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25 años formando

SEGISMUNDO URIARTE DOMÍNGUEZ Domingo, 30 de Noviembre de 2014 Tiempo de lectura:

Contra viento y marea, el CEPA de Teror ha ido capeando el temporal gracias a que los docentes que en él han trabajado

Recientemente el Centro de Educación de Adultos de Teror ha cumplido veinticinco años de actividad formativa en los municipios de Teror, Valleseco y Artenara. La importancia de este hecho va más allá de la celebración de un cumpleaños. Su importancia principal radica en haber podido sobrevivir un cuarto de siglo a pesar de todas las vicisitudes que han rodeado a la Educación de Adultos en Canarias.

Unas vicisitudes marcadas casi siempre por la incertidumbre de saber si se va a mantener o no esta modalidad de educación y en qué condiciones y sobre qué planteamientos se rigen las actividades que pueden llevarse a cabo.

Contra viento y marea, el CEPA de Teror ha ido capeando el temporal gracias a que los docentes que en él han trabajado y trabajan han sido conscientes de que la Educación de Adultos en un Municipio es una herramienta significativa para luchar contra la desigualdad en el terreno educativo y, consecuentemente con ello, la desigualdad en el terreno social y es, además, un instrumento eficaz de desarrollo comunitario. .

Es el profesorado quien tiene en sus manos el demostrar a los políticos de turno la singularidad de este tipo de centros y, para ello, se debe propiciar que los distintos centros se conviertan en gestores de recursos formativos y dinamizadores sociales que propicien la elevación de la autoestima de la población en la que actúan.

Esto supone la necesidad de una coordinación eficaz con todas aquellas instituciones y entidades que ofrezcan a la población adulta la posibilidad de formarse o perfeccionarse en los más diversos campos del conocimiento.

Requiere, además, el esfuerzo de convertir a los centros en lugares de convivencia que permitan una mayor socialización para lograr de los usuarios de los mismos una participación más activa y eficaz en la resolución de los problemas comunitarios.

Por ello, los profesionales de los centros de Educación de las Personas Adultas deben ser lo suficientemente polivalentes como para afrontar con garantías la organización y coordinación de unas actividades en función de las expectativas y las posibilidades de la población adulta.

Es esa población adulta la que tiene que reclamar su derecho a una adecuada formación que le permita adquirir la suficiente autonomía para ser capaz de decidir por sí misma sin estar a expensas de manipulaciones interesadas.

Para que ello sea posible, los centros de Formación de las Personas Adultas deben dejar de ser meros expendedores de formación básica  para convertirse en instrumentos de desarrollo comunitario, posibilitando a la población que usa sus servicios la adquisición de las habilidades sociales que la sociedad demanda, dando prioridad a los sectores de población más desfavorecidos avanzando así en la lucha contra la discriminación, la exclusión y la desigualdad social, mejorando las posibilidades de inserción y participación de estos colectivos.

Conviene señalar  que el  masivo desarrollo  de los fenómenos de exclusión y las perspectivas demográficas  a medio plazo llevan a la mayoría de los Estados de la Comunidad Europea a hacer de la Educación de las Personas Adultas un terreno privilegiado de iniciativa y desarrollo del acceso a la formación continua y la reducción de las desigualdades de accesos al mundo del trabajo.   

Todo este bagaje social  que suponen hoy los distintos centros de Educación de las Personas Adultas sólo se mantendrá y adquirirá mayor envergadura  si los profesionales  que en ellos trabajan son conscientes de que son ellos los que tienen que lograr que así sea y no permitir que intereses extraños, a veces íntimamente relacionados con actitudes políticas, traten de echar por tierra lo que tanto ha costado levantar a base del entusiasmo y esfuerzo de unos profesionales que sólo les ha guiado su deseo de estar al día y responder adecuadamente a la demanda de la sociedad a la que sirven.     

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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