La Asociación de Vecinos Bahía del Pajar estudia la creación de una plataforma para impedir el posible cierre de la cementera de Santa Águeda, cuya concesión otorgada por Puertos Canarios vencerá en el año 2020, segun el grupo BeCordial y la Familia del Castillo con intereses turísticos en la zona, y no en 2022 como considera la empresa.
Algunos vecinos han defendido la continuidad de la fábrica, que da empleo directo a 200 personas, aseguran, e indirecto a unas 400, por lo que consideran que su marcha afectaría a la economía de Santa Águeda. Sin embargo, las cuentas de la empresa de 2017 refleja sólo 102 trabajadores que se distribuyen en un director general, 3 directores gerentes, 35 empleados de oficina y 63 empleados cualificados.
El presidente de la Asociación, Mariano Trujillo, ha indicado que “está en juego el encanto del pueblo pesquero”, que podría verse afectado por la llegada de turismo masivo si al finalizar la concesión, el puerto cambia su actual uso industrial por el de muelle deportivo.
“No queremos que suceda con El Pajar lo mismo que con Pasito Blanco o Tauro, donde antes de la intervención de empresas también decían que todo seguiría igual y ahora son espacios cerrados al público”, ha matizado.
Trujillo ha afirmado a Maspalomas Ahora que la plataforma “aún no se ha creado” y que todo “son intenciones” con el objetivo de apoyar la continuidad de Cementos Especiales de las Islas (Ceisa) “que tanto nos ha ayudado en todo lo que hemos necesitado”.
“Primero tenemos que reunirnos los colectivos: la Asociación de Vecinos, El Club de Mayores y la Comisión de Fiestas para luego reunirnos con el pueblo para decidir que vamos a hacer”, ha añadido el presidente del colectivo vecinal.
El Ayuntamiento espera al Gobierno de Canarias
Por su parte, el concejal de Urbanismo de San Bartolomé de Tirajana, Alejandro Marichal, ha afirmado en declaraciones a Maspalomas Ahora que la renovación o no de la concesión dependerá del Gobierno de Canarias, "como es lógico. Pero si se opta por no renovarlo habría que procurar que los trabajadores que quedan, se vean afectados los menos posibles. Es decir, plantear un ERE que contemple medidas alternativas, tales como jubilaciones anticipadas, recolocación en otras empresas del grupo, si es posible, etc".
Cemento o turismo
La concesión de Cementos Especiales de las Islas (Ceisa) dedicada a la fabricación y venta de cemento, mortero y materiales de construcción, se asentó en el núcleo de El Pajar hace más de 60 años y es por esta larga trayectoria que la empresa ha afirmado que “empleará todas las alternativas jurídicas y administrativas que estén al alcance de su mano para lograr una prórroga de la concesión del puerto y seguir desarollando su actividad”.
En contraposición, la familia Del Castillo y el grupo hotelero BeCordial, promotores del resort Cordial Santa Águeda, tienen claro que el porvenir está en el turismo por lo que defienden la conversión del puerto en muelle deportivo.
Ambos promotores han interpuesto un recurso para adelantar el fin de la fábrica a 2020 al entender que, tras una serie de concesiones sucesivas hasta 1990, debe tomarse este año como referencia. La última concesión se otorgó por un periodo de 30 años.
500 millones
Una supuesta pérdida de rentabilidad económica de la fábrica de cementos y las extraordinarias características geográficas que ofrece su enclave costero pueden convertir a El Pajar de Arguineguín "en el Puerto Mogán del siglo XXI con una planificación turística y medioambiental de primer nivel". Así lo afirmó el empresario y promotor turístico apoderado del Condado de la Vega Grande, Fernando del Castillo y Benítez de Lugo, durante su lectura pública del pregón con el que arrancaron las fiestas de Santa Águeda en el año 2013 y que resume la operacion en la zona.
El tercer hijo del 9º Conde de la Vega Grande señaló que la cementera, desde antaño sobredimensionada y con unos hornos paralizados desde hace mucho tiempo, ha perdido con la actual coyuntura económica "una rentabilidad sustancial y tiene muy pocas posibilidades de recuperarla".
"Si conseguimos el placer de los cementeros, a quienes se les tiene que ofrecer una alternativa que justifique económicamente esta reconversión, sustituiremos acertadamente una actividad industrial en regresión por un desarrollo turístico competitivo de primer orden", afirmó. Fernando del Castillo reconoció que para concretar esa propuesta de desarrollo turístico en la zona, el Condado tendrá primero que "convencer a los propietarios de la cementera" para que colideren el proyecto y, segundo, "pedir el apoyo político necesario" para el mismo en todas las administraciones públicas.
Esa petición al Cabildo de Gran Canaria y al Gobierno Autónomo no sería "especial", dijo, porque múltiples operaciones empresariales turísticas similares ya se solicitaron y realizaron en Tenerife durante los años del boom. "Basta comprobarlas con un simple ojeo a través del Google Eart en Arona, Adeje, Fañabé y Guía de Isora", añadió.
Fernando del Castillo recordó que la cementera fue "en su día una de las principales industrias de Canarias" y la primera empresa donde trabajó "durante el verano de 1981". La industria fue propiedad de la familia condal hasta que "en épocas de recesión muy duras y en un entorno empresarial complejo y muy desfavorable" se vio abocada a venderla por un pasivo bancario de unos 2.000 millones de pesetas. "Nuestros propios bancos eran los dueños de la competencia y se hacía muy difícil sobrevivir en esas condiciones". A partir de entonces el negocio para los compradores de la fábrica "fue redondo en un mercado de cuasi monopolio", puntualizó.
Futuro prometedor
Ahora, sostiene Fernando del Castillo, las tornas han cambiado con la grave crisis que vivimos, y las expectativas de la cementera "no son las de hace unos años". Eso, junto a la perturbación medioambiental que produce en un entorno abocado irremediablemente al turismo, "presenta un futuro muy prometedor lleno de oportunidades y pone al Pajar de Arguineguín en una posición clara de ventaja competitiva", dijo. Cuenta con un envidiable y privilegiado suelo de costa junto al mar y con un existente puerto industrial perfectamente convertible en marina deportiva y comercial.
Con dos playas, un pueblo marinero, una marina para embarcaciones deportivas, una escuela de vela con torneos internacionales, avenidas por la costa, talleres y reparaciones navales, espacios de restauración, locales comerciales y dos explotaciones hoteleras, señaló, este proyecto "presenta inmejorables perspectivas para mejorar la calidad de vida de este lugar" y "supondrá un antes y un después del Pajar".
La reconversión de la fábrica de cemento "sin duda producirá de inmediato una revalorización del suelo en toda la zona", reconoció el actual presidente del Centro de Iniciativas Turísticas de Gran Canaria, por lo que habría que dotarla de un nuevo acceso desde la carretera general "para repartir las molestias del tráfico".
El proyecto turístico del Condado para esta zona, pregonó, conllevaría "una mejora del paisaje con verdaderas plantaciones de árboles" y, en cifras globales, supondría crear una infraestructura turística y residencial cuya inversión ronda los 400 ó 500 millones de euros y una creación de aproximadamente 1.200 puestos de trabajo directos.
"Puede ser el gran revulsivo del cambio hacia la senda del crecimiento y recuperación económica en nuestra Isla, con proyectos indispensables para crear nuevos puestos de trabajo", dijo el también promotor del Campo Internacional de Maspalomas y Monte León. El alcalde insistió en que la celebración debía entenderse como "la apuesta de un pueblo por continuar con sus tradiciones", y como "una unión y reunión de vecinos y de gente llegada de otros sitios para disfrutar en un espacio común y de un paréntesis en el trabajo y en el compromiso y la lucha diaria por mejorar las cosas".
La fábrica
A la planta cementera llega la materia prima por dos vías: por el puerto, por donde llega el clínker, y por vía terrestre, por donde llega la pozulana procedente de la cantera de San José. Estos materiales se muelen en un molino de bolas y se almacenan en silos verticales, desde donde se distribuye luego a granel o se empaqueta en sacos de 25 kilos.
En este segundo caso, una cinta transportadora traslada los sacos hasta el barco, y será entonces cuando el cemento se reparta por todas las islas. De hecho, el cemento que se produce en la planta de El Pajar ha formado parte de grandes obras de construcción a lo largo y ancho del Archipiélago, como el muelle de la Esfinge, el Puente de Silva, el Auditorio Alfredo Kraus, el pabellón del Gran Canaria Arena, la carretera de La Aldea, la ampliación del puerto de Playa Blanca, en Lanzarote, o el eje norte-sur en Fuerteventura.







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