Los dolores de Cospedal

Que dice Cospedal (la del finiquito diferido de Bárcenas, ese que fue tantos años administrador y hombre de máxima confianza de su partido y que ahora es un presunto delincuente, según ella) que CC juega con fuego por pactar en las elecciones europeas con partidos soberanistas como CiU o PNV.

  Vaya, por dios, los mismos partidos con los que su queridísimo José María Aznar, el de la puerta giratoria que cobra ahora 20 veces más que cuando era presidente del Gobierno, pactó en su primera legislastura con mayoría simple, que no es lo mismo que simple mayoría.

El PP es un partido que trata de dar lecciones a los demás sobre con quiénes deben o no pactar mientras que él hace lo que le da la gana y se pasa por el arco del triunfo sus propias recomendaciones.

 En Canarias, por ejemplo, el PP estuvo pactando y gobernando muchos años con CC, pero Dolores casi no lo recuerda porque tiene ataques de amnesia parcial e interesada (finiquitada y diferida), aunque eso ocurrió hasta anteayer. De hecho, ésta es la primera legislatura en mucho tiempo en la que CC ha cambiado de compañero de baile. No sé si a Cospedal le parecerá apropiado el PSOE o creerá que es un socio demasiado soberanista, izquierdista, marxista-leninista o mediopensionista paniaguado.

 El PP es ese partido que, con tal de conservar u obtener el poder, es capaz de tildar a los socialistas de batasunos o peligrosos bolcheviques mientras que a la zorruna y por debajo de la mesa une su voto en algunos ayuntamientos a los de Bildu, Sortu o la antigua Herri Batasuna. Eso pasa actualmente en el País Vasco y Navarra, pero no se le cae la cara de vergüenza con ese discurso hipócrita y cínico al que no son ajenos otros partidos y que pretende desacreditar a sus oponentes con planteamientos que no es capaz de aplicarse a sí mismo.

 Aznar fue el que pactó con Pujol y Arzalluz para lograr el poder en la época más dura y reivindicativa de estos dirigentes nacionalistas y soberanistas, además de liberales y democristianos, por lo que no es de extrañar la convergencia con los populares. Aznar, el presidente honorario del PP, fue el que denominó Movimiento Vasco de Liberación Nacional al grupo terrorista ETA poco antes de enviar a unos delegados a sentarse a hablar con la banda. 

Ahora, la secretaria general del PP, que apenas tiene tiempo para dedicarlo a la presidencia de su comunidad castellano-manchega, intenta desde Las Palmas dar lecciones a los nacionalistas canarios en vez de preocuparse de la caja B de su partido y de Bárcenas, que por cierto ya le ha ganado algún juicio. De esto no responde porque, miedosa como su jefe Rajoy, no admite determinadas preguntas en sus comparecencias públicas.

 No es necesario que se preocupe tanto de la inexistente deriva independentista de CC. Ya CiU sabe que CC no es ni siquiera capaz de votar en el Congreso a favor de la consulta soberanista catalana. Que descuide Cospedal, que CC tiene de soberanista lo que Rajoy de Cameron, que llegó a Lanzarote en un vuelo regular de Ryanair solo con su familia y no en un avión oficial parapetado de guardaespaldas y rodeado de aduladores. 

Hay gente, la mayoría, que vive dentro de la cruda realidad, pero algunos siguen estando fuera de ella, como Cospedal, que cree en los peces de colores a pesar de su edad.