La máxima expresión de la cultura pop y underground en el ámbito cinematográfico actual. Nunca exento de agitación y polémica en cada una de sus indagaciones artísticas. Es solitario, pero espontáneo. Pasional, aunque recto en la elaboración personal de sus obras. Esta semana, el martes 27 de marzo, el director, actor, guionista y productor Quentin Tarantino cumple 55 años.
Nacido en un humilde barrio de Knoxville, Tennessee (1963), Tarantino creció rodeado de todo lo que más tarde se convertiría en las señas de identidad de su selecta filmografía: Spagetti Westerns, películas hongkonesas, una enorme variedad musical, un ambiente multicultural y revistas de cuentos pulp. Desde temprana edad sus calificaciones parecían no augurar un buen futuro para el joven Quentin quién solamente llegó a destacar en las asignaturas de Historia y Literatura. De esta forma, y con el fin de pulirse como artista, participó en un taller de teatro para, poco después, internar en una escuela de actores. Sería a principios de los años ochenta cuando, el solitario e hiperactivo Quentin, marcharía a Los Ángeles donde encontraría el trabajo que se complementaría a la perfección con su forma de ser; dependiente en un videoclub. Allí acudía con una religiosa seriedad ya que había decidido que esa sería su particular escuela de cine. Vio todo lo que pudo e incluso más, convirtiéndose en una auténtica filmoteca andante. Sin embargo, la verdadera vuelta de tuerca ocurriría al conocer a Roger Avary, quién también trabajaba en el local. Juntos charlaban y discutían sobre cine durante horas, días y semanas hasta un día decidieron dar juntos el siguiente paso: Escribir y presentar guiones a las productoras.
Su colaboración vería nacer los libretos de “Amor a quemarropa” y “Asesinos natos”, ambos llevados a la gran pantalla de la mano de Tony Scott y Oliver Stone respectivamente, consideradas hoy películas de culto. En una fiesta, Tarantino entabló conversación con Lawrence Bender, un conocido productor de cine independiente, en la que hablaron sobre una idea que rondaba en la cabeza del primero: La historia de un robo fallido. Los cimientos del cine se estremecieron con el resultado de la conversación, de ella nacería la primera de Quentin Tarantino. De ínfimo presupuesto, con unos brillantes diálogos intrascendentes y con una narrativa y utilización de la música absolutamente rompedoras, el joven de Knoxville lanzó a las salas Reservoir Dogs.
De esta forma, Tarantino entró en el séptimo arte por la puerta más envidiada y ansiada de cualquier amante del mismo: con el beneplácito de la crítica y público, nominaciones y premios en festivales importantes y con un contrato para realizar lo que lo quisiera. Al finalizar la experiencia superlativa que significó su primer largometraje, se retiró a Amsterdam donde, en un apartamento sin contacto de algún tipo con el exterior, escribió en el guión de segunda película: Pulp Fiction. Rodada y estrenada a finales de 1994, dejó patente que el éxito de su ópera prima no había sido casual repitiendo parte de la fórmula que había servido anteriormente pero esta vez engrosando todas y cada una de esa facetas: Más diálogos, más violencia, más desorden de la estructura, más localizaciones, más música… Tan enorme como repudiada, la obra maestra de Tarantino emerge en su filmografía como la máxima expresión de lo que el cine de los años noventa podía llegar a contribuir. Ganadora de la Palma de Oro en Cannes a Mejor Película y del Oscar a Mejor Guión para Tarantino y Avary, la tremenda victoria se había repetido pero en otro estadio: había conquistado el cine comercial.
A pesar del apabullante éxito de Pulp Fiction, el tándem Roger Avary - Quentin Tarantino llegó a su fin debido a las diferencias personales relacionadas con la autoría de esta. Como cualquier otra relación que llega a su fin, cada uno tomó caminos distintos al otro. Mientras el primero intentó repetir el éxito hasta ahora cosechado como coautor y creador en las películas de Tarantino, este siguió aumentando su filmografía, palmarés y fama como guionista y director de verdaderos clásicos contemporáneos del cine moderno. Jackie Brown (1997), los dos volúmenes de Kill Bill (2003 - 2004), Death Proof (2007), Malditos Bastardos (2009), Django Desencadenado (2012) y Los odiosos ocho (2015) son su legado, la forma que este creador irrepetible tiene de entender el cine. En cada una de ellas ha explorado los motivos que hace 50 años le impulsaron a una odisea hacia Hollywood: Lo Blaxploitation, las historias de los años sesenta de vaqueros, las artes marciales, la desmesurada violencia de las películas de bajo presupuesto y las cintas de aquellos que hicieron de su pasión su profesión.
Considerado como uno de los más brillantes guionistas y directores de la actualidad, Quentin Tarantino ha dirigido también un capítulo de la película Four Rooms (1995), segmentos de Sin City: Ciudad del pecado (2005) y un episodio de la serie CSI: Las Vegas (2005), el cuál está considerado de los mejores de la misma. También ha actuado en Duerme conmigo (1994), Desperado (1995) y Abierto hasta el amanecer (1996) entre otras… A finales de 2019 se espera el estreno de su novena película, Érase una vez en Hollywood; la historia de un actor de televisión y su doble de acción quienes buscan crearse un nombre en Los Ángeles. Dicha película será la penúltima que realizará, puesto que planea retirarse al estrenar la décima. ¡Esperemos tener más de Quentin. Mientras tanto, ¡feliz cumpleaños!

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