Quisimos aclarar un incidente ocurrido el pasado viernes en la comisaría de la Policía Local de San Bartolomé de Tirajana. Comenzamos a contrastar y empezamos por la Jefatura, protagonista de los hechos. La respuesta fue: “por el bien del cuerpo no se realizarán declaraciones”. Pues bien, muy respetable.
Sin embargo no estamos conforme. Por el bien del cuerpo los incidentes se aclaran, máxime si el protagonista vuelve a ser el mismo. La plaza de comisario de Isidro Armas no deja de crear comentarios desde que se judicializó su incorporación. Esta vez no es un recurso, una sentencia o una denuncia, ha sido una orden insólita, y ahí está la noticia, en lo insólito.
Fuentes bien informadas y testigos presenciales nos cuentan que el nuevo asesor de Seguridad de San Bartolomé de Tirajana, el ex comisario jefe y candidato por Cs, Juan Campos intentó ocupar su despacho sin éxito. Después de ser nombrado y a pesar de los dos escritos dirigidos al jefe actual, se le impidió la entrada a comisaría.
Campos es como el padre de esa comisaría. Está hecha a su mano durante los más de 30 años que la dirigió, conoce a la perfección al personal y su funcionamiento; impedirle la entrada es algo que nadie se atrevió a hacer a pesar de las órdenes. Fue el propio afectado quien mantuvo la templanza y prefirió no montar el número, y se retiró.
Seguro que se estarán preguntando lo mismo, ¿a qué viene esta actitud? Pues según la Jefatura, los policias locales y autoridades son los únicos autorizados a acceder a las dependencias policiales. Curiosa afirmación cuando hasta hace dos semanas un cargo de confianza del anterior gobierno abría y cerraba puertas por el edificio con una tarjeta propia (a pesar de que estamos en alerta 4 terrorista), o el mismo comisario usaba las instalaciones y hasta el aparcamiento reservado para policías cuando era también un cargo de confianza; y así muchos más casos hasta llegar a la época en la que el departamento de Turismo se encontraba en el interior del edificio.
A día de hoy, Campos sigue sin poder acceder a las instalaciones por los argumentos esgrimidos. Si lo hace es acompañado por la concejal. Mientras, el comisario ya tiene dos órdenes de su superior, la alcaldesa, que es Narváez, no Pérez, ordenándole que permita a Campos el acceso a su puesto de trabajo.
¿A qué obedece esta actitud?, vaya usted a saber, ya que a Campos se le relacionaba con la Asociación de Policía Locales que en su día denunció el acceso a la plaza de comisario sin haber cumplido el plazo de dos años como subcomisario y poseer una licenciatura.
Pero si nos ponemos a especular sobre posibles motivos, es curioso que se esgrimiera, por otra parte, que Campos mantiene una enemistad manifiesta con un agente y podría producirse un incidente en comisaría, cuando lo que pasó el pasado viernes fue que ese agente recriminó la actitud del comisario por una posible persecución. A todo esto, añadimos una más, ¿y si el comisario busca la apertura de un expediente disciplinario para dilatar la resolución judicial que lo inhabilita? Con un expediente de este tipo el resto de acciones judiciales quedarían paralizadas.


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