Aplausos defraudadores

Soria fue recibido por sus compañeros de partido como si hubiera ganado la Champions, con una ovación cerrada y larga presenciada por María Dolores de Cospedal, quien además de exteriorizar su cariño y agradecimiento hacia el ex ministro, le declaró literalmente su amor. Los correligionarios de Soria se comportaron como hooligans, como si fueran sus compinches de correrías.

O sea, que usted monta una empresa off shore, no paga impuestos en su país, evade capital en un paraíso fiscal, sale vergonzosamente en los papeles de Panamá, miente como un bellaco, se ve obligado a renunciar a su cargo por emular a Pinocho y tu partido, para compensarte, no te echa como agua sucia, sino que te aplaude hasta la extenuación.

Hasta ayer se entendía, aunque vaga y cobardemente, que le aplaudieran de forma unánime, que lo adularan, que le dieran coba, que le hicieran la pelota porque Soria era el gran jefe blanco en la reserva india. Pero ahora por qué diantres le aplauden. Solo se me ocurre un motivo: la costumbre. Llevaban tantos años peloteándolo que incluso ahora, desprovisto de poder, han seguido con el movimiento reflejo, como el rabo de la lagartija, que una vez cortado se sigue moviendo. Como los pollos sin cabeza.

Se podía haber entendido que los suyos lo hubieran recibido con un respeto reverencial, con un sentimiento de pésame, con un te acompaño en el sentimiento, pero lo que es incomprensible es que le rindan pleitesía después de muerto, como si fuera el Cid Campeador, que seguía matando moros después de haberla palmado.

Soria aprendió rápidamente de Aznar, su líder y clon, el que defrauda a Hacienda y criticaba hipócritamente a Monedero por hacer lo mismo que él, o quizá mas bien por ser de Podemos. Porque en realidad el fraude fiscal de Aznar es mucho más grave que el de Monedero o cualquier otro porque no todo el mundo ha sido presidente del Gobierno de España durante ocho años.

El presidente antipático que iba de ejemplar y que definía a ETA como el Movimiento Vasco de Liberación, nos ha salido rana, como los cargos nombrados por Esperanza Aguirre. Dime de qué presumes y te diré de qué careces.