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XAVIER APARICI GISBERT

¿Por qué marruecos si y nosotros no?

XAVIER APARICI GISBERT Ver comentarios 1 Viernes, 01 de Agosto de 2014 Tiempo de lectura:

Uno de los flecos de la enorme presión institucional y social que está poniendo en marcha este coloso empresarial es el de la publicidad

La Globalización neoliberal a llevado la subordinación de los intereses generales a los particulares hasta unos niveles desconocidos anteriormente. La desregulación de las actividades de las macroempresas y la liberación de movimientos de los grandes capitales han permitido la imposición de “los mercados” sobre cualquier otra consideración política, social o ecológica. En los ámbitos nacionales e internacionales, las instituciones de gobierno practican la tolerancia ante las transgresiones que cometen las multinacionales industriales y financieras contra las leyes que rigen la política y la economía. Esa connivencia, que ha provocado la pérdida de legitimidad en las élites de poder, tiene su reflejo, también, en las distintas facetas de la comunicación social.

Repsol, nominalmente, una empresa española con sede social en Madrid, -fundada en 1987 de una serie de compañías, previamente estatales-, en realidad es, como Repsol-YPF S.A., una empresa multinacional, una de las petroleras privadas mayores del mundo, que opera en más de treinta países. Sus tres accionistas principales son La Caixa (13%), Sacyr (10%) y Pemex (9,5%). Se calcula que emplea a más de 37,000 personas. En activos,  es la mayor compañía privada energética en Hispanoamérica. Y, como es muy sabido en Canarias, Repsol, buscando bolsas de petróleo rentables para explotar, está decidida a hacer prospecciones en el mar, junto a las costas orientales del archipiélago y a una profundidad extraordinaria. A pesar de la amplia oposición de la sociedad civil canaria y hasta de su gobierno autonómico, esta corporación ha recibido, hasta el momento, todos los permisos y facilidades desde las instancias políticas y judiciales del Estado español para culminar sus objetivos. Entre otras, que en caso de producirse una catástrofe medioambiental –y económica, dada la dependencia de esta región del turismo- por vertidos, la responsabilidad de la multinacional para cubrir los daños se limita a 20 millones de euros. El Ministerio de Industria, actualmente dirigido por el ministro, de origen canario, José Manuel Soria -destacado adalid de la petrolera-, podrá, en tal circunstancia, modificar el importe de dicha garantía "si se justifica que el riesgo asociado se ha modificado".

Uno de los flecos de la enorme presión institucional y social que está poniendo en marcha este coloso empresarial es el de la publicidad. En estos días, en el ámbito radiofónico autonómico se puede escuchar en las principales cadenas un anuncio, expresado por una voz masculina con perfecto acento canario y tono indignado, que empieza así: ¿Por qué Marruecos si y nosotros no?  

El estudio técnico de este producto publicitario -de las manipulaciones, distorsiones y falsedades de su contenido textual y de las formas de expresarlo- daría para una tesis doctoral, pues, es un claro ejemplo del nivel de degradación ética e irresponsabilidad profesional al que ha llegado el sector de la publicidad. Aún así, lejos de retirar de la audiencia este ataque a la inteligencia y la sensibilidad de las y los oyentes, la segunda fase de esta campaña propagandística de Repsol, nos vuelve a interrogar, en similares términos, sobre si sabemos por qué los noruegos son tan ricos.

Con todo, sería prudente no abrir la “Caja de Pandora” de las comparaciones, no sea que, siguiendo los consejos publicitarios, en Canarias nos dé, emulando a Marruecos (y a Holanda), para hacernos tan ricos como los noruegos, por cultivar, legal e intensivamente, marihuana. Una estrategia económica sin riesgos medioambientales que crearía mucha riqueza local, múltiples empleos y una gran afluencia de turistas. ¿Alguien da más?

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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