es canalizar una frustración o un daño a través de una serie de agresiones que proyectan sobre sus compañeros. El perfil más habitual de un niño maltratador o acosador es el de una antigua víctima que muy tempranamente ha sufrido malos tratos en el ámbito familiar. Por tanto no hay que trivializar tampoco el ámbito del maltrato en la familia, los padres y madres son los primeros que muestran un mal modelo a los niños a la hora de exponerles también al maltrato y enseñarles con su mal ejemplo lo que después pueden hacer contra otros compañeros.
P.- ¿Y qué papel juegan los profesores?
R.- Los profesores a veces son ellos mismos objetos de malos tratos por parte de los alumnos o de los padres de alumnos. Hemos encontrado que un porcentaje relevante, casi el 20% de los profesores, refiere violencia psicológica o física a manos de algunos alumnos, sobre todo en Secundaria, o de padres de alumnos, en Primaria. Por tanto es un colectivo de alto riesgo a la hora del maltrato o psicológico o hasta física. El Profesorado tiene un papel importantísimo en la evaluación temprana y en la prevención del 'mobbing' escolar. Estando en las aulas son los primeros que conocen las burlas, las ridiculadizaciones, del niño que se aparta, se estimagtiza, del niño con el que nadie quiere jugar, esa especial vigilancia y atención permite que un profesor sea el primero ya que es el fundamental garante del derecho de los niños de que ir a clase no sea un problema para ellos. Ese papel de los profesores es fundamental y hay que reivindicarlo porque es el primero que se puede dar cuenta de la existencia de un caso de maltrato escolar.
P.- ¿Y los padres?
R.- Los padres somos los primeros que tendemos a justificar indebidamente todas las conductas, incluso las peores, de nuestros hijos. Eso es un mal ejemplo. Es una mala forma de educar a un niño el justificarle todo, pasarle todo, posicionarse sin más a favor de lo que ha hecho incluso sin conocerlo, a veces se está a muerte de un hijo haga lo que haga, con razón o sin razón, a favor de la conducta, a veces violenta de su hijo, y eso verdaderamente puede ser el principal problema. Esto deriva en situaciones de malos tratos contra el Profesorado en la que los primeros que muestran un mal ejemplo, incluso maltratando o violentando física o verbalmente al profesor, son los padres.
P.- Hay que ver hasta qué punto ha cambiado la situación en unos años.
R.- Vivimos en una sociedad en la que poco a poco se van perdiendo todos los rastros de autoritarismo y eso se ha confundido con perder todas las asimetrías, por ejemplo la asimetría de la educación. Es significativo que los padres se han convertido en 'padres colegas', los profesores en profesores que son iguales a sus alumnos o sienten esa relación como de iguales, y esto provoca graves problemas en la educación ya que la relación 'per se' del educador y el educado es una relación asimétrica. Esto provoca graves problemas a la hora de establecer la disciplina, intentar mantener el orden, plantear una cierta exigencia de resultados, la misma evaluación que se siente como algo negativo. Esto es una asignatura pendiente que genera verdaderos problemas de convivencia escolar y cada vez más incidentes con la violencia como protagonista.
P.- ¿Es en la actitud de los profesores donde más se nota ese cambio?
R.- Hemos pasado de la educación que se decía lo de la 'letra con sangre entra', el profesor castigador u hostigador a la situación actual. No hace mucho tiempo podíamos encontrar cantidad de casos, y muchas personas adultas todavía se acuerdan de haber sido victimizados por profesores que los han agredido físicamente, o se han reído o mofado de ellos, los han ridiculizado en público. Ahora es lo contrario, muchos profesores son víctimas de malos tratos. Hemos pasado de una situación de autoritarismo a otra de igualitarismo que produce muchísimas interferencias y sobre todo, en este caso, explican en buena parte tantas situaciones de agresiones y de violencia física o psicológica contra el Profesorado.
P.- ¿En qué tienen que cambiar los padres para que la situación actual no empeore todavía más?
R.- Los padres tienen que recordar que son educadores principales de sus hijos, y que los primeros modelos, buenos o malos, de sus hijos son ellos. Los niños observan milimétricamente sus conductas, son los primeros que muestran lo que se puede o no hacer haciéndolo o dejándolo de hacer. Muchas veces son ellos los que tienen que recibir esos cursos de formación o educación para padres que son necesarios para saber marcar la disciplina, con autoridad pero sin autoritarismo, marcando una obligatoriedad, cumplir las normas. Lo contrario es lo que estamos viviendo, una sociedad donde los niños, especialmente los adolescentes, entran en una crisis por no encontrar límites a sus deseos por no habérseles marcado la norma y por no haber internalizado en un momento fundamental de la evolución humana la norma social. Al no internalizar la norma social en la adolescencia se convierten en adultos que llamamos 'adultescentes', adultos que siguen siendo adolescentes buscando eternamente la norma, el padre al que oponerse y chocando una y otra vez con instituciones, autoridades, jefes, superiores







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