Cuando se rememora el recuerdo presente que se tiene de Kant, y aquella obra que los humanos hemos dado en idealizar, Sobre la paz perpetua, y la comparamos al escenario político que pretende hacer valer el Partido Popular, nos damos cuenta de lo lejos que estamos, ya ahora, de la coexistencia pacífica, todos dentro de este mundo.
La inmigración ha sido un fenómeno que durante siglos ha afectado los designios de nuestro planeta. Los humanos de las edades moderna y contemporánea han revivido en esencia, el espíritu de los antiguos nómadas de las edades de piedra de la Tierra. El salir de la zona de nacimiento, de la que más legítimamente es tu casa, hacia otras regiones en busca de un porvenir, de un lugar en donde poder ejercer la autonomía que te permita existir felizmente, es un trance duro y ya tumultuoso de por sí, como para encima poner barreras del tipo del carnet por puntos para Inmigrantes. Entran en juego, en este sentido, la Carta de los Derechos Humanos aprobada en Asamblea General por las Naciones Unidas en 1.948 y la infracción directa de las libertades propias de cualquier ciudadano del mundo. La sátira anunciada por Rajoy (pues entra dentro de este recurso estilístico sin duda) de proclamar que el inmigrante que delinca, automáticamente, perderá su condición de español, es cuando menos, controvertida. ¿Ser español de cuna premiará/primará de algún modo a la hora de cometer falta?... ¿No hace recordar esta premisa a una época pasada que deseamos que siga quedando en el pasado?.
A la hora de no malinterpretar los hechos, es necesario que el lector o escucha de las palabras del líder popular, se avenga a recabar información por sí mismo para valorar el asunto en su medida. Dentro de la Comunidad Canaria seremos más sensibles en este sentido, pues pocos en nuestra región, pueden decir que no tienen algún familiar que en algún momento se ha visto obligado a emigrar lejos de aquí (Latinoamérica nos acogió otrora). Pues bien como decíamos, los datos no corroboran, si en eso es en lo que se basan Rajoy y su plana mayor, para menospreciar de tal manera a los ciudadanos inmigrantes.
El Ministerio de Sanidad expone que este grupo social hace uso de un 15% menos de los servicios que ofertan en este organismo, la Sociedad Española de Medicina Comunitaria anuncia que dentro del 10% que suponen los inmigrantes en la población nacional, sólo un 5% son pacientes, y generalmente, del servicio de Urgencias, que en ningún caso llegan a colapsar. Normalmente, y durante el año 2006, los inmigrantes no llegan apenas al 4.5 porcentual del gasto sanitario total. Esto es, una posibilidad desterrada de antemano para aceptar la desigualdad proyectada.
En un estudio reciente del Centro de Estudios de la Comunidad de Madrid el 72% de los inmigrantes residentes en España, tiene amigos españoles. La posible confrontación surgida a raíz de los problemas que puedan derivarse de comunidades de vecinos, colectivos varios, tienen que ver, en esencia según los sociólogos, con la edad en la que llegan a nuestro país. Vicente Rodríguez (sociólogo del CSIC) se pregunta si realmente no existe una contraposición en la idea de creer que no hay vecinos sucios o escandalosos de origen español? Cierto es que hay un período de adaptación al nuevo entorno, pero no es menos cierto que el problema de trasfondo tiene más que ver con la edad (juventud) que con el origen. A priori, un posible segundo razonamiento igualmente desterrado.
En un informe de la Secretaría de Seguridad del Estado se expone que en 2002 con una masa social de inmigrante casi a la mitad, el porcentaje de delincuencia era 1.6 puntos mayor que la registrada en el año 2006 con casi el doble de inmigrantes más. La falacia de que "el inmigrante viene a delinquir" se desmorona por sí sola, la Dirección General de la Policía expone que algo más del 60% de las bandas organizadas de delincuentes son mixtas (extranjeros y españoles). Luego, son varios los expertos que no ven la correlación entre el aumento de la delincuencia y la llegada de un mayor número de inmigrantes.
En otra punta de lanza, el aspecto laboral. Discurre en algunos ámbitos de la sociedad la idea de que los inmigrantes copan los puestos de trabajo, pudiera darse el caso de creer que eso es cierto, pero sólo ocupan dos millones de puestos de trabajo y nunca el porcentaje de parados fue tan bajo como el que vivimos hoy. Además, un estudio de la Fundación de La Caixa se aviene a anunciar que 241.000 inmigrantes han creados empresas en los últimos años, creando, además, puestos de trabajo. Generalmente, los sociólogos aceptan la idea de que los inmigrantes ocupan los puestos vacantes en el sector servicios pues son los que menos incidencia tienen en el interés de los españoles. Pudiera darse el caso de que entendiéramos que esta premisa, tampoco es válida para menospreciar a quien viene de fuera.
Rajoy, en el colmo del propagandismo electoral más absoluto, anuncia que habrá que luchar contra la ablación en nuestro país. Olvidado el dato de que las leyes españolas castigan tal hecho con 12 años de prisión, parece obviar también que la legislación española prohíbe salir del país a una niña que viaje para realizársela fuera. Algunas comunidades, incluso, en suelo español, determinan que es posible perseguir casos fuera de España. Tal bulo sólo tiene cabida en la mente de quien sabe, de fondo, que su contrato raya lo hilarante y pretende encumbrarse del lado de los derechos humanos cuando su proyecto anula cualquier premisa de este tipo.
Pero como este hombre nos tiene acostumbrados a perlas de todo tipo, dijo que: "hay que defender los derechos humanos y eso pasa por evitar la poligamia", esta frase la anunció en la reciente entrevista televisiva en Cuatro hecha al líder popular. A pesar de la ingente creencia que existe de que en el mundo musulmán la poligamia está permitida a todas luces, no es menos cierto, que es una verdad a medias. Un marido musulmán, no podrá casarse con cuantas mujeres quiera, pues como norma esencial tiene que poder mantenerlas a todas. La caída de este concepto ha sido tal que muchos países que siguen reminiscencias de la Ley Sharia o Coránica, tienen en su Código Civil prohibido el mantener matrimonio simultáneo con dos parejas. A día de hoy, uno de los países que aún mantienen esta costumbre, Marruecos, siempre que la primera mujer permita al marido casarse por segunda vez, supone la pequeña mayoría del 3% de hombres que hacen uso de la poligamia. Dado el marco laico de España, y apoyándonos en la Declaración de los Derechos Humanos (artículo 2 y sus dos puntos y artículo 18) en ningún caso esta situación atentaría contra los derechos de ningún ciudadano. A menos que tengamos plena conciencia (craso error) de una religión o forma de sociedad Universal imperante.
España era en 1.999 el país con la tasa de natalidad más baja del mundo con un porcentaje nimio del 1.07 por mil, en 2.007 el crecimiento estancado se ha quedado atrás con un 1.37, gracias, en buena medida a la aportación de las familias de inmigrantes. El 17% de los nacimientos en España en el año 2005 fueron de padre/madre extranjera, y en ningún caso han colapsado ayudas ni bonificaciones al efecto, en Madrid, las prestaciones dirigidas a los que no tienen recursos propios, apenas son destinadas en un 10% a la enorme masa social inmigrante que habita la capital.
Comoquiera que cualquier medida restrictiva del Derecho Internacional y de Ciudadanía va en contra de una globalización humana y del concepto de Universalización del Hombre, que no sólo de regímenes económicos esta hecho el mundo, parece incongruente que algunos acepten como premisas válidas medidas que en todo caso van contra los derechos esenciales otorgados al Hombre de Igualdad y Libertad, creando un marco de denigrante valor, de ciudadanos de primera y segunda. Este artículo ha ido inspirado en la línea de artículos recientes sacados a la luz por diferentes medios de comunicación en nuestro país contra la medida anunciada por el Partido Popular, adoptando los datos que han ido apareciendo en ellos y refutados posteriormente en los datos que ofrecen las instituciones nombradas.
· Las Juventudes Socialistas de Telde.







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