Los responsables municipales de San Bartolomé de Tirajana ya disponen de información detallada sobre la secunda cárcel de Gran Canaria, un moderno centro penitenciario ajeno a los tópicos de los viejos penales de antaño, que la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (Seiep) comenzará a construir este verano en Los Llanos de Juan Grande, justo a la entrada de la localidad turística del sur de la Isla.
M. REYES / SAN BARTOLOME DE TIRAJANA. Los políticos locales y sus asesores se muestran reacios a dar datos, a pesar de que una comitiva viajó recientemente a Madrid para conocer los pormenores del proyecto y exigir compensaciones por la instalación de la prisión en el municipio. Pero lo cierto es que la cárcel es idéntica a la edificada recientemente en Cádiz, un inmueble que conjuga los servicios propios de una ciudad entre rejas con varias áreas consagradas al ocio y la formación de los reclusos.
Así, las entrañas de la futura cárcel de San Bartolomé se caracterizarán por un potente equipamiento deportivo y cultural, además de amplios módulos que concentrarán los servicios necesarios para funcionar con plena autonomía del exterior. Y es que la reinserción y rehabilitación social de los internos ha marcado el diseño del centro, que se divide en tres bloques de edificios diferenciados.
Uno de ellos, en el centro del complejo, acogerá los módulos de enfermería, dotaciones generales y la infraestructura deportiva, formativa y cultural, mientras que los extremos del inmueble albergarán las dos zonas residenciales, proyectadas para fomentar la convivencia en condiciones de seguridad.
Esos corredores laterales estarán integrados por 15 módulos con capacidad para 72 celdas cada uno de ellos, aunque una de las estancias tendrá régimen cerrado. La seguridad se garantiza gracias a varios perímetros de protección y barreras pasivas, que complementan la función de la torre de vigilancia ubicada a la entrada de la cárcel.
En ese ámbito estarán situadas las dependencias relacionadas con la actividad diaria del recinto, entre ellas las oficinas administrativas, el control de acceso y el centro de seguridad exterior.
Antes, otro módulo de 72 celdas señala el camino que une a los presos con la calle, pues desde él se gestionan los ingresos, las salidas y los tránsitos. Esta infraestructura está localizada a la entrada de la prisión, justo al lado de la jefatura de servicios. Fuera habrá dos aparcamientos a los que se llegará por la rotonda que enlazará con la carreterea general de Juan Grande, a la altura de El Matorral.
Y es que la explosión de modernidad y tecnología es más espectacular de puertas adentro, cuando se sobrepasan los innumerables perímetros de seguridad, los controles de vigilancia y se llega al pabellón cultural y deportivo, con su piscina al aire libre, su polideportivo, su gimnasio y su salón de actos multifuncional, que estará preparado para impartir enseñanza reglada, cursos y seminarios. Un centro de formación para cultivar el intelecto entre barrotes.
Enfrente de este espacio está proyectada la enfermería, que contará con la última tecnología para garantizar el derecho a la salud de los presos sin tener que abandonar el recinto. Todos podrán beneficiarse de unidades de diagnóstico, tratamiento, asistencia médica e ingreso hospitalario si fuera preciso.
Además, los convictos tendrán la posibilidad de realizar actividades remuneradas en la parte trasera de la prisión, que concentra los servicios de panadería, lavandería, cocina, economato y las centrales de almacenaje y mantenimiento.
Se trata de una superficie anexa al área de talleres productivos, en la que también se podrán aprender oficios como carpintería de madera y metálica, costura, corte y confección, artes gráficas y túneles de pintura, entre otras actividades.
Estos talleres tendrán accesos propios para las mercancías, con exclusas que permitirán la descarga del género al tiempo que se garantiza la seguridad de los internos. Las instalaciones están orientadas para potenciar el autoconsumo, en armonía y respeto con el medio ambiente y las normativas en este ámbito.
Foto: La nueva cárcel que se ubicará en Juan Grande será exactamente como ésta, según los datos de Instituciones Penitenciarias.
M. REYES / SAN BARTOLOME DE TIRAJANA. Los políticos locales y sus asesores se muestran reacios a dar datos, a pesar de que una comitiva viajó recientemente a Madrid para conocer los pormenores del proyecto y exigir compensaciones por la instalación de la prisión en el municipio. Pero lo cierto es que la cárcel es idéntica a la edificada recientemente en Cádiz, un inmueble que conjuga los servicios propios de una ciudad entre rejas con varias áreas consagradas al ocio y la formación de los reclusos.
Así, las entrañas de la futura cárcel de San Bartolomé se caracterizarán por un potente equipamiento deportivo y cultural, además de amplios módulos que concentrarán los servicios necesarios para funcionar con plena autonomía del exterior. Y es que la reinserción y rehabilitación social de los internos ha marcado el diseño del centro, que se divide en tres bloques de edificios diferenciados.
Uno de ellos, en el centro del complejo, acogerá los módulos de enfermería, dotaciones generales y la infraestructura deportiva, formativa y cultural, mientras que los extremos del inmueble albergarán las dos zonas residenciales, proyectadas para fomentar la convivencia en condiciones de seguridad.
Esos corredores laterales estarán integrados por 15 módulos con capacidad para 72 celdas cada uno de ellos, aunque una de las estancias tendrá régimen cerrado. La seguridad se garantiza gracias a varios perímetros de protección y barreras pasivas, que complementan la función de la torre de vigilancia ubicada a la entrada de la cárcel.
En ese ámbito estarán situadas las dependencias relacionadas con la actividad diaria del recinto, entre ellas las oficinas administrativas, el control de acceso y el centro de seguridad exterior.
Antes, otro módulo de 72 celdas señala el camino que une a los presos con la calle, pues desde él se gestionan los ingresos, las salidas y los tránsitos. Esta infraestructura está localizada a la entrada de la prisión, justo al lado de la jefatura de servicios. Fuera habrá dos aparcamientos a los que se llegará por la rotonda que enlazará con la carreterea general de Juan Grande, a la altura de El Matorral.
Y es que la explosión de modernidad y tecnología es más espectacular de puertas adentro, cuando se sobrepasan los innumerables perímetros de seguridad, los controles de vigilancia y se llega al pabellón cultural y deportivo, con su piscina al aire libre, su polideportivo, su gimnasio y su salón de actos multifuncional, que estará preparado para impartir enseñanza reglada, cursos y seminarios. Un centro de formación para cultivar el intelecto entre barrotes.
Enfrente de este espacio está proyectada la enfermería, que contará con la última tecnología para garantizar el derecho a la salud de los presos sin tener que abandonar el recinto. Todos podrán beneficiarse de unidades de diagnóstico, tratamiento, asistencia médica e ingreso hospitalario si fuera preciso.
Además, los convictos tendrán la posibilidad de realizar actividades remuneradas en la parte trasera de la prisión, que concentra los servicios de panadería, lavandería, cocina, economato y las centrales de almacenaje y mantenimiento.
Se trata de una superficie anexa al área de talleres productivos, en la que también se podrán aprender oficios como carpintería de madera y metálica, costura, corte y confección, artes gráficas y túneles de pintura, entre otras actividades.
Estos talleres tendrán accesos propios para las mercancías, con exclusas que permitirán la descarga del género al tiempo que se garantiza la seguridad de los internos. Las instalaciones están orientadas para potenciar el autoconsumo, en armonía y respeto con el medio ambiente y las normativas en este ámbito.
Foto: La nueva cárcel que se ubicará en Juan Grande será exactamente como ésta, según los datos de Instituciones Penitenciarias.
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