Universidad Complutense: un túmulo maloliente
Es muy grave lo que se ha hecho y no basta con meros comunicados de disculpas
Lo que ha sucedido en la Universidad Complutense con los cadáveres apilados
como si fuesen sacos de patatas o de azúcar que uno puede hallar en
cualquier gran almacén de una cadena comercial tendría que tener
consecuencias irreversibles, comenzando por el rector y la cúpula de la o
las facultades implicadas en este dislate. No sólo es que han tratado como
mera basura los cuerpos de unas personas que, en su día, decidieron donar
su osamenta a la ciencia en beneficio del descubrimiento de nuevos avances
médicos, sino que, además, se ha intentado echar tierra sobre un asunto que
para nada debe quedar olvidado. Es muy grave lo que se ha hecho y no basta
con meros comunicados de disculpas. Deben depurarse y con carácter de
urgencia muchas responsabilidades.
No es de recibo ni plausible que una mera casualidad haya destapado esta
morgue pestilente, este descuido con los cuerpos de unas personas que, en
su momento, sacrificaron su eterno descanso para poder ser examinadas y
sacar conclusiones de cómo poder combatir enfermedades hasta entonces
desconocidas. Nunca mejor dicho, aquí ha habido una mala praxis y, lo que
es peor, es que no sabemos a ciencia cierta desde cuándo se viene dando
esta truculenta práctica. Pero eso es casi lo de menos. Lo relevante, lo
realmente importante es saber quiénes estaban al cabo de la calle de este
disparate que pone en el ojo del huracán a una universidad que lleva ya
varios años dilapidando su prestigio de mala manera.
Estoy convencido de que sólo con una octava parte de lo que ha sucedido en
la Complutense acaece en cualquier universidad de Estados Unidos y a día de
hoy no sólo han caído el rector, vicerrectores, decanos, vicedecanos y
profesores varios, sino que además habría penas de cárcel para los
culpables de este desastre, amén de unas cuantiosas indemnizaciones para
los familiares de esas personas que, insisto, quisieron que su cuerpo
pudiera valer para que la ciencia hallase el remedio a males que aún no han
podido combatirse por no hallar el remedio.
Sin embargo, como España es diferente, aquí nos conformaremos con unas
vagas excusas, alguna dimisión intermedia (para luego recolocarlo en otro
puesto más jugoso) y que los cuerpos queden putrefactos de por vida,
apilados en el almacén del olvido. Un ejemplo más de lo que interesa en
este país el futuro de la ciencia. Cero absoluto.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.








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